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Las transacciones de los clubes de fútbol para evadir impuestos

Detrás de las billonarias transacciones que mueven los clubes de fútbol y que escandalizan al mundo entero, se esconden grandes jugadas para evadir impuestos. La falta de transparencia es el lado más polémico del deporte rey.

12 de agosto de 2017

El traspaso del futbolista brasileño Neymar al Paris Saint-Germain (PSG) ha sorprendido no solo por su estrambótica cifra de 260 millones de dólares, sino por la forma en que se hizo, saltándose todas las normas tributarias y del fair play financiero.

Según la prensa especializada, el crac brasileño habría girado directamente al club Barcelona FC el pago de la rescisión del contrato, con recursos suministrados por debajo de la mesa por un fondo de Qatar, dueño del PSG. De ese modo habrían logrado evadir las regulaciones internacionales que limitan las operaciones entre clubes según el tamaño de sus ingresos y su deuda.

El costo total de la transacción de Neymar ascendería a 500 millones de dólares si a los 260 millones del traspaso se suman los 47,5 millones que recibirá el jugador por cinco años (sin contar bonos por victorias y títulos u otros pagos). Esta suma, que tiene a todo el mundo haciendo cuentas sobre lo que se podría hacer con esos montos exorbitantes, recuerda no solo los billonarios recursos que mueve el fútbol, sino cómo los grandes clubes y jugadores hacen habilidosas gambetas tributarias para evadir impuestos.

Confidencial: Cifras interesantes

Para no ir muy lejos, el argentino Lionel Messi fue condenado en mayo a 21 meses de cárcel por un fraude de 4,1 millones de euros, por no haber declarado en España los ingresos que percibió por sus derechos de imagen entre 2007 y 2009. El padre del jugador, que también es su representante, fue encontrado culpable de liderar ese fraude. Sin embargo, como la pena es inferior a dos años y ambos carecen de antecedentes, la sentencia quedó suspendida, pero el delantero del Barcelona debe pagar una multa de 2 millones de euros, y su padre otra de 1,3 millones.

Un caso similar enfrenta Cristiano Ronaldo, la estrella del Real Madrid. Las autoridades fiscales españolas acusaron al portugués de crear una empresa en las Islas Vírgenes Británicas para manejar sus derechos de imagen, pero esta los habría cedido muy pronto a dos sociedades en Irlanda que efectivamente gestionaban su relación con las grandes marcas.

Según la Justicia ibérica, esta estructura societaria en paraísos fiscales, creada en 2010, tenía el único fin de ocultar las verdaderas rentas derivadas del manejo de su imagen y defraudar en 14,7 millones de euros al fisco entre 2011 y 2014. Sin embargo, la defensa del delantero alega que no creó una estructura especial, sino que mantuvo la misma que tenía en Reino Unido cuando jugaba en el Manchester United, donde no tuvo problemas.

El caso sigue en discusión, pero FootBall Leaks, que se ha especializado en revelar los costos de los traspasos y salarios de futbolistas famosos, dice que el fraude sería mayor, que el jugador habría desviado más de 150 millones de euros por concepto de sus derechos de imagen y que en España solo ha tributado el 4 por ciento de esa suma.

Como Ronaldo es uno de los deportistas que más aparecen en campañas publicitarias, tiene decenas de miles de seguidores en las redes sociales y posee su propia marca CR7, la sanción podría ser mucho mayor que la de Messi.

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La misma situación se repite en cuanto a decenas de futbolistas como Javier Mascherano, Ángel di María, Ricardo Carvalho y Pepe, y entrenadores como José Mourinho, entre otros. Varios ya habrían pagado para regularizar su situación, y si bien el mayor número de incidentes tiene que ver con jugadores del Barcelona FC y el Real Madrid, los clubes nunca han sido señalados.

Todos estos casos tienen en común que sus protagonistas usan paraísos fiscales y empresas fachada offshore para esconder los millonarios ingresos por temas de publicidad e imagen. También crean fundaciones e inventan pagos de todo tipo, como bonificaciones, premios, primas y hasta en especie, para ocultar los verdaderos ingresos del jugador.

