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El reciente escándalo de corrupción de la estatal Petrobras, junto con los anuncios de recorte del gasto público, normales en épocas de recesión, rebosó la copa y enardeció los ánimos en las calles. | Foto: AFP

BRASIL

Problema maior

Miles de brasileros piden la renuncia de su Presidente por los escándalos de corrupción. Mientras tanto, la economía no da señales positivas. ¿Qué viene para Dilma?

19 de marzo de 2015

La economía va muy mal y el país va peor. Ese es el sentimiento de los brasileros ante la situación de ingobernabilidad de la presidente Dilma Rousseff. Las razones son varias. Lánguidos pronósticos de crecimiento de la producción que apuntan a que en 2015 el país crecerá 0%, la sequía todavía no se acaba, la inflación sigue sobrepasando la meta del Banco Central (4,5%, con un margen de tolerancia de entre 2,5% y 6,5%), al punto que las últimas encuestas señalan que los precios crecerán por encima de 7% este año.

Sin embargo, el reciente escándalo de corrupción de la estatal Petrobras, junto con los anuncios de recorte del gasto público, normales en épocas de recesión, rebosó la copa y enardeció los ánimos en las calles, propiciando marchas en las principales ciudades del país el pasado 15 de marzo.

El malestar se origina en el gigantesco escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras, en el que cerca de 50 líderes políticos, la mayoría cercanos al Partido de los Trabajadores, el mismo de los presidentes Lulla da Silva y Rousseff, presuntamente desviaron recursos por US$4.000 millones.

Indignados


La indignación de la oposición brasilera no es un tema menor. En los 27 Estados de ese país hubo manifestaciones pidiendo la dimisión de la presidente. Un millón de personas marcharon en Sao Paulo, 45.000 en Brasilia y 25.000 en Belo Horizonte y Río de Janeiro. Estos ríos de gente ratifican el enfado con un gobierno que no precisamente llegó al poder con arrolladoras mayorías y que en la actualidad tiene un índice de aprobación inferior a 25%.

Parte de las demandas de la ciudadanía radican en que persisten dudas sobre si parte de los recursos desviados de la empresa pública contribuyeron a financiar la campaña reeleccionista de la presidente brasilera.

Ante el descontento, la reacción oficial fue defendida por el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, quien además de destacar que fue una minoría extremista de derecha la que participó en las manifestaciones, ratificó el compromiso del gobierno contra la corrupción. Por esta razón, en los próximos días se presentará ante el Congreso una serie de medidas para evitar que estos hechos no se repitan, dentro de las que se destaca la prohibición para que las empresas financien partidos políticos o candidatos en épocas electorales.

Aécio, el ganador

El derrotado candidato presidencial del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en las elecciones de octubre de 2014, Aécio Neves, no participó de la marcha, evitando que el llamado ciudadano tuviera un tinte político.

Pero desde la ventana de su apartamento en Río de Janeiro observó sonriente a la multitud vestido con la camisa verde-amarela. Por ahora, mientras la economía de Brasil esté en retroceso, los precios del petróleo en picada, se destapen nuevos detalles del escándalo de Petrobras, la acción de la petrolera siga cayendo y el gobierno siga reduciendo el gasto, el gran ganador será él.

Lo único que por ahora juega a favor de Rousseff es el mismo tema que podría favorecer a la economía colombiana: la devaluación del real brasilero.

En la medida en que se devalúe el real, se promovería la competitividad de los sectores agrícola e industrial del “maior pais do mundo”.