Especiales Semana

Vida en dos tiempos

Presidentes de compañías, altos ejecutivos, profesionales y amas de casa, entre otros, dedican unas horas de su vida para ayudar a otros sin pedir nada a cambio.

16 de noviembre de 2002

Las puertas de la escuela distrital República de Colombia, al noroccidente de Bogotá, se abren cada mañana para recibir a un visitante bastante inusual. Se trata del presidente de Colfondos, Jaime Humberto López, quien ha hecho suyas las primeras horas de clase en este colegio para enseñarles a los pequeños estudiantes las técnicas y las estrategias que se emplean en el exigente mundo empresarial.

Religiosamente López elude desayunos de trabajo y se levanta más temprano de lo común para ir a conversar sobre el éxito, los sueños y el desarrollo con 45 jóvenes alumnos que lo escuchan con atención.

El interés de los muchachos aflora cada mañana. Ninguno llega tarde, procuran ir con sus zapatos perfectamente embolados y sus uniformes relucientes. Es, definitivamente, una de sus clases favoritas. Con estos espacios López busca darles a estos muchachos las herramientas para que empiecen a soñar más allá de las limitaciones aparentes. "Se trata de que se metan en la cabeza que pueden llegar tan lejos como se lo propongan, que no tienen que ser necesariamente choferes de bus o amas de casa sino que si estudian y aprovechan el tiempo pueden llegar tan lejos como se lo propongan".

La clase dura hora y media y, una vez terminada, el alto ejecutivo vuelve a su espaciosa oficina del centro económico de Bogotá, desde donde dirige una de las compañías financieras más grandes del país. Esa hora y media es la donación que López hace al programa Junior Achievement, una iniciativa de la Fundación Colombia Emprendedora, con la cual se busca que jóvenes de 70 colegios públicos y privados de Bogotá y Cali comiencen a pensar en la creación de nuevas empresas y no tengan que esperar a encontrar un trabajo para empezar a ser productivos.

La estrategia surgió hace tres años y vincula a más de 200 empleados y ejecutivos de 45 empresas en la formulación de una cátedra a través de la cual los estudiantes pueden aprender los secretos de la economía, la administración y la ética empresarial. O más sencillo aún: "A reconocer su potencial y aumentar su autoestima para luchar por expectativas que antes consideraban inalcanzables", afirma López.



Experiencias de vida

Este programa es apenas uno de los varios que han surgido en el país y que buscan que personas de todos los orígenes, profesiones e intereses contribuyan con su tiempo en el desarrollo de proyectos de impacto social en comunidades que lo necesitan. Uno de los beneficiados con estos programas es la Fundación Sueños del Mañana, que presta complementación educativa a más de 100 niños y jóvenes de zonas marginales de la ciudad y el servicio de comedores comunitarios a unas 160 familias de desplazados. Sin embargo la entidad apenas cuenta con tres empleadas de planta.

La labor que desarrolla Sueños del Mañana sólo es posible gracias al trabajo gratuito que realizan amas de casa, estudiantes y educadores, quienes donan unas horas de su semana al Banco de Tiempo, un programa de Fundación Colombia Presente, que dirige la ex primera dama Ana Milena Muñoz, y en el que todas las personas pueden participar. En Sueños del Mañana los donantes comparten las actividades lúdicas con los niños del jardín, dictan clases de corsetería y artes plásticas o ayudan en el ajetreo de todos los días en el comedor.

Esta iniciativa ha logrado que expertas administradoras como Lina Quintana, de Jean Pascal, compartan su experiencia y conocimientos con microempresarios de los estratos 1, 2 y 3. Quintana hace parte del grupo de aportantes a la Fundación Apoyar, que respalda y dinamiza procesos de la industrial textil al nivel de Pymes en barrios del sur de Bogotá. "Yo les ayudo en temas de diseño, en la concepción de un catálogo y en estrategias comerciales que los hacen más competitivos", sostiene Quintana.

Esta ejecutiva, como otros altos funcionarios de compañías nacionales y multinacionales, se ha convertido en el brazo derecho de muchas pequeñas empresas. "Además los donantes también contribuyen en asesorías contables, tributarias, en realización de entrevistas de personal, entre otras actividades, en las cuales estas personas no podrían invertir", asegura Jorge Pérez, gestor de Apoyar. Hoy en día unos 80 empresarios se benefician de las horas aportadas por los socios del Banco de Tiempo.

En total el Banco de Tiempo apoya a 380 entidades entre fundaciones sin ánimo de lucro, juntas de acción comunal y parroquias entre otras instituciones, grandes y pequeñas. En casi un año de esta entidad ha vinculado a 4.512 personas, que incluyen al actor Salvo Basile, a la periodista María Teresa Herrán y al astrónomo Germán Puerta. En su base de datos también figuran desempleados, pensionados, arquitectos, estudiantes e ingenieros que no cobran un peso por su labor y cuyo único interés es ayudar a los demás. En total, se estima que unas 30.000 personas se han visto beneficiadas.

Sin duda una de las claves del éxito de este programa es su flexibilidad, lo cual deja en manos del interesado decidir la intensidad y la actividad en la que quiere invertir. Así, una persona puede durante una semana donar tres o cuatro horas a la semana y a la siguiente ocho o ninguna. Lo importante, destaca Ana Milena Muñoz de Gaviria, creadora de la iniciativa, "es que los ciudadanos retribuyan con parte de su tiempo a esa otra Colombia que está desamparada".

Secretarias, terapistas, enfermeras, entre otros profesionales, también hacen parte de la gente que combina sus actividades con este servicio no remunerado. Y como la experiencia de esta entidad lo demuestra, no se requiere ni siquiera ser persona para donar unos minutos de su tiempo. Los perros y, por supuesto, sus dueños, también se han vinculado. La forma en que lo hacen es mediante el entrenamiento de estos animales en actividades de rescate en caso de emergencia, cuyos costos corren por cuenta de los mismos propietarios, que en situaciones de desastre son fundamentales para salvar vidas

La solidaridad también ha llevado a decenas de personas a convertirse en parte de la Policía Cívica, un cuerpo civil que colabora estrechamente con las autoridades de tránsito en las accidentadas noches bogotanas. Estas personas pagan su propio entrenamiento, su indumentaria, ponen sus carros y pasan la noche sin dormir, trabajando en las calles en el control del tránsito y en la prevención de accidentes.

Otra forma de contribuir con tiempo de manera solidaria es mediante la participación de altos ejecutivos en juntas directivas de entidades sin ánimo de lucro y de cooperación. Es el caso de Dividendos por Colombia, una entidad que desarrolla programas educativos en sectores marginados y de cuya junta directiva hacen parte el presidente de la Bolsa de Bogotá, Augusto Acosta; el director de Asuntos Públicos de Coca-Cola, Pablo Largacha, y el gerente para Colombia de Procter & Gamble, Jorge Luis Díaz.

Lo cierto es que este tipo de iniciativas está en auge y cada vez son más los mecanismos que desarrollan, no sólo los individuos sino las empresas, para compartir horas que a muchos les sobran pero que para otros tienen tanto valor como el oro.