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EL SECRETO DE LA DIVA

Las mejores revelaciones de la nueva biografía sobre Greta Garbo, escrita por Barry París, sucedieron en Cartagena.

28 de febrero de 1994

EN 1932, DURANte la filmación de Grand Hotel, Greta Garbo dijo una frase que resumiría toda su existencia: "I want to be alone" ("Yo quiero estar sola"). Ningún otro parlamento resume mejor el destino de esta hermosa mujer sueca, que se convirtió en la estrella más enigmática de Hollywood y en la mujer más misteriosa del planeta. Ahora, con la aparición de una nueva biografía de la diva, La vida secreta de Garbo, escrita por Barry Paris, resulta que las mejores revelaciones tienen como origen la secreta estadía de la actriz en Cartagena.
Pocos admiradores de la Garbo saben que durante su exilio voluntario ella pisó tierra colombiana invitada por uno de sus pocos amigos, el negociante de arte Sam Green. Este estadounidense llegó a mediados de los años 70 a Cartagena y se enamoró de la ciudad. Entonces resolvió comprar una casona colonial sobre la calle Santodomingo .
Allí, en 1978, la Garbo y Green pasaron unas tranquilas vacaciones, lejos de la prensa y de las tumultuosas calles de Nueva York por las que la estrella solía pasear con el rostro oculto por gafas oscuras, sombrero y pañoleta. (En esa misma casa se hospedaron en otra oportunidad, también invitados por Green, la esposa de John Lennon, Yoko Ono, y Roland Joffé, el director de la película La misión). Green mantuvo la hermosa casona hasta 1991, cuando decidió venderla. Desde entonces no ha regresado al país.

DE ESTRELLA A ERMITAÑA
Como se sabe, en 1941, después de terminar la filmación de la película Two faced woman, la Garbo, considerada la diva de Hollywood, decidió retirarse del cine. Para asombro del mundo, esta bella y admirada mujer se convirtió en una ermitaña, accesible sólo a un reducido grupo de personas. Durante casi 50 años -hasta su muerte, ocurrida en abril de 1990- vivió encerrada en su apartamento de Nueva York, donde muy pocos lograron franquear la barrera de su vida privada. Uno de esos afortunados fue Sam Green, a quien la Garbo conoció en 1970 en la casa de la millonaria Cécile de Rothschild, una de las grandes amigas de la actriz.
En esa época él tenía 30 años y ella 65 -señala el biógrafo-. De ese primer encuentro, Green recuerda: "Lo único que me llamó la atención de Greta fue su ropa. Era tan simple que casi llegaba a ser fea. Todo era del mismo horrible color mostaza: el saco, el pantalón y las medias. Hasta su pelo tenía ese mismo color". Lo cierto es que para Sam Green la Garbo era una completa extraña. Ni siquiera había visto alguna de sus películas. Pero cuando ella se presentó, lo desarmó por completo: "Señor Green, me han hablado mucho de usted. Estoy segura de que seremos buenos amigos". Y así sucedió. Poco tiempo después Green era su compañero obligado en las rutinarias camimatas que ella realizaba sagradamente a diario por las calles de Nueva York. Así fue como el comerciante de arte logró entrar al corazón de Greta Garbo. Y allí permaneció por más de 15 años, hasta cuando ella misma decidió no volver a hablarle nunca más.

100 HORAS DE GRABACION
Por los constantes viajes de trabajo que debía realizar, Green grababa todas sus conversaciones telefónicas, aun las que tenía con la Garbo. La actriz lo sabía perfectamente, y lo aceptó bajo la condición de que nunca fueran reveladas a nadie. Estas conversaciones, que suman más de 100 horas de grabación, son transcritas en la nueva biografía sobre la estrella escrita por Barry Paris, cuyos apartes aparecen publicados en la última edición de la revista Vanity Fair.
Según Paris, traer a la Garbo a Cartagena no fue cosa fácil, aun para su gran amigo Green. Sólo después de varios años de invitaciones y súplicas para que conociera la hermosa ciudad, el comerciante logró convencerla. Y dentro del mayor sigilo la Garbo llegó a Cartagena. Los dos amigos pasaron una tranquila temporada en la casona de la ciudad amurallada sin que la prensa se enterara de la visita. Pero si la estadía de la Garbo en el país pasó prácticamente inadvertida en ese momento, lo que vino después no fue igual. Durante una ausencia de su oficina en Nueva York, un periodista logró sacarle al asistente de Green algunos detalles sobre el viaje de la Garbo a Colombia. Y en marzo de 1978 publicó una columna donde afirmaba que entre la pareja existía un romance secreto.

