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¿QUE SERA LO QUE TIENE EL NEGRO?

Golpes contra la mafia determinan fluctuaciones en el dólar negro

11 de junio de 1984

La semana pasada el dólar negro, que hasta hace poco se comentaba apenas en voz baja, pasó a ser noticia nacional de primera exclusividad. En efecto, el país se sorprendió al enterarse, primero por los noticieros de televisión y luego por grandes periódicos, que a raíz del asesinato de Rodrigo Lara Bonilla, el dólar se había disparado hasta niveles cercanos a los 140 pesos en el mercado negro. Este impresionante desarrollo, que tiene profundas implicaciones en la economía nacional, ha cambiado de la noche a la mañana, la idea que tradicionalmente han tenido los colombianos acerca de la relación existente entre el peso y el dólar.
En la explicación de la reciente alza del "verde", como en cualquier movimiento de precios, se observa la interacción de las fuerzas de la oferta y la demanda.
Una demanda en auge
El proceso de deterioro que ha sufrido la situación cambiaría del país en los últimos dos años ha creado importantes presiones de demanda por el dólar. Al existir una conciencia mayor acerca de las dificultades del sector externo, las expectativas de devaluación se han propagado por el país entero. Las noticias económicas comentarios periodísticos y, paradójicamente, la sistemática negación de la devaluación masiva por parte del alto gobierno, han mantenido una presión constante sobre el dólar. Como lo señala un reconocido hombre de negocios, entrevistado por SEMANA: "En esto del dólar, como en todo, más vale prevenir que curar".
De hecho es difícil negar las bondades implícitas en sacar la plata del país frente a los diferenciales de inversión existentes entre Colombia y los Estados Unidos. Con el acelerado ritmo de la devaluación oficial, las crecientes tasas impositivas a nivel local y la desconfianza del público frente al sector financiero nacional, la fuga de capitales ha adquirido una lógica que se impone día a día.
Por otra parte, el precio del dólar, como se observa en la gráfica, tiende a subir en vísperas de vacaciones, épocas en las cuales se incrementa drásticamente el número de personas que salen fuera del país. Al viajar, son muchos los colombianos que aprovechan su tiempo para abrir una cuenta bancaria en Miami o Nueva York con lo cual establecen un medio de inversión a largo plazo en el exterior. Frente a este panorama, la demanda relacionada con el turismo resulta casi insignificante, pues un padre de familia, por ejemplo, que requiere de varios miles de dólares para pasar unos días en Miami con su familia puede, a la vez, estar en proceso de abrir cuantiosas inversiones en plazas extranjeras.
La situación social y política del país también impacta directamente el mercado negro, el cual responde con impresionante sensibilidad ante los menores desarrollos de la problemática nacional. Noticias acerca de secuestros, asaltos guerrilleros, aun el reciente viaje del ministro de Hacienda a Washington, crean sobresaltos notorios en la cotización del dólar.
En las semanas anteriores a la pasada elección de mitaca, por ejemplo, el dólar subió de 103 a 111 pesos motivado esencialmente por factores de incertidumbre política. Incidentes de crisis nacional, tal como el reciente asesinato del ministro de Justicia, tienen un impacto infinitamente más profundo aún; la situación que vive actualmente el país es indicio contundente en ese sentido.
El narcotráfico y la oferta
No obstante la importancia de los factores de demanda, el mercado negro del dólar es un mercado dominado por la oferta proveniente del narcotráfico y otras actividades ilícitas. Como lo señala un conocido vendedor de dólares, consultado por SEMANA: "Las Interrelaciones más fuertes que se observan en el movimiento del dólar tienen que ver, casi sin excepción, con los triunfos o descalabros de la mafia". En efecto, el impresionante volumen de dólares movido por los narcotraficantes constituye una fuerza arrolladora que condiciona, con sorpresiva facilidad, la situación del mercado negro en el país. Es así como detrás de todo movimiento significativo en el mercado se puede detectar, en descenso, una sobreoferta de dólares producida por las famosas "coronaciones" de la mafia en los Estados Unidos, o contrariamente, en alza, una escasez debida a las capturas, decomisos, y golpes asestados al narcotráfico a nivel nacional o en el exterior.
