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Artur Mas - Presidente de Cataluña Los independentistas culpan al gobierno central del mal estado de las finanzas públicas de Cataluña. | Foto: A.F.P.

ESPAÑA

Cataluña asumirá los costos de su separación con España

Pese a que los independentistas ganaron las elecciones regionales en Cataluña, los mercados le dan pocas probabilidades a su separación de España, debido a los altos costos económicos de esa decisión.

30 de septiembre de 2015

Ser la comunidad autónoma que más aporta al PIB español, con casi 20%, y la segunda en población, con 7,5 millones de habitantes, son algunos de los argumentos que están en medio de la campaña que busca separar a Cataluña de España.

Obviamente las motivaciones son culturales y tienen que ver con la relación de esta región con el gobierno central de Madrid, al que culpan de no darles la importancia y la autonomía que se merecen. Sin embargo, los asuntos económicos han sido y siguen siendo preponderantes en este debate.

Cataluña es la cuarta comunidad con una mayor renta per cápita, explica el diario Cinco Días. En 2014, su PIB per cápita alcanzó los 26.996 euros, 18,5% más que la media española. Esta diferencia se agrandó durante la crisis económica, en parte porque Cataluña cuenta con más industria que el resto del país, lo que la vuelve más competitiva y con mayor capacidad para enfrentar los momentos de desaceleración económica.

La industria catalana, sin contabilizar la construcción, equivale a 16,1% de su PIB, frente al 12% de la media nacional.
Así mismo, su tasa de desempleo está por debajo de la de todo el país. En el segundo trimestre estaba en 19,21%, frente a 22,4% del total español. No obstante, no es una de las más bajas del país e implica un reto para la recuperación de su economía, pues rebajarla de casi 20% es muy difícil y lo sería aún más si se separa de España.

Las elecciones regionales para el parlamento catalán, que se realizaron el 27 de septiembre, dejaron en claro que los separatistas tienen un marcado apoyo, pero no el de la mayoría calificada (más de 50%), que según los analistas no respalda la secesión por las implicaciones que esta tendría en lo económico y lo social.

La consecuencia más grave sería su salida de la Unión Europea, pues como país independiente tendría que volver a negociar su adhesión. Esto además implicaría abandonar el euro y crear una nueva moneda y su respectivo banco central. Este panorama no les gusta a los empresarios, que ante la expectativa de ya no formar parte del bloque comunitario han empezado a mover sus fábricas hacia otras zonas de España.

Además, un documento del Ministerio de Hacienda español advierte que una Cataluña separada no podría hacer frente a las pensiones, no tendría becas para sus estudiantes e, incluso, tendría problemas para su abastecimiento energético.

Una secuela adicional, se sentiría en el fútbol, pues el equipo Barcelona FC no podría jugar en la liga española.

Sin consenso

De los 135 escaños que fueron elegidos para el parlamento catalán, los partidos separatistas Junts pel Sí y la CUP se quedaron con 72, pero con esto no lograron rebasar el 50% de los votos, lo que le restó fuerza a las posibilidades de una secesión. De hecho, tras conocerse los resultados de los comicios, los principales bancos de inversión del mundo empezaron a emitir sus opiniones, en las que sostienen que por ahora no ven factible la separación.

En Barclays piensan que la independencia es poco probable por los elevados costos que implicaría para Cataluña y porque esperan que la región consiga concesiones del Gobierno central después de las elecciones generales del 20 de diciembre. Así mismo, señalan que al no tener más de 50% de los votos los separatistas no van a conseguir aprobar medidas como una posible declaración unilateral de independencia.

“Los mercados no han percibido la separación como un riesgo real. Sin embargo, en los últimos meses han exigido un mayor pago de intereses a los bonos españoles que a los italianos, a pesar de que los resultados macroeconómicos de España son mejores. Esto implica que, sí hay algo de preocupación política en los mercados frente a este país, tanto en el nivel regional (por los independentistas en Cataluña), como a nivel general (con la izquierda radical Podemos, que ya se ubica tercera en las encuestas después del Partido Popular –PP– y del PSOE)”, sostiene el informe de Barclays.

En JP Morgan, por su parte, destacan que tras las elecciones catalanas se evitó el escenario de más tensión (un triunfo en votos y escaños de los independentistas), pero que de ahora en adelante será difícil predecir lo que ocurrirá. “Esperamos que el conflicto entre Cataluña y el gobierno central no pierda intensidad. La postura del Ejecutivo que surja de las generales de diciembre será crucial”, indican.

En su opinión, será necesaria una concesión a Cataluña para que mejore su posición en España, donde se incluya un sistema de financiación más ventajoso para la región.

Cinco Días señala además que la deuda pública de Cataluña suma 66.813 millones de euros, el equivalente a 32,8% de su PIB. Esto la convierte en la tercera comunidad con un mayor nivel de deuda. Igualmente, tiene un déficit en sus cuentas públicas de 2,58% de su PIB.

Así, solo la región de Murcia los supera con un mayor hueco fiscal e implica para Cataluña el incumplimiento de déficit público que exige el Ministerio de Hacienda, que es de 1%, justo en momentos en que el país se está apretando el cinturón para superar la crisis y cumplir con los compromisos adquiridos en la Unión Europea.

El gobierno catalán, conocido como la Generalitat, atribuye la mala situación de sus finanzas públicas al hecho de que debe aportar más a la caja común del país de lo que recibe de ella. Esto ha hecho que la región lleve tres años sin capacidad para acudir a los mercados y, por ende, que solo se pueda financiar con préstamos estatales.

Por ahora, las aspiraciones independentistas de Cataluña parecen estar en pausa, pero eso no implica que hayan desaparecido y su evolución no solo será clave para España, sino para la Unión Europea, cuyas autoridades cada vez más tienen que hacer esfuerzos para mantenerse unidos.