LA IRA DE UNA DIVA
La furia que este episodio le produjo a Greta Garbo se reflejó en la conversación telefónica que sostuvo con su amigo: "Greta Garbo: Esto me hace pensar que para siempre voy a ser utilizada por la gente, y eso me enferma. Eso me hace sentir... Me cansa tanto, solo quiero alejarme de todo, todo el mundo me utiliza... Es que no entiendo.
Sam Green: Yo no te estoy utilizando.
G. G: Tú eres para mí un rompecabezas...
S. G: ¿En realidad piensas que después de todos estos años yo llegaría a mandar a la prensa un comunicado sólo para promocionar a Cartagena?
G. G: Bueno, pero allí lo puedes ver, está en la prensa todo lo que hicimos. No puedo ir a ninguna parte sin que tenga que enfrentarme a la gente porque siempre me están utilizando. Hace toda una vida que no hago películas, y eso me enferma... No sé si eres un sinvergüenza o un idiota... "
A pesar de lo profundamente dolida que estaba, esta vez la Garbo perdonó a Green. Pero en la segunda oportunidad en que la prensa publicó algo sobre su estrecha amistad, no fue así. En 1985 un periodista del diario Globe logró de nuevo sacarle al asistente de Green información sobre la relación entre ellos dos. Lo que se publicó hirió profundamente a la actriz. Se anunciaba en letras mayúsculas el matrimonio de la Garbo, a sus 80 años, con el comerciante de arte, 35 años menor. Mientras todo esto sucedía, Green estaba pasando una temporada en Colombia, y no se enteró de la publicación de la noticia hasta su regresó a Nueva York. Como solía hacerlo después de cada uno de sus viajes, llamó a su amiga para reportarse. Y lo que escuchó al otro lado de la línea fue: "Señor Green, usted ha hecho una cosa terrible". Luego de esa frase, la Garbo colgó. Preocupado, volvió a llamar y le explicó que él jamás había dicho una sola palabra sobre ella en 15 años, y que ahora tampoco tenía ningún motivo para hacerlo. Pero esto no fue suficiente. Green le preguntó: "¿ Esto significa que no vamos a volver a hablarnos?". Y ella le respondió: "Así es". Esta fue la última vez que Green oyó la voz de la Garbo, cuenta Paris.
En lo que el propio Sam Green le contó al biógrafo, para él existe otra posible explicación que llevó a la diva a tomar tan drástica decisión. Todo se inició con un chisme que llegó a los oídos de la actriz, según el cual Green había puesto la grabación de las conversaciones telefónicas durante una fiesta. Pero según afirma Green, eso nunca sucedió.
Lo cierto es que los años golpearon muy fuerte a esta mujer que por su extraordinario talento y belleza llegó a ser una de las mujeres más admiradas de Hollywood. Después de haber deslumbrado al mundo, la Garbo decidió ocultarse de la mirada del público para siempre. Con el tiempo su físico se fue deteriorando al igual que su salud. Alguna vez, cuando un fotógrafo la sorprendió en las calles de Nueva York y publicó su fotografía, el mundo vio asombrado el terrible ocaso de su belleza. Y la verdad es que durante los cuatro años siguientes a la pelea con Green la Garbo rompió relaciones con la mayoría de sus pocos amigos, y todo, según dice Paris, porque ella no quería que la vieran en ese estado.