Especiales Semana

HOGAR Y DECORACION

9 de septiembre de 1985

ANTES DE DECORAR, DISEÑAR
Según parece, para diseñar vivienda basta un arquitecto. Sin embargo, para lugares de trabajo se necesita, además, un diseñador de interiores. Opiniones de un arquitecto-diseñador.
La decoración parece una tarea fácil. Tanto, que siempre estamos decidiendo sobre algún asunto decorativo: cuando acomodamos las matas de cierta manera, para hacer más acogedor determinado espacio; cuando opinamos que tal color para forrar los muebles va mejor con el color del tapete y las cortinas; o cuando colgamos cuadros para darle calidez a esa pared tan fría.
Son decisiones que consideramos decorativas, así muchos expertos digan otra cosa. Salvo casos excepcionales, los decoradores todavía no son imprescindibles. Casi que basta sólo tener buen gusto (y algo de dinero, claro), para saber decorar.
Sin embargo, cuando la tarea se complica, y ya no se trata de distribuir objetos y decidir sobre colores, sino de acomodar dentro de una gran área diversos empleados de una empresa, por ejemplo, se requiere entonces, la presencia de alguien que entienda muy bien lo que es el espacio arquitectónico, en este caso, el diseñador de interiores, cuya aparición en Colombia es relativamente reciente.

DIRECTO A LAS OFICINAS
Hasta hace unos años, era una sola persona (un arquiteeto o un ingeniero) quien se encargaba del diseño, la construcción y los detalles de un edificio. Pero a medida que éstos se fueron complicando, ese personaje solitario y suficiente empezó a necesitar diferentes asesores: para los sistemas eléctricos y de iluminación; para el aire acondicionado y los ascensores; para la plomería; para los electro-aparatos, que van desde un sacapuntas hasta un computador; y para que distribuyera los espacios interiores del edificio.
Así apareció el diseñador de interiores, que llegó un poco después de la mayoría de esos asesores, cuando se inventó, entre otros elementos, la planta abierta, un sistema de divisiones de baja altura que permite reemplazar los muros, economizar espacio y abaratar costos. Porque las oficinas cerradas, con muros y puertas, que requerían mayor área por persona, y por lo tanto resultaban más costosas, han ido pasando, poco a poco, a mejor vida.
Y son particularmente aquellas empresas que tienen en su mira el traslado a una nueva sede, las que acuden a los diseñadores de interiores para que, en ese enorme espacio sin divisiones, limitado sólo por los muros exteriores, que es la tendencia actual, distribuyan de una manera optima, funcional y agradable, desde la oficina para el presidente de la compañía hasta la recepcionista.

