Especiales Semana

-VALLE DEL CAUCA-

26 de marzo de 1990


Es cierto. A veces lo propios colombianos tienen que mirar el mapa para recordar que el Pacífico está ahí. Muy pocos lo conocen. Algunos se lo imaginan. Pero casi todos han oído hablar sobre el inmenso potencial que existe en la región.

Los que algún día tuvieron el coraje de ir hasta Juanchaco o Ladrilleros en busca de aventuras, volvieron entusiasmados. No encontraron hoteles de cinco estrellas, ni casinos, ni discotecas. Pero admiraron un paisaje difícil de igualar. Los que oyeror sus historias están todavia a la espera de que al gún día se hagan realidad esos planes refundidos, para poder alternar sus viajes al Caribe con temporadas de vacaciones en un Pacífico dotado de la más rica infraestructura hotelera.

Lo más seguro --y, en realidad, lo más deseable-- es que ese tipo de desarrollo nunca se dé en la región. El Caribe es una cosa y el Pacífico colombiano otra muy distinta. Pretender que en estas costas se establezca un patrón de turismo en los balnearios es erróneo.

LA COSTA DEL TESORO
A raíz del establecimiento de una base de la Armada Nacional en Bahía Málaga, a unas dos horas de Buenaventura por vía marítima, y a partir, también, de la construcción de la carretera que conduce desde el interior del Valle del Cauca hasta dicha bahía, la oficina de Planeación Departamental con sede en Cali consideró de suma importancia estudiar la zona de influencia primaria de estas obras de infraestructura.

Las sorpresas no se hicieron esperar. De hecho no eran los primeros en interesarse en el estudio de la zona. Nombres tan conocidos como el del biólogo marino Henry Von Prahal recientemente fallecido, figuraban en la lista. De manera que, apoyados en investigaciones existentes, se conformó un grupo multidisciplinario con la participación de la CVC, el Inderena, la Universidad del Valle, Planeación Departamental, la Armada Nacional y Planeación Municipal de Buenaventura, entre otros.

Se supo, en primera instancia --como lo publicó el investigador norteamericano Alwin Gentry en la revista Botanical Garden-- que el de Bahía Málaga es el bosque húmedo tropica de mayor diversidad biológica en el mundo. Este gran descubrimiento, que desafortunadamente no ha recibido el eco que merece y que, de hecho, hubiera recibido en otros países del planeta, motivó al grupo a meterse a fondo en sus estudios. Estaban --y siguen estando-- dispuestos a no ahorrar el menor esfuerzo en su propósito por conservar lo que se debe conservar, sin que esto impida un desarrollo de la región bajo unos parámetros muy claros.

MAS VALE TARDE...

Colombia ya ha perdido muchas oportunidades. Bahía Málaga potencia al país hacia las industrias del futuro, como es el caso de la biotecnología, y por tanto hay que actuar con mucho tacto. En primer lugar, se debe buscar del Estado el máximo de atención para la zona. La oficina de Planeación Departamental del Valle redacta en este momento el proyecto de ley para que la región sea elevada a la categoría de parque natural, lo cual impide la presencia de ciertos factores de perturbación, como la construcción de plantas industriales o el establecimiento de una infraestructura turística similar a la del Caribe.

A primera vista podría pensarse que lo mejor es alejar la mano del hombre de Bahía Málaga, para que el inmenso banco de genes que allí reposa sea dejado en tranquilidad. Esto, sin embargo, no es lo más adecuado. Por un lado, la mano del hombre ya está en la zona. Por otro, no sería justo que los colombianos no tuvieran la oportunidad de conocer una de las regiones más hermosas del globo.

Bahía Málaga es, ante todo, una de las mayores reservas forestales del país. Con razón fue una de las zonas escogidas por la firma SmurfitCartón de Colombia para su explotación. El gobierno le dio 65 mil hectáreas en concesión por 30 años, de los cuales apenas ha transcurrido la mitad. Esta área es aledaña a la de 100 mil hectáreas que se pretende convertir en Parque Natural, aunque una y otra se tocan en algunos puntos. La concesión, en realidad, no constituye un problema mayor, puesto que la reglamentación que se persigue prohibiria las acciones de este tipo en el parque. Lo que si merece una atención especial es la población dispersa de alrededor de 10 mil habitantes que vive en la zona demarcada y que deriva su sustento --por incipiente que esta sea-- de la tala indiscriminada de árboles.

PERDIDOS EN LA SELVA
Se trata de grupos de colonos divididos en asentamientos de aproximadamente 500 personas que viven en condiciones de insalubridad, sin los mínimos servicios, que desconocen los más elementales principios de la economía moderna y que, por ende, están destrozando un recurso natural muy valioso, sin que esta acción pueda al menos garantizarles un nivel de vida satisfactorio.

Por fortuna las investigaciones han llegado incluso a determinar nuevas fuentes que podrían ser explotadas por esta población perdida en la selva. Sería como matar dos pájaros de un solo tiro, ya que al tiempo que los colonos obtienen un nivel más justo y adecuado, se preserva el bosque húmedo tropical más rico del mundo.

Se sabe, por ejemplo que en la zona de aluvión del Calima se pueden desarrollar cultivos como el del coco, el borojó, el chontaduro, la palma africana y el caucho, que son especies propias de la región, más las que puedan adaptarse a las condiciones de la zona. Además, por tratarse de un área donde abundan los esteros, no sería difícil establecer un buen número de criaderos de camarón y algunos peces.

Existen, así mismo, en Bahía Málaga, varios asentamientos indígenas, pertenecientes a la tribu wanana, que parecen ser los únicos que han aprendido a convivir en la mejor forma con el medio ambiente: un medio con uno de los mayores índices de pluviosidad del planeta. De ellos hay mucho que aprender, y en recompensa se ha previsto que el Parque Natural respetará su forma de vida y sus resguardos.

SOLO PARA SUS OJOS
De manera que, ahora que el mundo entero ha volcado su mirada hacia la cuenca del Pacífico Colombia puede sentirse orgullosa porque posee unas de las costas más valiosas sobre el océano de Balboa. En el futuro, la zona será, sin duda, la sede de centenares de científicos que aprovecharán la flora y la fauna de Bahía Málaga para desarrollar esa industria genética que le va a cambiar la cara al mundo.

Pero los turistas de Colombia y del mundo también podrán estar presentes. Podrán visitar sitios tan hermosos como La Sierpe, donde el agua dulce que reposa en lo más íntimo de la Tierra se une con la salada del mar en medio de un grandioso espectáculo. O como la Isla de Palma, sitio escogido por centenares de ballenas jorobadas cada año para ofrecer la mágica visión de su apareamiento. "En Bahía Málalga, asegura Stella Paredes, jefe de la unidad de desarrollo regional y urbano de la oficina de Planeación Departamental, se desarrollará un esquema de turismo tipo Costeau. Será un paraiso para los investigadores y también para los viajeros que quieran realizar turismo de paisaje. No obstante, algunos puntos como Juanchaco y Ladrilleros soportan una determinada infraestructura hotelera, de modo que en todo caso habrá playas y diversión para completar la oferta de la bahía".