Otro punto en común es que Jorge Méndez y su empresa Gestifute representan a muchos de ellos. Probablemente por esto en el listado de evasores aparece también el colombiano Radamel Falcao. El jugador pagó 8,2 millones de euros de multa, pues en su paso por el Atlético de Madrid entre 2012 y 2013 habría ocultado grandes ingresos.

En el caso de Neymar no es la primera vez que lo acusan de gambetear a la regulación. Cuando el Barcelona lo compró al Santos de Brasil, se dijo, oficialmente, que había costado 57 millones de euros cuando en realidad pagó 94,8 millones. El Barcelona habría entregado el sobrecosto a una empresa constituida por Neymar y su padre. Es decir, que le pagó un valor al club y otro a la empresa de la familia (además hay acusaciones de un fondo que poseía el 40 por ciento de los derechos deportivos del jugador que fue excluido de la transacción).

En fin, las altas cifras en el fútbol han abierto la discusión sobre si son justas en una sociedad tan inequitativa y sobre los efectos en el propio fútbol, pues se podría entrar en una peligrosa burbuja de transacciones. Sin embargo, al ser el deporte más popular y con más fanáticos del mundo, habría que preguntarse también si no se requiere mayor transparencia para evitar estos temas de corrupción, evasión y hasta de lavado de dinero. El fútbol no puede seguir siendo una república independiente.

Muchos en España se preguntan si las medidas judiciales afectarán la competitividad de su liga al disminuir el atractivo del país para deportistas de alto nivel, y señalan que, por ejemplo, Ronaldo ha amenazado con irse del Madrid. Sin embargo, la hacienda española, que ha dado ejemplo de mano dura, ha dicho que las inspecciones a los futbolistas no son diferentes a las de otros negocios ni sectores.

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La jugada de Qatar

El deporte sería la estrategia para romper el aislamiento político que quieren imponerle sus rivales árabes.

La millonaria transacción de Neymar al PSG ha dado hasta para interpretaciones geopolíticas, pues muchos expertos la consideran no solo otra demostración de la fortaleza económica de Qatar, sino una estrategia para mejorar su imagen en medio de la disputa regional que vive con sus vecinos.

Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Baréin han acusado a este pequeño país de apoyar al terrorismo y han intentado aislarlo al romper las relaciones diplomáticas y al imponerle sanciones económicas.

La respuesta de este emirato de 2,6 millones de habitantes, pero rico gracias a sus reservas de gas, ha sido tratar de aumentar su influencia por medio de gigantescas inversiones internacionales en el sector inmobiliario, hotelería, industria, transporte aéreo, finanzas, medios de comunicación y el deporte. Según los expertos, el deporte permite acabar con el aislamiento político que quieren imponerle sus rivales árabes al aumentar su visibilidad y mostrar su fortaleza al mundo. El Paris Saint-Germain pertenece al fondo soberano de inversión Qatar Investment Authority (QIA), que maneja los beneficios del gas natural, el cual compró al equipo francés en 2011 por iniciativa del propio emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Thani, y a través de otro fondo, Qatar Sports Investments. El PSG por eso forma parte del imperio QIA, que además tiene en su portafolio la famosa tienda londinense Harrods, el edificio Empire State de Nueva York, la cadena Al Jazeera, la aerolínea Qatar Airways (que patrocinó al Barcelona) y posee acciones en otras aerolíneas como Iberia y British Airways, los bancos Barclays y Credit Suisse, la automotriz Volkswagen o la productora Miramax de Disney. A través de este fondo, Qatar habría hecho el pago del jugador brasileño.Qatar será sede del Mundial de Fútbol en 2022, pese a las polémicas surgidas ante las acusaciones de corrupción. Se ha hablado que este país, donde las temperaturas alcanzarán en junio, el mes del mundial, más de 50 grados Celsius, habría pagado 140 millones de euros en sobornos para conseguir la sede.