Especiales Semana

VIVA LA LIBRE EMPRESA

Una reciente encuesta revela que los colombianos están por la libre empresa, la democracia y algunos cambios importantes

29 de septiembre de 1986

"La voz del pueblo es la voz de Dios", reza una sentencia que recitan últimamente con mucha frecuencia todos aquellos que tienen en sus manos una encuesta y desean utilizarla para demostrar algo específico, con base en las opiniones recogidas. Las encuestas, que hasta hace pocos años eran más bien una especie rara en el país, se convirtieron de la noche a la mañana en algo tan común como las huelgas de maestros, y ya no sólo se realizan en épocas preelectorales y con miras a medir la acogida de los candidatos, sino que pretenden indagar en todos los campos el pensamiento de los colombianos.
Hace algunas semanas se llevó a cabo un sondeo preparado por Rodrigo Losada y Napoleón Franco y Cía., que buscaba establecer la posición de los colombianos frente a la libre empresa y al sistema democrático, aparte de incluir otras preguntas relacionadas con las prácticas religiosas y el grado de respaldo a ciertos valores tradicionales.
LIBRE EMPRESA LIBRE
Los resultados de la encuesta son, como siempre, interpretables, y pueden sorprender a unos y resultar perfectamenle previsibles para otros. Pero de cualquier manera indican tendencias de la opinión pública a nivel nacional, ya que el trabajo fue realizado con 2.067 encuestados -hombres y mujeres mayores de 18 años y de diferentes estratos sociales- en medio centenar de municipios de las tres cordilleras y la región atlántica.
Uno de los más importantes aspectos analizados por los investigadores en esta encuesta es la actitud y las creencias predominantes entre los colombianos frente a la libre empresa. Para establecer esas creencias, los encuestadores trataron de averiguar con cuáles estaban más de acuerdo los colombianos. Esto permitió establecer que un 93% de los interrogados expresa la creencia de que "la gente tiene derecho a hacer mucha plata mediante su trabajo honrado" y un 86% estuvo de acuerdo con que "toda persona tiene derecho a poseer una gran riqueza", lo que demuestra hasta qué punto los colombianos parecen estar de acuerdo con las ideas del laisser faire capitalista. Aunque un 60% está de acuerdo con que "el gobierno debería ejercer controles para limitar las ganancias de las empresas privadas", apenas un 46% cree que "si, gobierno se mete a controlar más la actividad económica de las grandes empresas, el país se beneficia" y un 44% considera que de suceder eso "el país se perjudica".
Los encuestadores trataron de establecer una escala de apoyo a los principios de la libre empresa que iba de 1 a 12 puntos. Sólo el 19% se ubica en un nivel inferior a 6 puntos mientras el 81% se ubicó entre 7 y 12 puntos (ver cuadro). Para decirlo en pocas palabras, hay un alto grado de apoyo a los principios de la libre empresa en Colombia.
La investigación pretendió ir más lejos y determinó que ante la posibilidad de que "los grandes empresarios se fueran hoy del país", un 15.9% de los encuestados considera que "lo colombianos nos beneficiariamos", mientras un 75% piensa que "lo colombianos nos perjudicaríamos", quedando un 9.1% de encuestados que no quisieron definirse. Ante la posibilidad de que "el gobierno se metiera más en los negocios de la gente", un 15.9% consideró que "lo colombianos en general saldríamos ganando", mientras un 73.5% opinó que "los colombianos en general saldríamos perdiendo" y el restante 10.6% prefirió no definirse.
En cuanto a la inversión de empresas extranjeras sin embargo, el respaldo no fue tan grande. Preguntados si estaban de acuerdo con aquellos que "dicen que es bueno para el país es que las empresas extranjeras instalen en él sus fábricas y negocios", un 46.1% dijo que sí, un 43.6% que no,. un 8.8% respondió que "depende" , un 1.5% no respondió. A pesar de gran respaldo que parece recibir la libre empresa por parte de los encuestados, estos consideran que los trabajadores no son pagados justamente Un 82.9% de los encuestados piensa que "los trabajadores en Colombia ganan menos de lo que se merecen", sólo un 11.2% cree que "ganan en realidad lo que se merecen" y apenas un 3.7% considera que "ganan más de lo que se merecen".
Finalmente, los investigadores trataron de establecer algunos puntos sobre las expectativas de la libre empresa en Colombia. Todo indica que un buen número de los encuestados cree que el gobierno llegará antes de 10 años a controlar la mayoría de las empresas del país. Al responder a la pregunta "a su juicio, ¿dentro de diez años en manos de quién o de quiénes estará la mayoría de las empresas del país?": un 33.4% respondió que "en manos del gobierno", un 55.5% que "en manos de los particulares" y el restante 11.1% no quiso definirse.
Los investigadores concluyen que en Colombia existe "alta legitimidad al derecho de propiedad y al trabajo honrado como fuente de riqueza", que "se considera al sector privado más eficaz y eficiente que el sector público", que "se tiende a pensar que la libre competencia es benéfica" y que "se opina que el gobierno debe limitar las utilidades de la empresa privada".
DEMOCRACIA Y CAMBIO
Pero los encuestados no sólo apoyan los principios de la libre empresa, sino también los principios democráticos. Para muchos, estos son compatibles, pero para otros no lo son. En todo caso, en una escala de 1 a 13 para medir el grado de apoyo a los principios, democráticos, un 85% de los encuestados se ubica más cerca de 13 que de 1, y sólo un 15% lo hace a la inversa (ver cuadro).
Las conclusiones en este campo son bastante claras: se reconocen ampliamente los derechos de las minorias, se acepta ampliamente la actividad política de grupos de oposición radical, existe un consenso amplio sobre las elecciones populares como medio para escoger Presidente de la República y se nota una convicción medianamente extendida de que votar es un deber.
Hay algo curioso con respecto a los niveles de educación y a los de ingresos familiares mensuales en relación con el apoyo a los principios democráticos. Se nota en general que las personas de menores ingresos y de menor educación son muy poco demócratas y que las de mejores ingresos y mayores niveles de educación son fuertemente demócratas.
La encuesta quiso profundizar algunos aspectos de la cuestión política y trató de establecer la posición de los interrogados sobre la necesidad de cambiar la Constitución. Para empezar, preguntó a los encuestados, "para usted, ¿qué es la Constitución Nacional de Colombia?". Un 66.8% dijo que era "la ley fundamental de la República", un 11.4% que era "un libro sólo para abogados", un 3.9% que era "un documento de geografía colombiana", un 7.8% "algo distimo a estas tres cosas" y el resto 10.1% prefirió no definirse.
Entre el 66.8% que definió la Constitución como "la ley fundamental de la República", los encuestadores preguntaron si "debe cambiarse la Constitución Nacional". Un 11.4% considera que hay que cambiarla "casi totalmente", un 66.9% que hay que "hacerle algunos cambios fundamentales", un 16.2% que hay que "hacerle sólo algunos cambios pequeños", apenas un 3.85 cree que no hay que "hacerle prácticamente ningún cambio" y el restante 1.7% no quiso definirse. Como queda claro, una inmensa mayoría (78.3%) está de acuerdo con hacerle grandes cambios a la Constitución.
Los investigadores quisieron indagar también sobre la actitud frente al cambio y la violencia. Preguntaron: "Para que Colombia progrese más, ¿qué tantos cambios en la organización general del país deben hacerse?". Un 65.7% respondió que "muchos", un 26.3% que "una buena cantidad", sólo un 5.6% que "pocos o ninguno" y el restante 2.4% no quiso definirse. Con respecto al uso de la violencia para conseguir esos cambios, los encuestadores preguntaron: "Y usted piensa que para llevar a cabo esos cambios, ¿a lo mejor se necesitará el uso de la violencia, o no?". Un 85.9% respondió que no y sólo un 7.1% que si, mientras un 7% prefirió no definirse.
La encuesta estableció también interesantes tendencias frente a la eventualidad de un golpe militar y pudo comprobar que aunque una gran mayoría (65%) aparece como prodemócrata, existe un 21% de golpistas y un 14% de antidemócratas, porcentajes que no dejan de ser altamente preocupantes (ver cuadro). La investigación define así el perfil de los antidemócratas: son tanto hombres como mujeres, que en su mayoría tienen entre 18 y 39 años, cuyos ingresos son escasos y pertenecen a los estratos bajo y medio-bajo, entre los cuales hay una alta proporción de amas de casa, obreros calificados, obreros rasos y empleados de oficina. Entre los golpistas, hay dos grupos: el de los que creen en un gobierno militar que permanezca y el de los que creen que debe ser temporal. Los primeros son en un 60% mujeres, en su mayoría amas de casa entre los 45 y los 55 años, con escasa escolaridad, de niveles socioeconómicos bajos y que viven principalmente en las zonas paísas y del centro del país en áreas semirrurales.

