Especiales Semana

LAS CIEN EMPRESAS MAS GRANDES DE COLOMBIA

18 de junio de 1990

CIFRAS DE CONTADO
El balance favorable se extiende al comercio organizado, a pesar de que a primera vista las cifras indican otra cosa. Por una parte, las utilidades consolidadas del sector disminuyeron en casi 41% y, por otra, las cifras oficiales muestran que en 1989 el sector tuvo resultados muy pobres.

Sin embargo, en lo que tiene que ver con las 100 empresas, el análisis es claro. De un lado, estan las firmas relacionadas con el café, cuyo año no fue precisamente el mejor. Tres de las cuatro firmas exportadoras incluidas en la muestra registraron perdidas que aunque no fueron cuantiosas corroboran que 1989 tuvo su buena cuota de problemas. Esa impresión es todavía mas evidente al mirar las cifras del Fondo Nacional del Café.
Este, administrado por la Federación de Cafeteros, tuvo resultados inferiores a los de 1988 como consecuencia directa del desplome en los precios internacionales del grano. Hasta mediados del año, las cuentas del Fondo iban bien, pero a partir de julio los precios empezaron a retroceder hasta llegar a menos de 70 centavos de dolar por libra en octubre, menos de la mitad del nivel alcanzado seis meses antes. Aunque la perdida de valor se trato de compensar con un mayor volumen exportado, eso no fue suficiente.

Sin embargo, el Fondo alcanzo a presentar un balance positivo de casi 70 mil millones de pesos gracias a un buen primer semestre. Los recursos incluso alcanzaron para subsidiar la exportación de cafe, en momentos en que la cotización internacional del grano estaba por debajo del precio interno en Colombia. Para 1990 se espera obtener una situación de equilibrio. Desde comienzos de marzo los precios se han mantenido en cercanías del dólar por libra, un nivel suficiente para que el Fondo salga "ras con ras" en su operación. No obstante, es destacable el aumento sustancial del volumen exportado, lo cual debe incidir para que las ventas que registren las empresas dedicadas a vender café sean muy superiores durante este año.

Por el lado del mercado interno, la historia es otra. A pesar de los problemas ya mencionados con el comercio, la verdad es que las tiendas de departamento pueden considerarse satisfechas. La empresa de mostrar en esta oportunidad es Almacenes Exito, cuyas ventas crecieron en un 63%. Gracias a la apertura de una sucursal en Bogota, la compañía antioqueña vio dispararse sus ingresos, aun por encima de lo que esperaban los más optimistas. El esquema de grandes tiendas fue seguido por Cadenalco con sus Superley, en donde la disponibilidad de artículos para el consumidor es enorme. Esa formula también tuvo exito -crecimiento del 41% en ventas y ha probado ser mejor que la del supermercado tradicional, pues ni Carulla ni Olímpica registraron índices comparables.

CALMA CHICHA
Otro sector que estuvo en problemas durante 1989 fue la construcción. La baja inversión publica y la escasa edificación de vivienda, como consecuencia de la ley de reforma urbana, se conjugaron para que las empresas que derivan su sustento del área tuvieran resultados mediocres.
Eso fue lo que le ocurrio a Paz del Rio a las demas siderúrgicas y a las cementeras que, sin entrar en dificultades, experimentaron una desaceleracion notable.

Sin embargo, no toda mala evolucion en ventas es mala. Durante 1989, Cerromatoso vio adelgazar las vacas que había engordado el año inmediatamente anterior, cuando el precio internacional del niquel subio tanto que hizo olvidar las angustias que hace unos años pasara la planta de Montelibano, Córdoba. Pero a pesar de una menor cotización del mineral en los mercados mundiales, esta siguio siendo altamente rentable.
Gracias a ese factor, Cerromatoso tuvo utilidades por casi 24 mil millones de pesos e incremento su patrimonio en un 90%, hasta unos 49 mil millones de pesos.

Las ventajas del mercado externo fueron comprobadas tambien por Distral, una de las firmas mas interesantes de la muestra.
En un país cuyas exportaciones se concentran todavía en el rubro de productos básicos, esta empresa de capital mixto ha logrado hacer ventas importantes de maquinaria a otras naciones. El crecimiento de esta area condujo a que las ventas aumentaran un 80% y las utilidades en 130%.
Además, Distral se destaco en 1989 por ser una de las sociedades con mayor incremento de capital, lo cual confirma que, si sigue como va, esta industria dara mucho que hablar en un futuro.

