Municipio de Pailitas, Cesar.
Especiales Semana

El notario que nunca renunció a sus principios

En la época donde los paramilitares sometieron al departamento del Cesar, el único notario que tenía Pailitas se negó a servirles de instrumento para falsificar títulos de propiedad y motivar la venta forzada de predios.

23 de noviembre de 2020
Bendita pandemia

Verdad con justicia

En la época donde los paramilitares sometieron al departamento del Cesar, el único notario que tenía Pailitas se negó a servirles de instrumento para falsificar títulos de propiedad y motivar la venta forzada de predios.

En el municipio de Pailitas, Cesar, hicieron presencia las Farc y el Eln, a partir de los 80, y los paramilitares, desde mediados de la década de 1990, cuando conformaron grupos de autodefensas promovidos por ganaderos y hacendados que estaban siendo extorsionados por la guerrilla, y que confluyeron posteriormente en las Autodefensas del Sur del Cesar y en los frentes Héctor Julio Peinado y Resistencia Motilona de las Auc.

Los paramilitares cometieron hechos de violencia contra la población, entre los que se cuentan amenazas, desplazamientos forzados, desapariciones y asesinatos selectivos que tenían como propósito someter a la población para controlarla, lo cual implicó también el despojo de predios y comercios para aumentar sus recursos.

“Su único pecado fue ser honesto”

Álvaro Miranda, sobre su hermano Héctor

En el 2001, el frente paramilitar Resistencia Motilona convocó a una reunión a todos los notarios del departamento del Cesar, y les indicó que debían cooperar con sus intereses. Buscaban amedrentar a las instancias judiciales para que falsificaran títulos de propiedad y los ayudaran a motivar la venta forzada de predios.

Álvaro Miranda Quimbaya, hermano del entonces notario único de Pailitas, Héctor Miranda, lo narra: “El día de la reunión a la que tuvieron que ir los notarios, porque fueron forzados a ir, mi hermano y el notario de San Diego –población del norte del Cesar– fueron los únicos que tuvieron el valor de pararse y decir que no estaban de acuerdo y que no estaban dispuestos a colaborar”. Ahí comenzó su calvario. Caso contrario ocurrió con el notario de San Diego, que apenas regresó de la reunión renunció al cargo y se fue a otro lugar (tomado de Verdad Abierta).

Pero las presiones pronto se transformaron en violencia y ataques directos, cuando los funcionarios no cedían ante los intereses de los paramilitares. Así se evidenció el 18 de octubre de 2002, cuando dos hombres llegaron al despacho del notario Héctor Miranda y lo asesinaron.

“A Héctor comenzaron a apretarlo y a apretarlo, y él a resistirse. Ese fue su único pecado: ser honesto”, comentó Álvaro Miranda (tomado de Verdad Abierta).

Lo mismo ocurrió con el entonces alcalde de Pailitas, Joel Rincón, quien también se había opuesto a cooperar con el grupo paramilitar. En noviembre de 2000, fue asesinado en zona rural de La Vega, a dos horas de Pailitas.

Después de la muerte del notario Miranda, su hermano Álvaro fue desplazado por amenazas de los grupos paramilitares. Unos años después, regresó a la zona para buscar justicia y esclarecer los acontecimientos con el fin de dejar en alto el nombre de su hermano, como se lo merecía.

Lo más importante, dice Álvaro, es “que se dignifique (el nombre de Héctor), que no quede como si hubieran matado a un animal; que la verdad triunfe sobre la mentira y la justicia venza la injusticia; que el Estado le dé efectividad a la Ley 1448, a la no repetición, porque el paramilitarismo fue un edificio de tres plantas: en la primera están los sicarios, en la segunda está la sociedad civil, que los financiaba y determinaba los crímenes, y en la tercera, la clase política que se beneficiaba”.

Arte y cultura

Así registró el diario El Pilón el sepelio del notario Héctor Miranda, asesinado el 18 de octubre de 2002.

Reflexión

Aunque su gesto le costó la vida, el nombre y la dignidad del notario Héctor Miranda deben ser restablecidas como un ejemplo de honestidad y rectitud. Hoy, casi 20 años después, su caso ha ayudado a esclarecer la verdad acerca del accionar de grupos paramilitares en la zona del Cesar.

Por su parte, Álvaro Miranda se convirtió con valentía y persistencia en un defensor de la verdad. Además, ha persistido en la reclamación de la tierra de su familia, que fue despojada años después del asesinato de su hermano. Su historia de persistencia en la lucha por recuperar su tierra y esclarecer la verdad es un ejemplo de valentía y resiliencia.

Aprendizajes en clave de convivencia y no repetición

Héctor Miranda fue un notario único porque, en medio de un ambiente de control paramilitar, decidió actuar de acuerdo con sus principios y no ceder a la presión o las amenazas desde su individualidad y su labor.

Esta historia es la prueba de la manera como los actores armados tratan de someter a personas y comunidades para avanzar en sus objetivos de guerra, y de las dificultades que estos seres humanos enfrentan desde la soledad o la individualidad cuando tratan de revertirlas. Muestra cómo, a pesar de la adversidad, hubo quienes, con pequeñas acciones, trataron de actuar desde la justicia.