Home

Economía

Artículo

VACAS FLACAS

El fracaso de la venta de acciones del Banco Ganadero en la Bolsa de Nueva York demuestra que en este campo todavía hay mucho por aprender.

12 de diciembre de 1994

POCAS OPERACIONES HAbían despertado tanta expectativa en los medios financieros como la venta de acciones del Banco Ganadero en Wall Street. Y había razón para ello. Por una parte, era la primera compañía colombiana que lograba lo que se conoce como un registro completo en la Bolsa de Nueva York. Por otra, se trataba del intento más grande de colocación de acciones de una entidad financiera suramericana, ya que se esperaba vender acciones por un monto que oscilaba entre 150 y 180 millones de dólares.

Desafortunadamente ese ambicioso proyecto se quemó en la puerta del horno y las directivas del banco decidieron posponer la operación hasta nueva orden. Son cuatro los factores a los cuales se les puede atribuir el fracaso de la operación: el precio de la acción, la escogencia del banco líder, la venta en mercado secundario y la percepción del país.

En los documentos de registro que se presentaron a la Securities and Exchange Commision (SEC) -la Comisión de Valores- de Estados Unidos se estimó que el precio de cada una de las llamadas American Depository Shares o 'ADS's'-que representa 100 acciones ordinarias del banco- estaría entre 27 y 30 dólares. Sin embargo, ese precio fue percibido por el mercado como alto y en el momento de tomar las órdenes llegaron ofertas a 27 por un número de acciones inferior al ofrecido. Como esto implicaba un descuento del orden del 20 por ciento contra el precio en las bolsas colombianas, la decisión del banco fue la de retirar la oferta del mercado.

De acuerdo con un comisionista de bolsa consultado por SEMANA, "la posición del mercado estadounidense se puede atribuir a tres factores concretos: la percepción de que el precio local de la acción era alto, la activa intervención de Corregan (comisionista de bolsa del Banco) en la compra a lo largo del último año y el aumento permanente de la acción -que entre el fin de agosto y el de octubre pasó de 220 a 275 pesos- mientras que el resto del mercado iba para abajo".

Otro factor decisivo en el fracaso de la operación fue la escogencia del banco líder: el Internationale Nederlanden Bank o ING de Holanda. Este es un importante banco comercial, pero sin ninguna experiencia en este tipo de operación en Estados Unidos. De hecho, esta no sólo era la primera que hacía, sino que sería el beneficiario directo de los recursos obtenidos. Si bien es cierto que tenía una gran capacidad negociadora para imponerse, puesto que era el banco que había extendido el crédito puente a los accionistas locales para adquirir la participación del grupo del Banco de la Construcción de Venezuela, definitivamente su escogencia como líder fue un error. Esta decisión no logró ser neutralizada ni siquiera con la presencia de dos colíderes de primera línea internacional como Salomon Brothers y S. G Warburg. Cuando estos dos últimos, que habían asumido un papel secundario frente al ING, se dieron cuenta de la situación ya era demasiado tarde.

El tercer aspecto que afectó la operación fue el hecho de que se trataba de una emisión cuyo mayor porcentaje era de acciones de mercado secunidario. Es decir, que los fondos que se obtuvieran no iban a las arcas del banco si no a los bolsillos de sus principales accionistas, que a su vez los utilizarían para cancelar el crédito puente con el ING, por un valor cercano a los 115 millones de dólares. De otra parte, la emisión realizada por el Banco Ganadero el año pasado pudo haber saturado la demanda de los compradores institucionales con interés en ese tipo de inversión en Colombia. En un mercado con tan poca profundidad como la de los fondos de inversión de América Latina, ese era un elemento que no se podía menospreciar.

El cuarto componente es uno que está totalmente fuera del control del banco y que, paradójicamente, es el que puede tener las más graves implicaciones para el país en general: la percepción de Colombia en los mercados financieros internacionales. Contrario a lo que muchos piensan acá, el país no está tan de moda como se cree.

Las medidas iniciales del nuevo gobierno, que han generado algo de escepticismo, no han ayudado a mejorar este fenómeno. Tampoco ayudó el hecho de que se tratara de una institución financiera que, por estar ubicada en un país que se asocia con el tráfico de drogas, desafortunadamente no está libre del peligro potencial de tener problemas con el lavado de dólares.

Esa percepción del país es un tema en el cual se tendrá que trabajar. El caso del Banco Ganadero es apenas algo circunstancial y éste, bien que mal, ya puede presentar las credenciales de haber pasado por el filtro de la SEC, y tener la acción inscrita en la principal bolsa del mundo. Pero en cambio Colombia es un país con un sector financiero que no guarda proporción con la dimensión de su economía. Son varias las entidades que tendrán que salir a los mercados internacionales para conseguir los recursos que garanticen su crecimiento. Para los próximos meses se esperan emisiones de los bancos de Colombia, Bogotá, e Industrial Colombiano. Y si ese problema no está resuelto se estaría asumiendo el grave riesgo de fracasar nuevamente.