MARCHA ATRAS
Pero dentro de las 100 empresas no todas van para adelante. Uno de los sectores que más problemas experimento en 1989 fue el de la industria automotriz, que se vio afectada por una caída real en ventas del 15%, según cifras del DANE. Aunque el ramo venía de romper todos los records de producción en 1988 cuando se vendieron casi 60 mil vehículos, pocos esperaron que la destorcida resultara tan fuerte. A pesar de la introducción de un nuevo modelo de campero y de varios modelos de camiones, la contracción fue notoria.

La empresa más golpeada resultó ser Sofasa, la mitad de cuyas acciones fueron vendidas en febrero de 1989 por el IFI a la Regie Renault. Esta, a su vez, vendio una parte a la Toyota, la cual planea iniciar el ensamblaje de un campero para finales de este año. Pero mientras eso ocurre, Sofasa se ha visto enfrascada en un esfuerzo por recuperar su imágen. Durante años, los Renault fueron los automoviles mas vendidos en Colombia, pero desde la llegada de la Mazda la perdida de terreno ha sido continua. El retroceso ha sido tal que en 1989 las ventas de Sofasa fueron inferiores a las de 1988 y sus pérdidas superaron los 3 mil millones de pesos.

Colmotores, por su parte, se ha consolidado como la ensambladora número uno, gracias a su dominación del mercado de vehículos comerciales y su exito con el campero Trooper. Sin embargo, las ventas de la compañía apenas aumentaron en 13% durante 1989, lo cual incidio en una disminución de utilidades.

La Compañía Colombiana Automotriz superó ampliamente a sus competidoras en términos de desempeño, gracias a que logró mantener el número de unidades vendidas, a pesar de la contracción del mercado.
No obstante, la CCA no tuvo el exito esperado con la introducción del campero Mitsubishi, lo cual demuestra que el consumidor colombiano no sólo se inclina por la ensambladora, sino también por los modelos.

Dentro de ese patrón de desempeño, era apenas lógico que las empresas productoras de llantas no tuvieran un buen año. Aunque tanto Icollantas como Goodyear pudieron abrir mercados externos, su principal fuente de ingresos sigue siendo el consumo nacional y las menores ventas de vehículos restringieron considerablemente la demanda interna.


ATERRIZAJE FORZOSO
También por el lado de las empresas del transporte hubo malas noticias. Avianca, la aerolínea bandera del país, se vio seriamente afectada por el terrorismo y por la mala estrella: dos de sus aviones cayeron en accidentes a finales de 1989 y comienzos de 1990.
Después de un par de años en los que parecía haber encontrado el rumbo, Avianca volvió al saldo en rojo y las cifras indican que la situación empeoró durante el primer trimestre de 1990. La aerolínea se ha visto afectada por una exagerada obsolescencia de sus aviones, mezclada con un problema de imagen y dificultades administrativas complejas. A pesar de la upaquización de las tarifas aereas, las cifras demuestran que la compañía no mejora y que sera necesaria alguna acción de fondo para sacarla adelante. Los problemas en el area de transporte aéreo afectaron así mismo a SAM, una filial de Avianca que parecía ajena a los tropiezos de esta. Sin embargo, desde hace varios años los números de la aerolínea paisa han venido declinando, hasta el punto en el cual varios analistas predicen un saldo en rojo para el ejercicio de 1990.

La reestructuración parece ser necesaria tambien en la Flota Mercante Grancolombiana. Durante muchos años la línea naviera estatal se benefició de un cuasi monopolio en el transporte de la carga marítima del país. Lamentablemerlte esa protección condujo a vicios que estan probando ser difíciles de erradicar. Los costos administrativos son altos y la empresa es descrita como ineficiente. Peor aún, sus tarifas no son competitivas en el mercado mundial, un hecho grave si se tiene en cuenta que a comienzos del año el gobierno desmontó la reserva de carga que protegía a la Flota. Si ahora la compañía naviera quiere competir, deberá adoptar estrictas políticas de austeridad, una meta nada fácil despues de años de malas costumbres.


PAPEL SECUNDARIO
Los resultados mediocres también le llegaron a la industria papelera, a las imprentas y a las editoriales. Al cabo de varios años de crecimiento en los que incluso publicaciones colombianas conquistaron mercados extemos, el agua fría llegó en 1989.
El aumento ponderado de ventas fue apenas de un 27% y las utilidades crecieron tan sólo un 15%. Aunque la sólidez de las compañías de este grupo es indiscutible, la desaceleración se veía como inevitable despues del crecimiento que se había experimentado. Unicamente Colpapel, una industria pereirana, registró aumentos significativos en todos sus indicadores.