LA DECORACION COMPLEMENTA
A partir del momento del encargo, el diseñador de interiores deberá realizar un estudio amplio y profundo de la empresa para la cual trabaja. "En la medida en que uno entienda bien quién es el cliente y qué es lo que quiere y necesita, tanto mejor podrá ser el diseño", afirma Alvaro Vallejo, un arquitecto que participó en el diseño de las oficinas para el periódico Los Angeles Times, entre muchos de sus trabajos, y que ahora posee una de las pocas firmas colombianas dedicadas al diseño de interiores.
Luego de ese conocimiento exhaustivo de la compañía, viene el estudio de los planos arquitectónicos. "Hay que observarlos muy detenidamente y hablar mucho con el arquitecto. Es preciso conocer muy bien todos los detalles arquitectónicos para hacer el diseño de los interiores por una ruta similar, es decir, siguiendo, más o menos, la línea del exterior del edificio, para que todo aparezca como un conjunto", dice .
Después, "hay que rayar mucho antes de producir el anteproyecto, que se discute con la compañía, y al cual se le hacen los cambios pertinentes", agrega. Finalmente, viene el proyecto, y luego la ejecución. Lo ultimo es la decoración, "como complemento del diseño, de interiores".
Así como el trabajo del diseñador de interiores empieza ahí donde termina el trabajo del arquitecto propiamente dicho, la función del decorador empieza ahí donde termina la del diseñador de interiores. Todo un trabajo de equipo: "un edificio nunca es obra de una sola persona, aunque esa persona se llame Le Corbusier. No hay nadie que pueda hacerlo todo, y bien hecho", sostiene Alvaro Vallejo. El, como el 90 por ciento de los diseñadores que ejercen en Colombia, proviene de la Arquitectura, la disciplina que permite comprender el espacio arquitectónico, "cosa bien difícil, porque inclusive, hay arquitectos que todavía no lo entienden".
EL TOQUE VERDE
Un inadecuado riego de las plantas, puede ser mortal, por eso, lo ideal es que absorban sólo la cantidad que necesitan, así como la suficiente luz para su subsistencia.
A pesar de la fuerza del cariño que ha tomado el toque natural por "lo verde" para la decoración en interiores (apartamentos, oficinas, consultorios, centros comerciales), se siguen a diario cometiendo pequeños crimenes ecológicos, como el de la secretaria que compra un hermoso laurel por la módica suma de $1.500 con el propósito de darle esplendor al rincón más oscuro y desolado de la oficina, sin preocuparse por las condiciones mínimas para que ese ser verde pueda desarrollarse.
Para que a los ocho días de salir del vivero la planta no esté muy "feita", lo primero es colocarla junto a una ventana o fuente de luz, sin corrientes de aire ni cambios bruscos en la temperatura, pues es lo que más las afecta. Recomiendan no comprar las matas recién sembradas, "acabadas de sacar de la tierra", sino que estén establecidas y tengan un cierto tiempo de estar habitando en las materas. La preparación adecuada de la tierra para una siembra necesita mezclar cuatro partes: dos de tierra negra "capote", una de arena gruesa y otra de abono orgánico. Los cactus y plantas similares por ser de zonas desérticas, llevan lo contrario: dos partes de arena gruesa, una de tierra negra y otra de abono orgánico, además de mucha luz, poca agua y frío en la noche. Con una mezcla conveniente de tierra, la planta tiene para más de un año, mientras tanto es bueno saber que para vivir mejor, ellas piden "más luz y menos agua". El agua puede ser uno de sus amigos más refrescantes, pero con su utilización indebida se producen las inundaciones de los materos y el consecuente marchitamiento mortifero. El exceso de humedad puede producir en sus plantas: manchas, hongos y resecamientos.
Lo ideal es que las plantas absorban la cantidad de agua que requieren y para lograrlo se utiliza el método que los jardineros llaman del "riego profundo" y consiste en colocar un plato con agua dentro de la base del matero, de tal manera que la planta mantenga el plato lleno de agua y absorba la cantidad que necesita por medio de sus raíces o por el fenómeno de capilaridad de la tierra. Se trata de que el agua que se le echa a la mata no salga por debajo en una especie de "minierosión", sino que se quede dentro de la planta para un mejor aprovechamiento.
Es conveniente que las matas del interior sean regadas cada semana con agua recogida y reposada para que haya volatizado el cloro y precipitado el fluor. Así no se marchitaran fácilmente y se lo agradecerán si el agua tiene una temperatura templada, si es regada en forma de aerosol por todo el follaje y si se le quita el polvo de las hojas con un algodón. Al recibir el agua tanto por tierra como por las hojas, el beneficio gratificante será tal, que ella lo recordará como "el día lluvioso".
Cuando quiera sacar una mata del interior a recibir el sol directamente, hágalo poco a poco, gradualmente, si no lo hace, le pasa lo que a los cachacos: llegan a la costa a asolearse de primera y se llenan de ampollas. Si las prefiere tener bien bonitas, deberá abonarlas cada mes tanto con abono foliar (para las hojas) como el radicular (para las raíces). Las raíces de la planta aprovecharán la remoción de la tierra apelmazada para darse un respiro de aire.