De izquierda a derecha: La estudiante Sofía López Soto (de pie), su compañera Ana Sofía Mesa Cardona (sentada) y la rectora del colegio, Esperanza Rivas. En esta institución consideran que la virtualidad, con todo y sus defectos, les ha servido a los niños para que desde pequeños aprendan de sistemas.
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La virtualidad se convirtió en un buen entrenamiento para los estudiantes

El Colegio Bilingüe Diana Oese ocupó el cuarto lugar entre los mejores colegios del país, según la medición anual la revista Dinero. Sus directivas aprendieron a verle la cara positiva a la nueva realidad.

27 de marzo de 2021

Luego de 36 años realizando ceremonias de grado muy emotivas, la institución caleña Colegio Bilingüe Diana Oese debió hacer la de 2020 en formato virtual. Los estudiantes, con algo de nostalgia, no se despidieron por completo del Colegio, pues pese a que se graduaron a mitad de año y a que ya estaban en la universidad, cumplieron con el compromiso de presentar las pruebas de Estado en octubre.

“Fue un milagro que se presentaran 54, yo pensaba que por mucho iban a ir diez. Lo que demostró esa situación es que la preparación para estos exámenes no se hace ni seis meses, ni un año antes, sino que es un proceso que inicia desde preescolar, dice Esperanza Rivas, rectora del Colegio.

En este caso, esa preparación no es solo académica; el Colegio también enfatiza mucho en valores y disciplina. Al final, buscan formar a los alumnos para que sean buenos ciudadanos por convicción.

De acuerdo con la rectora, la virtualidad, con todo y sus defectos, les ha servido a los niños para que desde pequeños, incluso desde los 4 años, aprendan de sistemas, ya que es un hecho que a futuro todos los ambientes educativos se van a desarrollar con tecnología. A los jóvenes de educación media, las clases virtuales les han ayudado a entrenarse para su paso a la universidad y su ingreso a la vida laboral, en la que las habilidades digitales serán una obligación.

Rivas confiesa que, inicialmente, tuvo temores por el regreso a la presencialidad, pues le preocupaba la salud de profesores y estudiantes. No obstante, al ver la manera en que retornaron los niños, quienes están muy comprometidos con su cuidado personal, recuperó la confianza. No duda en aconsejarles a todos los padres que envíen a sus hijos, cuya felicidad en el entorno escolar es más que evidente.