Ese aparente estancamiento no quiere decir que el sector se haya quedado quieto. Propal y Cartón de Colombia siguen enfrascados en una fuerte competencia, cuyo más reciente capítulo se debe escribir este año.
La primera ha manifestado su intención de comprar Papelcol, el malogrado proyecto de Caloto (Cauca) que fue rescatado por el IFI a comienzos del año pasado. Si el negocio se concreta, Propal duplicaría su capacidad de producción y se convertiría en una planta importante a nivel latinoamericano.

Cartón de Colombia, por su parte, está adelantando una ampliación significativa de sus instalaciones. Los cálculos de la empresa vallecaucana indican que el mercado interno y las posibilidades de exportación son amplios.

Tales planes deben incidir, por lo menos en forma indirecta, sobre el desempeño de Carvajal y El Tiempo, dos emporios editoriales con buenas posibilidades. Carvajal es una de las empresas estrella del sector privado, pero en los últimos años ha sido criticada por una supuesta perdida de eficiencia una burocratización de sus funcionarios. No obstante, la compañía caleña es todo un conglomerado intemacional que ha demostrado en oportunidades anteriores que tiene capacidad de respuesta. El Tiempo, a su vez, sigue ampliando su universo de publicac1ones que van a la sombra de uno de los diarios de más exitos de América Latina. A pesar de ser una empresa familiar, el periódico ha entrado agresivamente en el area de las comunicaciones dejando muy atras a sus competidores. Si la industria editorial toma un segundo aire, pocos dudan de que uno de los más beneficiados será el matutino bogotano que, tal como lo dice su propaganda, ha demostrado que no se detiene.

CAJA MAYOR
Otras entidades que siguen su camino son las cajas de compensación Familiar, que se han convertido en verdaderos emporios comercialcs con todo tipo de actividades: desde las recreativas hasta la venta de alimentos, pasando por los servicios de consulta médica. Los ingresos globales de Cafam y Colsubsidio llegaron el año pasado a los 121 mil millones de pesos, una suma nada despreciable para instituciones con escasos 20 años de existencia.

No obstante, todo indica que el crecimiento de las Cajas de Compensación se esta concentrando ahora en las organizaciones de menor tamaño.
Tanto Compensar, que ocupa un distante tercer puesto, como algunas cajas gremiales han tenido incrementos en sus ingresos cercanos al 50% anual. No obstante, en el mediano plazo todo depende de que la fuerza de trabajo perteneciente al sector formal de la economía siga aumentando. La cantidad de afiliados a las cajas es relativamente bajo y tan sólo cuando aumente considerablemente el numero de trabajadores de empresas organizadas, será posible esperar una nueva bonanza para las entidades que componen este sector.

BUENA CARA
A pesar de los problemas de la economía y de la supuesta falta de plata, cada día los colombianos gastan más en artículos de belleza y limpieza. Eso es lo que revelan las cifras consolidadas de este grupo, cuyas ventas crecieron un 37% en 1989.
Los mejores resultados fueron los de Colgate Palmolive, que vio subir sus utilidades en 135%, pero en general el ramo tuvo un desempeño sobresaliente.
Los resultados fueron de alguna manera sorprendentes, teniendo en cuenta el desempeño de la economía y las dificultades del comercio. Sin embargo, varios analistas han explicado que las empresas de este sector se vieron beneficiadas por la disminución del contrabando de productos desde Venezuela, despues de las medidas de austeridad que se tomaron en el país vecino a comienzos de 1989. Debido a la devaluación del bolivar se disminuyo sustancialmente el flujo de pasta de dientes, cosméticos o desodorantes con el sello "hecho en Venezuela".
Ese mercado fue recuperado por las empresas colombianas, cuyos resultados mejoraron inmediatamente.

BRECHA TECNOLOGICA
La buena fortuna en el area anterior no se le contagió a las empresas productoras de electrodomésticos y equipo de oficina, cuyos resultados fueron los peores de la muestra. Las ventas combinadas de IBM y Siemens apenas si crecieron un 6%, mientras que sus utilidades cayeron en un 31 %. Peor todavía, dos empresas que hacían parte del grupo en 1988 salieron de la muestra debido a su escasa dinámica.

