Especiales Semana

Pocos verdes

Las inversiones en monedas duras no serán tan atractivas este año. Sin embargo, tener algo de dólares o euros en su portafolio no sólo es prudente sino necesario.

26 de enero de 2004

Si Federico García Lorca viviera, no sería un buen consejero de inversión en Colombia. Aquel verso suyo que dice "verde que te quiero verde" tendría muy poca popularidad por estos tiempos, luego de la caída del dólar. Con una devaluación nula el año pasado, ninguna inversión en dólares habría resultado atractiva para un inversionista nacional. Ni siquiera los 500 millones de dólares que compró el Banco de la República en el último mes han servido para subir el precio de los billetes, que al jueves de la semana pasada se cotizaban a una tasa de 2.743 pesos.

No se puede esperar otra cosa dada la combinación de factores internos y externos que se conjugan en este momento. Internacionalmente, las bajas tasas de interés en Estados Unidos han hecho que los inversionistas internacionales manden sus dólares hacia mercados emergentes como América Latina en busca de mejores rendimientos. Mientras que en Estados Unidos un CDT a tres meses paga hoy el 1 por ciento anual, en Colombia rinde el 8 por ciento anual.

Como llegan más dólares, entonces el precio sigue cayendo. Esto se debe a que en el corto plazo el valor del dólar depende de la cantidad que haya disponible en el mercado. Es decir que si hay muchos el precio baja y, por el contrario, si hay pocos el precio sube. En 2003, Latinoamérica recibió muchas divisas y por eso todas las monedas se revaluaron. El peso colombiano se valorizó un 3 por ciento frente al dólar; el real brasileño, 2; el peso chileno, 15 y el peso argentino, 26 por ciento.

En el país, los inversionistas colombianos -principalmente bancos y fondos de pensiones- están vendiendo sus inversiones en dólares para meter la plata en otras alternativas más rentables, como los TES o títulos de deuda interna que emite el gobierno colombiano. Esto abarata todavía más el precio de la moneda estadounidense.

Mirando hacia adelante, existen grandes fuentes de incertidumbre respecto a lo que pueda pasar con el dólar.

Si Estados Unidos decide subir las tasas de interés para volver más atractivas las inversiones en ese país, es posible que en 2004 se registre una salida de los capitales golondrina de corto plazo. Pero con una tasa de desempleo de 5,6 por ciento -una de las más altas de la historia estadounidense- y en pleno año electoral, es muy complicado que el gobierno de Bush les meta la mano a las tasas de interés, lo que podría frenar el despegue de la economía, que en el tercer trimestre de 2003 registró un crecimiento del 8,2 por ciento.

También es determinante lo que pase en la reunión del Grupo de los Siete el próximo 6 y 7 de febrero. Es posible que de este encuentro de las siete economías más grandes del planeta salga una determinación para intervenir el mercado mundial de divisas. Lo que se ha dicho en el preámbulo de esa reunión es que los europeos ya no aguantan más la fortaleza de su moneda, que la semana pasada se cotizaba a 1,23 dólares la unidad. Como consecuencia del encarecimiento del euro, las exportaciones europeas se han reducido a la mitad, lo que atenta contra la salud de sus economías.

Si el Banco Central Europeo decide intervenir los mercados cambiarios para detener el alza del euro y recortar las tasas de interés, las inversiones en euros van a perder atractivo, y por tanto el precio de la moneda va a caer. Este solo hecho bastaría para que el dólar recupere terreno.

En Colombia falta ver qué medidas toma el gobierno para frenar la revaluación. Puede contemplar tres opciones: una, no monetizar lo que coloque en los mercados externos, es decir, no traer al país los dólares que le presten los inversionistas de afuera; dos, cambiar la composición de deuda externa por interna, y tres, endeudarse acá para pagar deudas afuera.

Pese a todos estos factores que podrían jalonar al alza el precio de la divisa estadounidense, la mayoría de los 489fjjfjfkckexpertos consultados por SEMANA coincide en que para 2004 se espera una devaluación moderada, inclusive cercana a 0 por ciento en términos reales (descontando la inflación).

En ese contexto, cualquiera diría que no vale la pena dedicarle mucho análisis a una opción de ahorro en dólares o en euros, y que lo que más conviene es desecharla de entrada. Sin embargo, frente a este tema siempre es mejor tener cautela, ya que la balanza puede inclinarse en cualquier momento. Siempre es conveniente al menos tener una parte de la plata en monedas más duras que el peso.