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Fotograma de 'The Irishman', la nueva película de Martin Scorsese, disponible en Netflix.

ETCÉTERA

Scorsese monumental

Un corto homenaje al director estadounidense a propósito de su más reciente película, 'The Irishman'.

Alejandro Pérez
4 de diciembre de 2019

Desde los años setenta, Martin Scorsese ha forjado un estilo genuino en Hollywood, un marco inestable y lleno de presiones para la creación. Persistente, infatigable, el neoyorquino ha jugado con la maquinaria y a la vez se ha separado de ella con narrativas crudas y humanas en películas trascendentalmente minimalistas como Taxi Driver (1976) y Raging Bull (1980). Y con producciones de enorme escala como Goodfellas (1990), Gangs of New York (2002), The Wolf of Wall Street (2014) y, ahora, The Irishman.

Esta última, estrenada el 27 de noviembre en Netflix y exhibida en algunas salas independientes, es ambiciosa desde su escala y desde los muchos años que abarca su historia. Pero no cae en efectismos, a pesar de echar mano de efectos especiales para rejuvenecer a sus protagonistas en algunas escenas. Scorsese ganó su único Óscar a mejor director con The Departed (2006), cinta en la que sacó lo mejor de Jack Nicholson y Leonardo DiCaprio (uno de sus actores favoritos). Como ellos, enormes figuras que han trabajado con él, como Daniel Day-Lewis, Joe Pesci, Robert De Niro (su primer recurrente) y Al Pacino, se han regado en elogios. Este último lo ha llamado “un hombre del Renacimiento”. En una reciente conversación me dijo: “Con Scorsese puedes trabajar sin una red. Él es la red. Te da confianza, pues es sensible a lo que significa actuar. Entiende todo, es extremadamente inteligente”.

Scorsese es, además, un referente global. Su trabajo ha impactado a miles de creadores, entre ellos directores no tan afines al cine estadounidense como los franceses Olivier Assayas y Cédric Kahn, quienes lo mencionaron, en esa misma conversación, entre sus influencias obligadas. Además, Scorsese ha liderado una labor de preservación y documentación, de redescubrimiento y apreciación del cine. Muchas personas vieron la magistral y propagandística I am Cuba (1964), de Mijaíl Kalatózov, porque Scorsese y Coppola se fijaron en ella. Y este es apenas un ejemplo.

Ahora el director presenta su película en Netflix, una gran paradoja para alguien que denuncia que Marvel no es cine. Esté uno de acuerdo o no con él, The Irishman demuestra, una vez más, el peso de un creador excepcional.