Los conocedores afirman que las causas fueron varias. Por un lado, la demanda interna se resintió el año pasado y estas son empresas dedicadas exclusivamente a atender el mercado colombiano. Las cifras sobre inversión industrial demuestran también que hubo una reducción apreciable, confirmada por la contracción de las importaciones de maquinaria y equipo. Tampoco es posible desconocer el impacto del contrabando. La entrada de productos electrónicos por vías ilegales sigue siendo masiva, y ante las diferencias de precios la competencia es difícil.
No obstante, es preocupante observar el desempeño de un sector que en condiciones económicas favorables tiene tasas altas de crecimiento. Pero las cifras de 1989 parecen indicar que, por este aspecto, el clima de los negocios no resultó ser el más saludable.

LO QUE SIGUE
Tal es la radiografía de lo que le sucedió a las 100 empresas más grandes de Colombia en 1989. A diferencia de lo ocurrido en años inmediatamente anteriores, en esta oportunidad predominó el crecimiento mediocre y en algunos casos hubo síntomas de deterioro. En último término, hubo una ligera reducción del endeudamiento que paso del 48.3% al 48% entre un año y otro, para las 96 empresas del sector privado que conforman la muestra. Pero es evidente que la velocidad de la mejoría ya no es la misma de antes: entre 1986 y 1988 el endeudamiento disminuyó en 25 puntos porcentuales.

Esa desaceleración no se puede calificar de preocupante, por lo menos todavía. Haberse mantenido en condiciones económicas no del toda favorables a lo largo de un año turbulento es, finalmente, todo un éxito.
Aunque las comparaciones son odiosas, basta mirar la situación del sector empresarial de otras naciones latinoamericanas para darse cuenta de que en Colombia todavía el sector real de la economía tiene una buena sólidez.

Sin embargo, las perspectivas para el final de siglo indican que esta década va a ser mucho más difícil que cualquiera de las anteriores. Paulatinamente la economía colombiana está desmontando sus murallas con el resto del mundo y la inminencia de la competencia externa debe ser suficiente para poner a pensar a muchos industriales. A pesar de que a lo largo de los últimos años el crecimiento de las exportaciones menores ha sido destacable, lo cierta es que la participación de los productos manufacturados es todavía muy baja. Se han adoptado algunas medidas para promover el comercio exterior, pero en términos generales el país aún no ha desarrollado eso que los técnicos conocen como una "conciencia exportadora".

Peor todavía es el caso de la inversión. El clima social y político del país no es el más favorable y está asustando a aquellos que tienen visión de largo plazo. La semana pasada se informó sobre la caída en las cifras de inversión extranjera, a pesar de la introducción de un conjunto de normas favorables para las compañías foráneas. Eso demuestra que, tal como están las cosas, Colombia es un país de alto riesgo en materia de negocios.
A pesar de que el territorio nacional cuenta con toda una serie de ventajas frente al resto de Latinoamerica, la mala imágen internacional todavía predomina. Eso es preocupante si se tiene en cuenta el mediocre nivel de industrialización del país. Los analisis hechos por entidades como el Banco Mundial indican que hay que construir mas fabricas, si se quiere dar algun día el salto al desarrollo.
Sin embargo, las cifras sobre importaciones de bienes de capital sugieren que eso no está sucediendo.
Por lo menos por ahora, Colombia esta lejos de vivir una revolución industrial, a pesar de que -irónicamentea los negocios establecidos no les ha ido nada mal.

Por otra parte, es preocupante la actitud del sector empresarial que ha sido culpable de las alzas exageradas de precios de buena parte de los bienes manufacturados. Aunque el gobierno ha desmontado los controles administrativos que existían sobre el valor de cientos de productos, esa muestra de confianza hacia las empresas parece haber sido contestada con aumentos de precio desproporcionados. Los industriales responden que sus costos han crecido en forma exagerada, pero el hecho de que en 1989 las utilidades del sector privado dentro del grupo de las 100 hayan crecido ligeramente mas que las ventas indica lo contrario.
En 1989 sucedieron algunos hechos cuyo desarrollo puede ser clave en la presente década. Entre los más destacados se encuentra la emisión de bonos ordinarios por parte de empresas industriales y comerciales de primera línea. En cifras globales, las colocaciones de estos papeles se acercaron a los 50 mil millones de pesos, una suma nada despreciable. Para las empresas la emisión de bonos es importante.
Estos son una fuente de recursos de mediano plazo, lo cual permite la planeación a tres o cuatro años. Su costo financiero, bajo ciertas condiciones, es incluso menor que el de un crédito bancario ordinario. Aunque en 1990 esta alternativa ha experimentado algunos tropiezos debido a las fluctuaciones de la tasa de interés de corto plazo, los especialistas consideran que con el tiempo la emision de bonos ordinarios se consolidara en el mercado financiero.

