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EDUCACIÓN

Educación para toda la vida

Con el cambio demográfico, las nuevas tecnologías y la globalización de la economía, es necesario que las sociedades replanteen sus sistemas educativos. Las microcredenciales, la certificación de competencias y el reentrenamiento constante son tendencias que se plantean como solución.

26 de septiembre de 2019

De acuerdo con un estudio realizado por la Ocde sobre las perspectivas del empleo en 2019, aproximadamente el 14 por ciento de los trabajos existentes podría desaparecer como resultado de la automatización en los próximos 15 o 20 años, y es probable que otro 32 por ciento cambie radicalmente a medida que las tareas individuales se automatizan. Estas estadísticas, más allá de alarmar, deben abrir la posibilidad de pensar la educación y el empleo del futuro de una manera diferente. Hoy, más que nunca, es indispensable contemplar cuáles son esas habilidades necesarias, y las metodologías que ayudarán a mantener una fuerza laboral vigente y pertinente.

Como muchas de las aptitudes que se requieren hoy en día podrían caer en la obsolescencia en unos años, el informe de la organización multilateral destaca la necesidad de ayudar a los trabajadores en sus transiciones laborales mediante servicios de empleo efectivos y oportunos, así como con medidas de prevención e intervención temprana.

“Los países deberían centrarse en establecer estrategias integrales de aprendizaje de adultos, en particular para aquellos poco calificados, con el fin de evitar la depreciación y la obsolescencia de las habilidades y facilitar las transiciones entre trabajos. Los sistemas de aprendizaje de adultos también deberán fortalecerse y adaptarse con el objetivo de proporcionar a los trabajadores oportunidades adecuadas para la readaptación profesional a lo largo de sus carreras”, dice el informe.

Al especificar la necesidad de atender a los adultos poco calificados, en realidad la preocupación es que, incluso hoy en día, en los países de la Ocde estos son hasta 40 puntos porcentuales menos propensos a participar en procesos de entrenamiento que aquellos altamente calificados.

Sin embargo, algo claro es que esa necesidad de reentrenarse no será solo para los mayores. Hay estudios que aseguran que hoy una persona tendrá, en promedio, 15 empleos durante su trayectoria laboral. Esto, de acuerdo con la expectativa de vida, significa que cada tres o cuatro años empezará en un nuevo lugar de trabajo y, por ende, la necesidad de reinventarse y actualizar sus competencias será mayor.

En Colombia, el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) ya está trabajando en ese proceso de transformación de su modelo educativo. Según Hernán Fuentes, director de Empleo, Trabajo y Emprendimiento de la entidad, están estructurando una formación por demanda. En esa lógica, podrán entender cuál es la necesidad que tiene la empresa, en qué tiempo lo requiere y con qué competencias específicas.

“No hablaríamos de estructuras rígidas de enseñanza con programas extensos en el tiempo, sino de programas más cortos que puedan desarrollarse a partir de bloques formativos y a manera de menú, en los que tanto el sector productivo como el aprendiz podrán personalizar su proceso de formación”, asegura Fuentes, quien explica que, a partir de 2020, el reentrenamiento va a ser cada vez más recurrente y necesario en todas las generaciones. “Cada dos o tres años tendremos que ir a instituciones como el Sena para adquirir nuevas habilidades y competencias en función de asumir los desafíos que exige el mercado global”, complementa.

En esta perspectiva está de acuerdo Ramiro Luz, director de LinkedIn Talent Solutions para Hispanoamérica. Según la información que reúne esta red social, que hoy cuenta con más de 7 millones de cuentas en Colombia y más de 90 millones en Latinoamérica, con la automatización y la entrada de nuevas tecnologías, las empresas requieren cada vez más habilidades específicas que necesitan formaciones constantes.

“Hemos visto que la oferta de trabajos repetitivos como el servicio al cliente, las tareas administrativas rutinarias o la manufactura automatizable empieza a disminuir, mientras que las habilidades y competencias en programación, trabajo en equipo, innovación o redes sociales son cada vez más solicitadas”, dice Luz.

En ese panorama, las microcredenciales y certificaciones por conocimientos cobran mayor relevancia. Además, los dos directivos concuerdan en que no solo serán necesarias las competencias técnicas, sino que las habilidades blandas se vuelven un determinante. La nueva fuerza laboral deberá tener capacidad de adaptabilidad, aptitudes sociales como la empatía, el trabajo en equipo, conversación para la creación y colegaje para la construcción.

Esto es algo en lo que al Sena históricamente no le ha ido bien. Las evaluaciones que hacen los empresarios de sus egresados siempre han sido satisfactorias con respecto a las capacidades técnicas, pero han pedido fortalecer estos aspectos sociales. No en vano, hoy la institución está diseñando unos laboratorios para la innovación y la cocreación. En palabras de Fuentes, “para los jóvenes, menos pantallas y más conversaciones”.

Una tendencia necesaria y que también empieza a incursionar en Colombia es que las empresas reentrenen a sus propios trabajadores. Para esto, una buena alternativa es que la formación vaya hasta el lugar de empleo, de manera que se ajuste a las necesidades específicas y permita la flexibilidad que requieren los adultos empleados.

El sector tecnológico ya se ha enfrentado a este desafío. Con la transformación digital, las habilidades de los profesionales de este sector deben ser renovadas y actualizadas constantemente. Microsoft es un ejemplo de esto. Su directora de Educación para Colombia, Natalia Jaramillo, explica que Microsoft se ha mantenido a la vanguardia de la innovación fortaleciendo, empoderando y transformando a cada uno de los 120.000 empleados en el ámbito global y los empleados de las más de 1.700 empresas en Colombia que desarrollan e implementan sus productos.

“Nuestras certificaciones y microcertificaciones permiten a profesionales de TI en Colombia reentrenarse en meses, en vez de años, de manera constante a medida que avanzan las tecnologías. Nuestro éxito se escribe a partir del talento que construye tecnologías para los retos inminentes y cambiantes de la cuarta revolución industrial”, dice Jaramillo. Así pues, lo que queda claro es que el esfuerzo para superar los desafíos actuales no debe venir solo de los Estados, ya que el sector empresarial y los empleados tienen una gran responsabilidad.