Especiales Semana

Quijotes sin mancha

A pesar de la crisis económica, los periódicos y las revistas culturales colombianos siguen más vivos que nunca.

20 de agosto de 2005

Cuatrocientos años después de la publicación de Don Quijote, su ejemplo subsiste entre un gran puñado de soñadores que, contra todas las posibilidades, sostienen y publican revistas y periódicos culturales.

En Colombia los ha habido a lo largo de toda su historia. Baste recordar las revistas Mito, fundada en 1955 por el poeta Jorge Gaitán Durán y Hernando Valencia Goelkel, la revista Eco, y ya en los años 80 y 90 el Magazín Dominical de El Espectador, que le abrió nuevos horizontes al periodismo cultural en Colombia. Desde el mismo Estado se impulsaron varios proyectos. En la primera mitad del siglo XX, el Ministerio de Educación patrocinó la revista Senderos y luego La Revista de Indias. A partir de los años 70, Colcultura impulsó su revista Gaceta, que fue cuna directa e indirecta de varios de los proyectos que circulan en la actualidad.

De hecho, en el pasado las mismas revistas de actualidad le dedicaban un amplio espacio a la cultura (publicaban cuentos, poemas, ensayos) y a la difusión y el debate cultural. Poco a poco, estos espacios en diarios y revistas se fueron debilitando y confinando a suplementos especializados.

Pero la cultura siempre ha contado con nichos destinados a ese segmento que la emisora Hjck denomina desde 1950 como "la inmensa minoría". Desde periódicos y publicaciones universitarias hasta los boletines de programas de varias de las emisoras culturales, pasando por publicaciones especializadas como Arte en Colombia (artes plásticas), Escala y Proa (arquitectura), Proyectodiseño (diseño y arquitectura), Ulrika y Alquitrave (poesía), Semana Libros, Pie de Página, Libros y letras, Puesto de Combate (literatura), Teatros (teatro), Vista al Sur (fotografía y cine)... Estos son apenas unos pocos ejemplos de una vasta lista .

Uno de los obstáculos que tenía la difusión cultural era la falsa creencia de que los temas relacionados con bellas artes, música clásica, poesía y literatura debían ser solemnes, pesados, aburridos y se creó la idea de que estos eran temas ladrilludos e ininteligibles para la mayoría de la población.

Sin embargo, en los últimos 30 años esta idea poco a poco ha ido cambiando y las fronteras entre cultura popular y 'Arte con Mayúsculas' se han hecho más borrosas. Aunque en algunos casos esto ha generado el peligro de confundir cultura con entretenimiento y, peor aun, someter la cultura al yugo del entretenimiento, de todas maneras ha permitido abordar los temas de la cultura con miradas más amplias, hablar de culturas en vez de cultura y, de paso, realzar las tradiciones populares raizales y contemporáneas como parte integral de la cultura. Más importante aun, han permitido involucrar a la cultura como un protagonista fundamental en la solución de los problemas del país y sacarla de la tradicional 'torre de marfil'.

Un ejemplo notable de este nuevo periodismo cultural ha sido la revista Número. Como señalaba en el editorial de su primera edición, "queremos devolverle a la cultura su pimienta de sorpresa y de fiesta, su filo y su peligrosidad, su irreverencia y su fuego sagrado. Algo está comenzando en estos trópicos sin nombre, y acaso el primer 'Número' sea el comienzo de una aventura inagotable". En sus páginas conviven la poesía y los debates sobre el conflicto armado, los reportajes gráficos con el ensayo filosófico. Además, Número ha desarrollado proyectos paralelos como edición de libros y organización de foros y debates. Por su parte, la revista El malpensante ha ganado gran cantidad de adeptos con su estilo desenfadado y en el último Estudio General de Medios EGM marcó 106.000 lectores, una cifra histórica para una revista cultural en Colombia.

Estos son algunos pocos ejemplos de Quijotes que se han enfrentado con valor y decisión a los molinos de viento de los ratings, la frivolidad y el facilismo y han mantenido viva la llama del periodismo cultural en Colombia.