Especiales Semana

¿Y el dólar qué?

Aunque son muchas las variables que pueden cambiar el panorama de la moneda estadounidense en 2005, los analistas pronostican una devaluación moderada del peso.

28 de noviembre de 2004

Predecir el futuro del dólar se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza. Hace un año los analistas consultados por SEMANA esperaban, en promedio, una tasa de cambio a final de 2004 de 3.126 pesos por dólar, es decir, una devaluación anual del 7,6 por ciento. Nada tan alejado de la realidad. La semana pasada la divisa estadounidense rompió la barrera de los 2.500 pesos -su cotización más baja en 30 meses- con lo que el peso colombiano acumula una revaluación del 10 por ciento en lo que va corrido del año.

El incierto comportamiento del dólar se ha convertido en motivo de sufrimiento no solo de los economistas, sino de los miles de empresarios que por esta época suelen hacer sus presupuestos de venta y planes de inversión para el año entrante. Ni hablar de los algodoneros, floricultores, bananeros y el resto de exportadores que desde finales de diciembre de 2003 no han podido conciliar el sueño. El motivo de esa preocupación no es otro que la menor cantidad de plata que reciben cada vez que cambian a pesos los dólares producto de sus ventas en el exterior.

Con la situación que se ha presentado este año en materia cambiaria, los cafeteros han dejado de recibir, hasta el momento, 127.000 millones de pesos. Las pérdidas del sector bananero superan los 55.000 millones de pesos y las del renglón floricultor los 70 millones de dólares. Según cálculos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, por cuenta de la caída en el precio del dólar el sector agropecuario ha perdido en los últimos 18 meses un 20 por ciento en materia de competitividad.

El desplome de la divisa tiene su explicación en la abundante oferta de dólares que hay en el mercado. Y no es porque los colombianos no quieran tener 'verdes' en sus bolsillos, sino porque están llegando al país divisas en cantidades importantes.

Como en Estados Unidos las tasas de interés siguen estando muy bajas (2 por ciento la tasa de referencia de la Reserva Federal Estadounidense, FED), los inversionistas internacionales de corto plazo están enviando dólares a chorros hacia los países emergentes como Colombia, en busca de mejores rendimientos. Los que llegan al país provienen principalmente de fondos extranjeros 'off shore' que vienen a comprar activos colombianos, especialmente títulos de deuda pública (TES) y, en menor grado, acciones de la bolsa de valores.

También están entrando dólares en mayor cantidad por los altos precios de los productos básicos, en especial el petróleo, que se cotiza a 49 dólares por barril. Sobresalen los precios internacionales de otras materias primas como el carbón, el ferroníquel y el oro, que impulsado por la debilidad del dólar se cotizó la semana pasada a casi 450 dólares la onza en el mercado de Londres, su nivel más alto en 16 años. Otras fuentes de divisas son las monetizaciones de reintegros cafeteros y de exportaciones no tradicionales que por esta época traen grandes volúmenes de recursos.

A esto se suma el tema de las remesas, que vienen creciendo a pasos agigantados, al punto de que hoy son el segundo renglón de divisas del país. Las remesas comienzan a llegar por esta época con mayor velocidad por la temporada de fin de año.

Internacionalmente, la debilidad del dólar corre por cuenta de los factores estructurales de la economía estadounidense, lo que ha hecho que se deprecie frente al resto de monedas mundiales. Esta tendencia, que se inició desde mediados del año pasado, se ha acelerado en las últimas semanas ante las recientes declaraciones de los responsables de la política económica norteamericana de que Estados Unidos ve con buenos ojos la caída del billete verde.

Un dólar débil abarata las exportaciones de productos gringos y aumenta su competitividad, lo que le ayuda a la economía de Estados Unidos a corregir el enorme déficit en cuenta corriente (es decir, la diferencia que existe entre el total de exportaciones menos el total de importaciones). De ahí los últimos comentarios del presidente de la FED, Alan Greenspan, de sugerir que una mayor depreciación del dólar podría ser necesaria para reducir el desequilibrio en las finanzas norteamericanas.

