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"AQUI NO HAY TREGUA"

Habla el gobernador del Valle.

8 de julio de 1985

SEMANA entrevista a Jorge Herrera, gobernador del Valle, sobre la difícil situación de orden público en su departamento.
SEMANA: Gobernador, hay una sensación generalizada entre la gente del Valle, y es la de que el departamento está en guerra. ¿Qué es lo que pasa?
JORGE HERRERA: Mire, al resto del país le pasa lo que a los que se sientan a ver una película de guerra por televisión, que se horrorizan. Eso sucede porque en otras ciudades no han vivido lo que hemos vivido en Cali: las expresiones y consecuencias concretas de la convivencia con la guerrilla durante este intento de lograr la apertura política. No saben lo que es convivir masivamente con la guerrilla dentro de las ciudades. Y esto es explosivo. Es explosivo manejar simultáneamente encuentros armados en zonas muy próximas a la ciudad y, al mismo tiempo, grupos que dentro de la ciudad se mueven pacíficamente. El gobierno estableció en el país mecanismos para encontrar una paz definitiva, pero aquí estos mecanismos no se han podido dar, no operan. Aquí no hay tregua. Ha habido días de paz, intercalados con grandes períodos de enfrentamiento.
S.: Pero el problema parece haberse extendido más allá del Ejército y la guerrilla, porque ha habido desaparecidos, manifestaciones de mujeres disueltas a bala. Ayer mismo, un muchacho de secundaria fue muerto de un tiro por un policía, según dicen los testigos...
J.H.: Mire, no es fácil mantener claras las reglas del juego dentro de una situación doble como la que mantiene la guerrilla. No es fácil para las Fuerzas Armadas que tienen que enfrentar a los alzados en armas en la montaña, y respetarlos en la ciudad en aras a la apertura política. Es atroz que haya muerto ese muchacho. Pero hace parte del mismo cuadro: se están creando dentro de los colegios situaciones totalmente ilegales, donde muchachos encapuchados retan abiertamente el orden. Es lo mismo que la muerte de los dos sacerdotes, o que la protesta de la gente porque le ponen retenes... Pero la ciudadanía exige, a gritos, seguridad y eso no se les puede negar. ¿Quiénes, si no son las Fuerzas Armadas, pueden ofrecer seguridad? Y ofrecer esa seguridad, en una situación tan crítica como ésta, implica grandes riesgos. Cuando el desafío a la autoridad asume características tan violentas, ¿cómo garantizar que, al controlarlo, no suceda este tipo de hechos?
S.: ¿Qué opina de los famosos campamentos urbanos del M-19?
J.H.: Se ha dicho que en ellos se imparte instrucción militar. Que yo sepa, allí se hacen ejercicios como los del Ejército, se dan órdenes y voces de corte militar. Obviamente, hacer ejercicios y dar órdenes no está prohibido, eso no es delito. Pero volvemos a colocarnos sobre el filo en ese terreno tan difícil, donde ya no se sabe qué es legal y qué es ilegal. Los allanamientos se justifican en busca de armas y, que yo sepa, en esos campamentos urbanos no se han encontrado. No hay ninguna evidencia de que en esos lugares haya armas. Pero al mismo tiempo han encontrado, en otro punto del Valle, una especie de fábrica de granadas. No crea que se trata de una industria artesanal, casera, como la que hemos visto muchas veces. Yo mismo vi esto: está hecho con buena tecnología de manera muy programáda. Hay algunas 200 granadas ya terminadas, pero lo grave es que estaban todos los elementos para seguir la producción en serie. ¿Que todo aquello iba para los campamentos? Decirlo sería especular sin ninguna prueba, pero donde quiera que se fueran a utilizar, no era para hacer la paz, sino para generar un tipo de enfrentamientos de mayor gravedad y distinto a cualquier cosa que hayamos vivido.
S.: Otro comentario muy extendido es el de que el Valle tiene en realidad dos gobernadores, uno bueno y otro malo, Jorge Herrera y el general Molano...
J.H.: Eso lo dicen porque aunque la custodia del orden público le corresponde al gobierno, sienten mucho la presencia del Ejército y de la Policía. Y no puede ser de otra manera, porque quiénes si no ellos pueden garantizar la seguridad en una situación tan fuera de lo normal como es ésta. Evidentemente yo me mantengo en permanente contacto con los dos jefes de las dos fuerzas, pero ya lo que hace al manejo práctico, a lo específico de cada una de las acciones que ejecutan, es asunto que les compete a ellos.
S.: ¿Hay mucha alarma entre los industriales y los ganaderos del Valle?
J.H.: Es que el desarrollo es, además de todo, un determinado clima psicológico. ¿Quién se le mide con entusiasmo a la llamada aventura del desarrollo, cuando lo que se vive todos los días es la inseguridad presente y la incertidumbre futura?
S.: Dentro de este panorama, ¿qué balance hace usted de su gestión?
J.H.: Definitivamente el Valle ha vivido un mejoramiento enorme en la parte fiscal y administrativa. Uno como persona, como profesional, puede sentirse apto para el manejo administrativo, pero ante semejante situación social y política, lo único que puede poner es sentido común y buena voluntad. Porque, quien hay que haya pasado por una situación similar, ¿puede decir que tiene suficiente experiencia para manejarla?