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Juan Lucas Restrepo, director de Corpoica / En 2017, Corpoica registró ingresos operacionales por $197.861 millones. | Foto: fotografía: PEDRO BAUTE

AGRO

Corpoica logró que campesinos tuvieran excedentes económicos

Corpoica ha sido artífice de un cambio en el agro. Logró que campesinos que adoptaron tecnología tuvieran excedentes económicos por $312.000 millones.

12 de abril de 2018

Hace unos años, cultivar algodón en Cereté (Córdoba) era un buen negocio para los campesinos de la región, que sembraban aproximadamente 30.000 hectáreas de este producto que, junto con el maíz, se convirtió en una fuente económica importante para los agricultores de la zona.

Hoy la situación es otra. Solamente se siembran 3.000 hectáreas de algodón y los cultivos de maíz también han caído por falta de demanda, lo cual ha generado pérdidas significativas para los campesinos de esta población cordobesa.

Esta problemática hizo que los productores pensaran en otras alternativas que tuvieran demanda en el mercado. Fue así como le apostaron al cultivo de batata o “papa dulce”, un alimento que se caracteriza por su alto contenido nutricional y diversidad genética.

Eladio Luna, productor de batata en Cereté, cuenta que comenzó a cultivar este producto hace 4 años, buscando opciones distintas y que, con ayuda de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), se capacitó en todo lo concerniente a este cultivo.

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La entidad trajo a Colombia a un especialista de Estados Unidos, quien habló a los campesinos de la región sobre las ventajas de sembrar batata en un país como este (tan diverso en climas) y el gran potencial exportador del cultivo. Además, le suministró al productor semilla y material vegetal, con lo cual inició su nueva aventura, en la que por cierto le ha ido muy bien.

El año pasado exportó su primer contenedor de 22 toneladas de batata a Holanda y actualmente tiene sembradas 70 hectáreas en Cereté y San Carlos (Córdoba). Pero sus proyectos no paran ahí: el objetivo es llegar a Rusia y Dubái, entre otros, en los que hay gran demanda del producto. No obstante, sostiene que para esto es necesario estructurar el canal de comercialización del producto, lo que lo motivó a solicitarle apalancamiento al gobierno nacional.

Desde 2017, los productores de Córdoba, y también de Sucre, cuentan con dos variedades de semillas de batata de pulpa naranja suministradas por Corpoica: Aurora y Ambarina, aptas para consumo humano y animal, ya sea en fresco o en harinas biofortificadas. Se caracterizan por su alto contenido de caroteno, buena concentración de antioxidantes y por poseer un almidón muy fino.

El año pasado se cosecharon 237 hectáreas de estas dos variedades, principalmente en estos departamentos y se sembraron unas 103 hectáreas adicionales. Según datos de Corpoica, el rendimiento alcanzado por dichas variedades fue de 27 toneladas por hectárea, cifra superior a la de la batata criolla, que se encuentra en la región (6 toneladas por hectárea).

Foto: La batata o papa dulce se caracteriza por su alto contenido nutricional.

En general, el beneficio económico adicional para los productores que se obtuvo en 2017 por el uso de esta tecnología se estima en $199 millones.

En cuanto al impacto social de la adopción de este tipo de semillas de batata, se destaca la contribución a la seguridad alimentaria de comunidades locales, gracias a su calidad nutricional. Aunque cerca de 80% de la cosecha se exportó, el resto se comercializó para consumo humano en mercados de Sincelejo, Cartagena, Sahagún y Cereté, entre otros.

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Campesinos rentables

El director de Corpoica, Juan Lucas Restrepo, afirma que el caso de la batata no es el único de éxito en materia de acompañamiento tecnológico y científico que la entidad hace a los campesinos colombianos.

Sostiene que la corporación lleva casi cinco años desarrollando un proyecto con aliados estratégicos, como la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), su par en Brasil, con el Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat) y algunas universidades colombianas, actores que junto con la entidad han sido artífices de un cambio profundo en el sector agropecuario colombiano.

Como resultado de este trabajo, la corporación seleccionó una muestra de 23 ofertas tecnológicas que fueron entregadas y adoptadas por los productores agropecuarios. Esto significó $312.000 millones de excedentes económicos en 2017 para los campesinos colombianos que adoptaron una semilla, una tecnología en particular o una recomendación técnica de Corpoica.

La selección de estas más de 20 ofertas está representada en nuevas variedades, material genético animal, recomendaciones tecnológicas, manejo integrado de plagas y diseño de equipos para mejorar la eficiencia en los procesos agroindustriales, entre otros.

Están siendo aplicadas en diversos sistemas productivos de frutales, hortalizas, cacao, cultivos permanentes, tubérculos, cultivos transitorios como caña y soya y en ganadería en las distintas regiones del país.

“A partir de este momento nos debemos seguir retando con la generación de nueva oferta tecnológica de alto valor desarrollada con rigor y calidad científica, que responda de manera pertinente a las necesidades reales del productor y que sea de fácil acceso”, dice Restrepo.

Sin embargo, no todo es color de rosa para esta entidad, que en 2017 registró ingresos operacionales por $197.861 millones. En este sentido, Restrepo asegura que, aunque la corporación cuenta con 800 científicos, de los cuales 140 son PhD, los investigadores no son suficientes. “Estamos más o menos en la mitad de la masa crítica que debe tener Corpoica”.

Países como Brasil cuentan con más de 10.000 científicos, de los cuales 1.300 son PhD. El objetivo, dice el directivo, es que en 2028 Colombia tenga, por lo menos, 1.500 científicos y un alto porcentaje con doctorado.

Para esto, Corpoica requiere de más presupuesto, por lo cual solicitó al Ministerio de Hacienda una partida de $250.000 millones. El año pasado le asignaron $200.000 millones.

Es fundamental que el nuevo gobierno le apueste a una mayor inversión en ciencia y tecnología para el campo colombiano, que cuenta con gran potencial y oportunidades en materia de productos, no solamente para el consumo interno, sino también para el mercado externo.

La meta es contribuir a un cambio técnico para mejorar la productividad del sector.

Cambio en la tendencia

El director de Corpoica, Juan Lucas Restrepo, dice que después de muchos años Colombia vuelve a tener un peso importante en materia de capacidad científica para el sector agropecuario.

Sin embargo, sostiene que aún el país está rezagado.

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La incorporación de nueva tecnología en el agro colombiano se ha incrementado, pero hasta ahora estamos viendo ese cambio de tendencia”, agrega.Afirma que el objetivo es que al cierre del próximo gobierno la entidad cuente con $400.000 millones en transferencias de la nación, más $100.000 millones que Corpoica podría apalancar, todo para investigación, transferencia y gestión de conocimiento.Una de las metas de la corporación a 2028 es llegar con oferta a 22% del área cultivada y a 38% de la ganadería del país, para lo cual pone a disposición del sector una serie de productos tecnológicos.