Amina vivirá

La circunstancia no tendría ninguna particularidad sino viviera en Nigeria, el país más poblado de Africa. A pesar de ser un Estado secular algunas provincias del norte que profesan el Islam se rigen por la Sharia, la ley religiosa. Bajo estos preceptos en marzo de 2002 un tribunal islámico condenó a Amina a la pena capital. La muerte que le esperaba era escalofriante: sería enterrada hasta el cuello y recibiría pedradas hasta morir. Amnistía Internacional emprendió una campaña mundial a través de Internet para erradicar la pena de muerte y todos los castigos inhumanos, con la que lograron recolectar 9.600.000 firmas. Paradójicamente no fue esto lo que salvó a la nigeriana, sino un fallo del tribunal islámico de apelaciones de Katsina, ya que se encontraron irregularidades en el juicio inicial. Amina fue absuelta el 25 de septiembre, pero otras tres personas están condenadas a lapidación en Nigeria.