Elogio del pesimismo
Pesimismo es latendencia a considerar el lado desfavorable. Se trata de un sistema lógico, yhasta filosófico, que exalta la mayor imperfección posible en el universo. Entodo caso, es un hábito de pensamiento que pretende anticipar todo desenlacenegativo. Y que según me hizo reflexionar mi hermano, un célebre anestesiólogo quientrabaja en la ciudad costera de Swansea en Gales, se trata de otro rasgocerebral forjado por la selección natural, puesto que considerar así el mundo aumentó la probabilidadde sobrevivir, pues llevaba a los cultores de este raciocinio a obrar concautela, a afrontar la adversidad estratégicamente; mientras los optimistas,confiados morían con mayor frecuencia ante los depredadores y los caprichos dela naturaleza.
Así que el pesimismotiene ventajas, y es útil. En tiempos más recientes se me ocurre el ejemplo de HernánCortés (1485-1547). El conquistador del imperio azteca, hijo de un hidalgoextremeño, y primo de Francisco Pizarro (1476-1541), quien a su vez dirigió la dominaciónde los incas. Cortés zarpó desde Cuba en once barcos que luego llegaron aCozumel, y posteriormente a la península de Yucatán, donde en medio deconflictos con los aborígenes que habitaban en la región y con sus hombres, quienesse amotinaron, decidió inutilizar sus naves mediante una combinación de técnicas llamadas barrenado, es decir encallarlosy perforar sus cascos, sin embargo para los fines románticos de la historia, este episodio se transformó en que los quemó,originando esa expresión que pasó a la posteridad como una metáfora quesignifica tomar una decisión dispuesto a asumir sus consecuencias impredeciblesante la incertidumbre que las fuerzas del destino implican. Y a Cortés lefuncionó el pesimismo: mediante su despliegue de poder y bizarría controló ladisidencia entre sus huestes, quienes se aconductaron bajo su mando y marcharondisciplinados por el territorio mejicano sometiendo pueblos y al imperador Moctezuma II, hasta que finalmentellegaron a la península de Baja California.
Entonces se trata de una medida para controlar elfuturo prediciéndolo basándose en percepciones e interpretaciones para valorar elriesgo potencial. Así, el pasado, la experiencia, la historia, son elementoscruciales para optar por una u otra alternativa. Además, es el área más propicia para la ciencia,al ofrecer herramientas de reflexión controlando la subjetividad con laintención de anticipar desenlaces. Incluso existen modelos matemáticos paratomar decisiones con base en algoritmos. Sin embargo, ninguno es perfecto. Los acontecimientosinciertos siguen su propio rumbo, sin intensiones de que los hombres losadivinen. Como en el caso de la meteorología y la vulcanología, disciplinasfuertemente rigurosas y llenas de tecnología e incertidumbre. O en el camposocial, quién podría prever que un ataque terrorista dirigido por Osama BinLaden el 11 de septiembre de 2001 destruyera las Torres Gemelas en Nueva York yparte del Pentágono en Washington DC, con hondas y largas implicaciones. Asíque basarse en el pasado, en lo conocido, para pronosticar, funciona en granmedida con la suposición de que las circunstancias se presentan en repeticionesque las haces predecibles, como lo expresa el Eclesiastés (1.9): “¿Qué es lo que fue? Lomismo será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará, pues nada haynuevo debajo el sol”.
Pero en el vivir corriente, la mayoría de las veces se elige intuitivamente, con sentido común, y en ocasiones funcionan bien las cosas. Este argumento me consuela para el caso del libro que estoy próximo a publicar: se titulará "Loshombres también pueden amar", y se trata de una colección de diez y ochocuentos esperanzados para adultos, sobre distintas maneras de estar juntos enpareja y a largo plazo. Solo sé que Pura Vida, este blog, cuenta con lectoresque lo disfrutan, pero ese volumen es mi primera incursión literaria, así que lazozobra es completa. No tengo antecedentes con qué predecir el futuro, así quela ansiedad es grande unas pocas semanas antes de su lanzamiento. Sin embargo,tampoco es motivo para abortar el proyecto, es decir elpesimismo no es un argumento suficiente para dejar de realizarlo, es tan solouna reflexión que me prepara para un final inesperado que me exigela necesidad de planear una alternativa en caso de que triunfe la fatalidad.
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Así que descubrir ytolerar que el mundo con sus pobladores en nada se parecen a lo que imaginamos,es un logro del desarrollo psicológico. Y a mi manera de ver las cosas,probablemente sea uno de los hallazgos más interesantes que la experienciaaporta, puesto que a diario revela cómo la realidad siempre será más rica que lafantasía.