EL ESCRIBIDOR

Germán Vargas Cantillo desde su refugio en las instalaciones de El Heraldo, en Barranquilla, de una manera discreta y sabía, con su sonrisa eterna y su pelo muy blanco y sus guayaberas, sigue siendo el maestro, el orientador de varias generaciones de colombianos que escriben y leen. Responsable de numerosas antologías, viajero incansable (acaba de repetir su ritual de asistir a la reunion de los colombianistas norteamericanos en Kansas), jurado de la mayoría de concursos que se realizan en este país, lector de pilas y pilas de manuscritos que le llegan a su fresco apartamento en medio de matarratones, corresponsal que recibe libros insospechados de pequeños países donde todos los días se combate y se escribe con pasion, analista insomne de cuanto autor despunte en los sitios mas apartados de Colombia, este hombre --uno de los contados amigos de Garcia Marquez de la época anterior a la fama y a "Cien años de soledad"--es otra vez noticia porque su nombre esta ligado a dos modestas pero utiles publicaciones de Pijao Editores, una empresa que encabezan dos excelentes narradores, como son Ben Hur Sánchez y Jorge Eliecer Pardo.
La una, es la antología "La violencia diez veces contada", con prologo y selección de Vargas Cantillo, quien analiza el fenomeno de la violencia política y militar en Colombia, especialmente en tierras del Tolima, e incluye muestras de autores como German Santamaria, Jorge Eliecer Pardo, Alvaro Hernandez, Carlos Orlando Pardo, Policarpo Varon, Hugo Ruiz, Hector Sanchez, Humberto Tafur, Eutiquio Leal (a quien Plaza & Janés le ha reeditado su novela sobre el pescador que pierde el otro brazo) y Eduardo Santa. Es una muestra significativa, enriquecida por el prologo de Vargas.

El otro libro es emocionante. Una antologia de los centenares de textos publicados en El Heraldo, en su columna "Ventana al mar", que sale todos los días en la página editorial, y en su sección del Magazin de los domingos. Son textos escritos con alegría, sabiduria, ternura y complicidad con ese lector que regresa ahora a estos trabajos lúcidos. Hay cronicas de viajes por Europa, la Nicaragua sandinista, los escritores cubanos, los colombianistas norteamericanos, las raices de personajes y temas en Garcia Marquez (un escritor al que conoce muy bien, quizás demasiado), el descubrimiento del Sur profundo en Estados Unidos, los pintores propios y extraños, los escritores jovenes que le envian sus modestas obras, los consagrados sus brillantes libros y asi sucesivamente. El lector se topa con una variedad de temas y personajes que, obviamente, no obedece a una seleccion rigurosa.

Estos "Textos" tienen dos defectos muy serios: la ausencia de un indice (aunque el material esta agrupado supuestamente por temas), y la carencia de fechas que orienten al lector para comprender mejor, por ejemplo, el alcance de su nota sobre la aparición de "Cien años de soledad", escrita antes de su salida al publico, con base en la lectura de los originales y cuando nadie sospechaba el cataclismo que se produciría en ese 1967. Como en tantas ocasiones, con otros autores, con otros libros, Vargas no se equivocaría, ejercería su acostumbrada y pacifica lúcidez.-