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INFORME

El impacto psicosocial de los niños víctimas del conflicto

Los niños que recién se desvincularon de las FARC pueden presentar alteraciones del pensamiento, retraimiento, ansiedad, depresión, problemas de conducta, de atención y concentración.

25 de octubre de 2016

La población infantil ha sido la principal víctima del conflicto armado en Colombia. Según la Fundación Plan, la guerra ha dejado 2.300.000 niños y adolescentes víctimas. Para la Unidad de Víctimas la cifra asciende a 2.500.000. Por su parte, el ICBF ha atendido desde 1999 hasta 2016 alrededor de 6.000 menores que han sobrevivido al reclutamiento forzado de los grupos armados. De ellos, se calcula que el 60% salieron de las Farc.

Otros indicadores de la Defensoría del Pueblo señalan que, al parecer, entre los grupos guerrilleros, paramilitares y de organizaciones dedicadas al narcotráfico aún hay reclutados más 10.000 niños y adolescentes. Estos menores, en su mayoría, nacieron en los departamentos de Antioquia, Caquetá, Meta, Cauca y Tolima.

Paranoia, retroceso en el aprendizaje, temor a bañarse o vestirse solo, juegos violentos, incontinencia, insomnio, pesadillas, apatía y agresividad, son las principales manifestaciones que presentan los menores afectados por la violencia. Para Nira Kaplansky, experta en trauma y resiliencia de niños víctimas del conflicto armado palestino – israelí, entre el 85 y el 90% de los pequeños suelen sufrir una o dos de estas reacciones y entre el 10 y el 15% más de tres.

En este panorama, según un estudio del ICBF, elaborado en conjunto con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Unicef y la Embajada de Suecia los más afectados son menores que están entre los 13 y 18 años. La investigación, en la que se consultaron a 1.666 menores con edades entre los 8 y 18 años, revela que 521 víctimas directas del conflicto armado han sido niños y 457 niñas, con un nivel de escolaridad promedio de quinto de primaria.

Por tipo de exposición, los principales hechos victimizantes que encontró la investigación fueron: por desplazamiento 336 niños, desvinculados de los grupos ilegales 238, huérfanos 380, víctimas de minas antipersonal 20, víctimas por abuso sexual 9 y víctimas por secuestro 3.

Entre las principales afectaciones psicosociales que presentan los niños desvinculados de los grupos criminales, se destacan alteraciones del pensamiento, retraimiento, ansiedad y depresión, problemas de conducta, problemas sociales, problemas de atención y de concentración. Por otro lado, en aquellos que fueron desplazados por la violencia, se encontraron problemas de salud mental asociados con retraimiento, ansiedad, problemas sociales y traumas.

Según datos del ICBF, aproximadamente 20.200 menores fueron desplazados de sus territorios por culpa de la violencia armada. Los departamentos que históricamente han presentado mayores índices por este fenómeno social, son: Antioquia con 2.062 niños, Bolívar con 1.911; Tolima con 1.819; Caquetá con 1.502; Nariño con 1.279; Cauca con 1.222 y Magdalena con 1.209 menores.

En cuanto a la edad de reclutamiento, el promedio fue de 13,5 años y se desvincularon, en su mayoría, a los 17. Actualmente estos menores pueden tener, según el Instituto, entre 11 y 32 años. Con relación a su nivel de escolaridad, el 73% no ha terminado la primaria y sólo el 0,6% se graduó de bachillerato.

Otros indicadores señalan que el 17% de las niñas desvinculadas de los grupos ilegales tenían hijos o estaban embarazadas al momento de su salida.

Respecto a los menores que han perdido a ambos padres por el conflicto armado, el ICBF ha atendido a cerca de 500 niños en esta situación. La mayoría de estos menores nacieron en los departamentos de Nariño, Casanare, Chocó y Antioquia.

Por secuestro, según la base de datos del Ministerio de Defensa, más de 2.500 secuestros se presentaron en niños y adolescentes en medio del conflicto. Las víctimas de este delito fueron menores de 1 año con mayor frecuencia, seguido por adolescentes de 17 años.

En cuanto a minas antipersona, el ICBF ha atendido en los últimos años a 88 menores; en su mayoría hombres (68%) con un promedio de edad de 14 años de edad.

Entre los municipios en donde históricamente han caído heridos menores de edad por este delito, se destacan: Tame, Granada, Vista Hermosa, Chaparral, Puerto Rondón, San Francisco, Tarazá, San Luis, Argelia, Cocorná, Ituango, Rioblanco, Toribío, Valdivia y Zaragoza.

En cuanto a la incógnita de saber si estos menores podrán superar estos traumas, según Kaplansky, los más pequeños están en la capacidad de reprimir más rápido que los adultos la presencia de traumas o miedos. “Por su imaginación disminuyen la sensación de impotencia y amenaza”, explica. Generalmente los niños que han sido afectados directamente por la violencia vuelven a su vida normal en seis meses. Si no reciben tratamiento pueden quedar con secuelas para toda su vida. “El 90% se recupera por sí mismo con el tiempo, siempre y cuando el conflicto se haya resuelto o pasado a planos diplomáticos. Solo el 10% queda con síntomas que necesitan intervención psicológica”, añade.

Para responder a esta problemática, la Universidad de La Sabana organiza el VI Congreso Internacional de Pedagogía e Infancia: Construcción de Paz desde la Primera Infancia, que se llevará a cabo el próximo 3 de noviembre en el que se presentarán los informes más recientes que revelan cuál ha sido el impacto social y psicológico que han tenido los niños como consecuencia de la violencia armada.