OTRAS CURIOSIDADES
Hay otros puntos interesantes que revela la encuesta sobre la confianza de los colombianos en sus autoridades, el manejo de los dineros públicos, la justicia, los políticos, las elecciones y la religión y los valores tradicionales.
En cuanto a lo primero, la investigación revela que un 32.5% de los encuestados piensa que la mayoría o prácticamente todas las personas que trabajan en el gobierno son deshonestas, sólo un 17.2% cree que la mayoría o prácticamente todas son honestas, un 47.8% considera que aproximadamente la mitad son honestas y un 2.5% no respondió a la pregunta.
En cuanto a los dineros publicos, la respuesta promedio a la pregunta "de cada 100 pesos, ¿cuánto cree usted que malgasta el gobierno?" es, que malgasta 61.9 pesos.
La imagen de la justicia está bastante maltratada. El 88% de los encuestados cree que "algunos jueces en Colombia se dejan comprar". A la pregunta "de cada 10 jueces, cuántos cree usted que se dejan comprar", la respuesta promedio fue 5.5. A los políticos no les fue mejor. Los investigadores trataron de establecer, en una escala de 1 a 6, el grado de acuerdo o desacuerdo con la frase "la mayoría de los políticos se deja comprar". La respuesta promedio fue 4.6, con lo cual es evidente que la tendencia a estar de acuerdo con la frase es bastante fuerte. Las elecciones que tanto defienden como institución los encuestados en otra parte del estudio, tampoco salen bien libradas en el sondeo de credibilidad: un 32.1% de los encuestados cree que "en general hubo fraude en las últimas elecciones (1982 y 1984)", mientras un 48.3% considera que los resultados "fueron limpios".
En relación con la práctica religiosa (ver cuadro), la encuesta determinó que el 45% de los encuestados se define como practicante, el 27%0 como practicante ocasional y otro 27% no acostumbra las prácticas religiosas.
Los investigadores redactaron una serie de frases que pretendían englobar valores tradicionales como que la mujer debe quedarse en casa y que hay que censurar revistas y películas con desnudos, y descubrió que el 29% se muestra de acuerdo con esos valores, el 43% está en desacuerdo y el 28% restante parece estar en transición, o sea ni de acuerdo ni en desacuerdo.
La encuesta, en fin, es una interesante muestra que bien podría definir así al colombiano promedio: un hombre que defiende la libre empresa y los principios democráticos, que está pidiendo cambios fundamentales en el país por vias pacíficas, que no cree en los jueces ni en los políticos y que no parece estar hoy muy de acuerdo con los valores tradicionales.