Por eso todas las monedas del planeta -y no solo el peso colombiano- se hayan fortalecido frente al billete verde en los últimos tiempos. El euro, que durante sus dos primeros años de vida se mantuvo muy por debajo del dólar, hoy está un 30 por ciento por encima. La semana pasada la moneda europea superó el umbral de 1,30 dólares por primera vez en su historia, llegando a cotizarse a 1,32 en el mercado de cambios de Londres. El yen japonés ha subido a nuevos récords (102,44) y desde mayo pasado se ha apreciado un 11 por ciento respecto al dólar. En los últimos tres meses, el real brasileño se ha fortalecido un 7 por ciento frente al dólar, el peso chileno un 5, el dólar canadiense un 10 y así sucesivamente.



Futuro incierto

¿Qué sucederá en 2005? Gran parte del caminar del dólar el año entrante dependerá del comportamiento de la economía estadounidense. Hasta ahora, los inversionistas continúan considerando atractivos los mercados emergentes, como Colombia, considerando que la tasa de interés en Estados Unidos es hoy de 2 por ciento y que en Colombia ésta es de 6,86 por ciento.

Lo más probable es que el año entrante la FED suba sus tasas de interés a un ritmo mesurado, de manera que a final de 2005 esté en un nivel entre 3,5 y 4 por ciento, dependiendo de las expectativas de inflación y de la evolución de la economía china. Si en 2005 China no crece al mismo ritmo que este año, su banco central no seguirá comprando bonos de Estados Unidos como lo está haciendo para evitar la revaluación de su moneda. Y si el banco central chino no compra bonos del tesoro norteamericano, la única forma como Estados Unidos puede financiar su abultado déficit fiscal -que el año entrante llegará a los 480.000 millones de dólares, según cálculos del Congreso norteamericano- sería atrayendo capitales con tasas de interés más altas.

A medida que suban los intereses en Estados Unidos, algunos inversionistas preferirán dejar su dinero en ese país, pues les resultará más atractivo invertir en activos menos riesgosos y que les estarán dando mejores tasas. Esto disminuirá la cantidad de dólares que llega a Colombia y al resto de países emergentes. Muchos de ellos tendrán que subir sus tasas, aunque en menor medida, para aminorar el efecto de la salida de inversiones de portafolio.

Por el lado de las exportaciones, es de esperar que se mantengan los flujos de divisas, toda vez que la economía mundial crecerá el año entrante cerca de su senda potencial del 4 por ciento. No obstante, puede haber una disminución en los precios de los productos básicos, en especial del petróleo y el carbón, debido a un menor ritmo de crecimiento de la China, país que de todas maneras crecerá a tasas del 7 o el 8 por ciento. Las remesas seguirán creciendo como lo han venido haciendo en los últimos cinco años y se prevé que sean del orden de los 3.500 millones de dólares.

Los analistas esperan, en promedio, que el dólar acabe este año a una tasa de cambio de 2.596 pesos por dólar. Para el 31 de diciembre de 2005 pronostican una tasa de cambio de 2.736 pesos por dólar, es decir, proyectan una devaluación del 5,4 por ciento el año entrante.

Claro que este pronóstico está sustentado en ciertos preceptos macroeconómicos que podrían no darse, y entonces, las inversiones en el exterior serían más atractivas y habría una mayor devaluación. Para lograr una devaluación como la esperada es necesario que ingresen por concepto de privatizaciones una parte importante de divisas como lo tiene presupuestado el gobierno, que se cumplan las proyecciones de déficit fiscal para el año entrante, que se mantengan los niveles de exportaciones y, sobre todo, que pasen en el Congreso los proyectos de reformas tributaria y pensional que hoy caminan por el legislativo a paso de tortuga.

En todo caso los pronósticos para el año entrante apuntan a un cambio de tendencia en el comportamiento del precio del dólar. En 2005 la divisa comenzará de nuevo su carrera alcista, aunque a un ritmo moderado. Ojalá esta vez sí se cumplan las proyecciones de los analistas.