Especiales Semana

El acento de Lleras

Un líder que interpretó los anhelos del pueblo, los explicó y luchó por ellos.

Otto Morales Benítez *
26 de septiembre de 2009

El liderazgo es de múltiples calidades. Unos son de guía revolucionaria y allí, las palabras gozan de un dinamismo a veces dramático y demoledor. Otros son de convicciones tan profundas que no toleran interrogaciones o acercamientos críticos. Algunos son de eficacia sectaria y, con esa modalidad, comprometen al pueblo. Dejan la sensación de plenitud dialéctica, sin asomos de razonamiento.

En el caso de Carlos Lleras Restrepo, su liderazgo era de acento democrático. Este se caracteriza por el exceso de trabajo que se dedica a cada examen de la situación nacional. Al conocimiento de la realidad pública. En ese afán de que los conciudadanos se compenetren con un pensamiento para ajustar a él las soluciones de la Nación, no hay aventura ni se buscan soluciones coyunturales.

El líder siempre es un político. Carlos Lleras Restrepo lo fue en plenitud; un hombre de severos estudios que no podía proponer algo que no correspondiera a la necesidad nacional. Para influir, claramente, sobre sus compatriotas, requirió de un crédito moral sin fisuras. Respetable en lo político, en la acción pública, en el manejo del partido y en los negocios del Estado.

Algunos ejemplos de lo que fue su acción pública y en ella, su liderazgo, demuestran cómo determinó parte del pensamiento trascendental del nación. La enumeración es incompleta pero sirve para ver lo hondo, serio y trascendental que fue el compromiso de Carlos Lleras Retrepo.

Cambió, a través de reformas constitucionales administrativas -alcanzadas en grandes debates nacionales-, la orientación del Estado colombiano: modernizó sus instituciones; le dio impulso a la descentralización, obedeciendo a los postulados liberales; cambió reglas de cooperación o de integración entre los tres poderes públicos; dio orientaciones novísimas al manejo de la moneda. Buscó una planeación a tres niveles: nacional, departamental y municipal. Así se eliminaban los apetitos parlamentarios. El Congreso boicoteó esos principios.

Desde 1936, al comienzo de su carrera parlamentaria, se consagró con los estudios sobre las reformas tributarias en el gobierno de López Pumarejo. Fue hombre de singulares atributos en esas materias; desde Breton Woods influyó en determinar políticas económicas; contribuyó a idear los organismos multilaterales y fue quien colaboró, decisivamente, a redactar las declaraciones económicas de la Carta de las Naciones Unidas. Como gobernante pudo enfrentar, sin menoscabo para Colombia, al Fondo Monetario Internacional.

Fue el jefe liberal que dirigió al partido por más tiempo. Le tocó orientarlo en la época de la Violencia del gobierno conservador, para eliminar la mayoría liberal en el país. Su propio hogar fue incendiado. Era el predominio de una Policía y un Ejército adoctrinados para ejercer su mandato en compañía de los 'pájaros'. Le tocó salir del país. En su libro Cartas desde el exilio se ve, una vez más, al líder pensando en la patria.

A través de la Reforma Agraria, de la distribución del ingreso, de mayor participación de los sectores populares, en el reparto de la riqueza pública, luchó por una sociedad más igualitaria. Rescató, para el patrimonio nacional los recursos naturales, y comenzó una nueva política petrolera.

Dirigió, en el gobierno de Eduardo Santos, en su condición de Ministro de Hacienda, las negociaciones del Pacto de Cuotas Cafeteras. Éste, desde esa época, ha solucionado el alcance económico de la caficultura nacional. Tuvo la oposición de Mariano Ospina Pérez y los parlamentarios conservadores.

En la imposibilidad de continuar enumerando más de sus obras singulares -en la educación, la creación de los Institutos de Educación Media, Inem, y destacar los millones de auxilios que se dieron a las diferentes universidades-, registramos que creó más de 40 institutos -la mayoría hoy vigentes-, que ordenaron el destino de los colombianos.
 
* Ex ministro y escritor