Otra posibilidad importante es la emisión de acciones con dividendo preferencial y sin derecho a voto. En otros países latinoamericanos, esta es una fuente importante de recursos para aquellas empresas que hacen inversiones de largo plazo. Aparte de esos beneficios, un mercado de acciones desarrollado le da madurez al mercado local de capitales, y puede ser atractivo para los inversionistas.
Dentro de esa línea, se encuentra la iniciación de operaciones del Fondo Colombia, aprobado por una ley el pasado mes de diciembre. Este es un vehículo para que inversionistas extranjeros se vinculen al país y también puede ser una fuente de recursos adicionales para las compañías del sector productivo.

Por último, uno de los puntos de la apertura es la consecución de crédito externo para financiar planes de reconversión industrial. Si, como se espera, la competencia con el exterior crece, será necesario para ciertas empresas mejorar los procesos productivos que a la luz de la técnica sean considerados obsoletos. Bien manejada, esta es una oportunidad de primera línea para que la productividad y la eficiencia aumenten en el país.

Pero como siempre sucede en estos casos, no todas las cuerdas del futuro están controladas por las empresas. Hay factores exógenos que pueden hacer toda la diferencia entre que esta sea una década estrella o una década estrellada. Actualmente el más angustioso es la violencia. Tal como se comentaba al inicio del artículo, 1989 fue el primer año en la historia reciente del país en que el terrorismo indiscriminado llegó a las ciudades y afectó la actividad productiva. A pesar de que, según algunos analistas, todo se puede explicar como una escalada asociada a la celebración de las elecciones, el clima de intranquilidad es palpable.
Además, otros fenómenos como el secuestro han vuelto a surgir con fuerza, atemorizando a los empresarios.

La creciente inseguridad es suficiente para dar al traste con una de las economías más estables de América Latina. A lo largo de la década pasada, Colombia se convirtió en una verdadera excepción en el continente, cuando los bancos internacionales vieron que el país podía cumplir sus compromisos sin mayores dificultades. Adicionalmente, la economía colombiana registró la mayor tasa de crecimiento acumula da en su producción, por encima de naciones como Chile o Brasil.

No obstante, todo eso puede cambiar si los mismos colombianos pierden la esperanza sobre el futuro del país.
Aunque desde hace décadas la violencia ha sido una constante en el territorio nacional, el gran cambio ahora es la guerra en las ciudades, lo cual cambia completamente la percepción sicológica del problema por parte de los empresarios y aquello que la prensa llama "la opinión".

El otro gran interrogante, si el problema de la violencia vuelve a ser "manejable", es la tan mentada modernización del Estado. El controvertido debate sobre la constituyente es apenas una expresión más de la creencia general de que el sector público no está funcionando como debería. Una mala administración pública también puede dar al traste con las aspiraciones de crecimiento del sector empresarial. Los cuellos de botella que se tienen, ahora que el país es un exportador pequeño, son ya notorios y su solución es clave para asegurar el crecimiento económico.

Tales son las dudas que se presentan cuando se mira la evolución de las 100 empresas más grandes de Colombia, a lo largo de la década pasada y sus posibilidades para este final de siglo. Como nota optimista, vale la pena hacer énfasis en que el país todavía tiene fas condiciones para dar el gran salto hacia adelante: posición geográfica, recursos naturales y una fuerza laboral cada vez mas capacitada. Pero la verdad es que el futuro no esta asegurado. A pesar del buen panorama que en términos generales presenta hoy "el sector empresarial colombiano, los años noventa se contemplan ahora con una mezcla de inquietud y anhelo. El resultado, como siempre sucede, dependerá de muchos factores. Sólo falta esperar que en los años que vienen, el país reciba las dósis indicadas de suerte, buen manejo y estabilidad social, para que tanto el resultado de las 100 empresas como de toda la nación deje un amplio saldo a favor cuando se cierre el balance de la década, en los primeros meses del año 2000.