Especiales Semana

MENOS MUERTE PERO MAS DROGA

El narcoterrorismo parece hoy cosa del pasado, pero el narcotráfico nunca había crecido tanto.

29 de agosto de 1994

Hace cuatro años el escenario era de pánico y horror: el narcoterrorismo había cobrado la vida de tres candidatos presidenciales, la rama judicial había pagado con sangre el intento de condenar o extraditar a los jefes de los carteles de la droga, los colombianos lloraban a sus muertos cada vez que explotaba un carro-bomba frente a un estadio, un hotel o en una calle céntrica en las horas de mayor congestión. Por eso cuando César Gaviria asumió la Presidencia de la República, uno de sus principales retos era el de acabar con el narcoterrorismo.
Cuatro años después el Presidente puede dar un parte de victoria: el narcoterrorismo fue desmantelado y su principal organización, el cartel de Medellín, considerada como la más sanguinaria del mundo, fue desarticulada. Su jefe, Pablo Escobar, quien llegó a convertirse en el delincuente más peligroso del mundo, fue dado de baja por el Bloque de Búsqueda, un grupo especial conformado por miembros de la Policía y el Ejército que creó el gobierno con la única finalidad de perseguir al capo,
después de su fuga de la cárcel de 'La Catedral'. Este grupo es considerado hoy -también en el mundo- como uno de los más experimentados y avanzados en la lucha antiterrorista. Varios de sus oficiales han sido desplazados al exterior para colaborar en investigaciones. entre ellas la bomba (que explotó en el sótano de una de las torres del World Trade Center en Nueva York. Gracias al éxito que obtuvo al dar de baja a Escobar en diciembre de 1993, las Fuerzas Armadas pudieron borrar -al menos en parte- el recuerdo de una de sus mayores verguenzas: la fuga del capo de 'La Catedral' en julio de 1992.
Pero si en materia de garrote el mayor logro fue desmantelar al cartel de Medellín y eliminar a Escobar, en materia de zanahoria Gaviria innovó con la política de sometimiento a la justicia, con la que consiguió la entrega de los hermanos Ochoa Vásquez y de otros narcotraficantes importantes. Esa política, a pesar de que parece requerir ajustes en el futuro, da la impresión de haber llegado para quedarse.
No obstante, si el mayor éxito del gobierno en este campo es el de haber sacado al país de la larga y oscura noche del narcoterrorismo, el mayor fracaso está relacionado con el sostenido crecimiento que ha experimentado la actividad misma del narcotráfico en estos cuatro años. Por un lado, y mientras Escobar y sus hombres eran acorralados y muertos, el cartel de Cali comenzó a ganar terreno y lentamente se apoderó del mercado de la droga. Así lo demuestran hoy las cifras de los organismos oficiales y la propia DEA. Cali controla el 70 por ciento de la distribución de cocaína en los mercados internacionales. También se ha hecho a un importante control del mercado de la heroína, que lentamente ha ido ganando espacio en los mercados internacionales.
Sin embargo, el problema no es sólo de distribución. Los cultivos de coca, marihuana y amapola han experimentado un crecimiento sostenido y muy preocupante. Un estudio de las Naciones Unidas señala que Colombia es en la actualidad el segundo productor de hoja de coca, después del Perú. La amapola es sembrada hoy en 18 departamentos. En 1993, las autoridades detectaron cerca de 15.000 hectáreas sembradas con este cultivo ilícito que hace apenas unos años era desconocido en el país. Pero quizás el problema más grave es el resurgimiento de la marihuana. Cuando el país estaba convencido de que la bonanza marimbera era cosa del pasado, las estadísticas muestran todo lo contrario: Colombia ha vuelto a ser el segundo productor del mundo, después de México.
Para muchos colombianos puede bastar con haber controlado el narcoterrorismo. Aun así el país debe tener con ello gran cuidado: si permite que el narcotráfico siga creciendo y que los carteles se extiendan más, tarde o temprano volverán los secuestros, las bombas y los asesinatos, pues no hay que olvidar que el terrorismo no es otra cosa que la más fuerte y criminal de las armas del narcotráfico.-