En la gráfica se puede observar este fenómeno con enorme facilidad. Entre enero y mayo de 1983 el dólar subió rápidamente hasta alcanzar los 105 pesos debido a la devaluación venezolana de febrero y la posterior devaluación del Ecuador. No obstante, a mediados del año el precio se desplomó con la misma facilidad con que se había disparado. En esos momentos circulaba el rumor de que la mafia había "coronado" en el sur de La Florida con la entrada de un cargamento evaluado por encima de los 2.000 millones de dólares. A las pocas semanas empezó a inundarse el mercado negro, lo cual se reflejó en una pronunciada caída del dólar de 104 a 81 pesos en menos de 90 días.
De igual forma, en los primeros dos meses de este año el dólar tuvo un comportamiento estable pese a una fuerte presión por el lado de la demanda. La entrada al país de varios "paquetes" grandes de dólares fue el factor que hizo posible este período de pausa en el recorrido alcista del "verde".
El descubrimiento, el 12 de marzo, del gigantesco centro de procesamiento de cocaína en el Yarí tuvo un enorme impacto. Al conocerse la noticia, el dólar tuvo un incremento sin precedentes al pasar de 113 a 120 pesos en espacio de 48 horas. La importancia de este tipo de golpes no se puede menospreciar. Como lo afirma un miembro de los cuerpos de seguridad del Estado en diálogo con SEMANA: "El desmantelamiento del Yarí representa, al menos la interrupción de un tráfico mensual hacia los Estados Unidos cercano a los 40 millones de dólares".
Los golpes asestados al narcotráfico con posterioridad a la declaratoria de Estado de Sitio más que el asesinato mismo del ministro de Justicia, son los responsables de la reciente elevación del dólar hasta los niveles más altos de su historia. La ofensiva contra los laboratorios y residencias de los mafiosos, y la huída de muchos de ellos del país, ha creado una situación en la cual la oferta ha desaparecido casi por completo. De ahí el carácter desquiciado, y el desequilibrio, que se evidencian en este momento en el mercado negro.
El camino hacia lo desconocido
Más allá del aspecto sensacionalista de la reciente alza del dólar, es claro que estas transformaciones apuntan hacia cambios de fondo a nivel de la economía del país. La inversión en dólares, tradicionalmente concebida como un recurso de seguridad, ha adquirido un carácter fuertemente especulativo y, por tanto, de alto riesgo.
En efecto, al producirse altibajos importantes de precio, y aun largos pe ríodos de estancamiento, una inversión en dólares, dependiendo del momento exacto de compra y venta, puede arrojar inmensas utilidades con la misma facilidad con que puede producir sustanciosas pérdidas.
Por otra parte, la creciente disparidad que se registra entre el dólar negro y el oficial está generando desequilibrios importantes en el panorama económico del país. En forma progresiva, esta diferenciación crea incentivos para subfacturar las exportaciones y sobrefacturar las importaciones. Uno y otro factor atentan gravemente contra el nivel de las reservas internacionales, en particular, y el bienestar del sector externo, en el sentido más amplio. Estudios recientes sobre el caso de países latinoamericanos tales como Argentina, Brasil, Uruguay y Chile indican hasta qué punto puede ser importante este factor. En esos casos se ha observado empíricamente que en situaciones en las que la diferencia entre las cotizaciones oficial y negra excedia el 20 a 25%, el gobierno se veía obligado, al cabo de unos meses, a tomar duras medidas de corrección, sobre todo en el aspecto devaluativo. La existencia en Colombia de un diferencial actual en exceso del 35% constituiría, entonces, una situación de extrema inestabilidad, al menos en términos comparativos.
Al finalizarse la semana la atención del país se centraba, con un interés inusitado, sobre los próximos movimientos del dólar negro. A pesar del alto nivel en que se está cotizando la moneda, la demanda no ha dejado de crecer, en contravía con las leyes más elementales de la economía. Por una u otra razón, las personas prefieren pagar precios exorbitantes ante el temor de mayores incrementos hacia el futuro.
La gran incógnita que rodea a los actuales compradores y vendedores, y aun a los observadores inactivos del mercado negro, consiste en saber qué comportamiento tendrá en los próximos meses. De hecho hay firmes creyentes en cada uno de tres escenarios posibles: la continuación del alza, una drástica caída o la estabilidad. En ese orden de ideas vale la pena recordar la frase célebre del economista John Kenneth Galbraith: "Sólo hay en el mundo dos personas que realmente entienden de tasas de cambio, y éstas nunca han logrado ponerse de acuerdo". En todo caso, lo único cierto es que la trajinada frase criolla en el sentido de que lo único barato en Colombia era el dólar, ha quedado sepultada en los tumultuosos y trágicos eventos que vivió el país en los últimos días.--