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"De ese modo, como en los mejores libros periodísticos, lograron mostrar con casos individuales, a veces conmovedores, las tendencias que las cifras, frías y descontextualizadas, no alcanzan a describir".

Crítica de libros de no ficción

'El planeta vacío': el shock del declive de la población mundial

Este libro que analiza cómo y por qué la humanidad sigue creciendo, pero a un ritmo decreciente.

Mauricio Sáenz
27 de junio de 2019

Este artículo forma parte de la edición 164 de ARCADIA. Haga clic aquí para leer todo el contenido de la revista.

Los colombianos nos sorprendimos hace un año cuando el Dane anunció que no éramos cincuenta millones, como habíamos asumido, sino simples cuarenta y cinco millones. Cuando nos repusimos de la humillación, pasamos a la suspicacia sobre la capacidad del Estado para hacer esas cuentas.

Pero el problema no estaba en el censo, sino en que las proyecciones resultaron sobredimensionadas. Y por lo visto no solo las de Colombia, sino las del resto del mundo. Esa es la tesis de El planeta vacío, el interesante libro de los canadienses Darrell Bricker y John Ibbitson, quienes, con base en numerosas estadísticas oficiales, sostienen que el mundo no se acerca al desastre demográfico. Por el contrario, tarde o temprano va a faltar gente.

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Las cifras generalmente aceptadas siguen siendo las mismas, como si este fuera un tema cerrado. Según la “variante media” de las proyecciones que la ONU publicó en 2017, hacia 2050 vivirán en el planeta 9.800 millones de personas. Y para el final del siglo habrán llegado a la catastrófica cifra de once mil doscientos millones. Para entonces se habría confirmado la afirmación de Paul Ehrlich en su libro La bomba P, de 1968, según la cual el mundo ya había llegado a su pico de producción de alimentos. Y Malthus habría acertado.

Hay que reconocer que los antecedentes favorecían las interpretaciones tremendistas. Al fin y el cabo, en el lapso de solo dos siglos pasamos de mil a siete mil millones de personas. Sin embargo, hoy muchos expertos piensan que la ONU debe revisar sus proyecciones para incluir las nuevas realidades socioeconómicas que las estadísticas confirman.

Bricker e Ibbitson construyen su libro con estudios y datos, pero no se quedan allí. Viajaron de Bruselas a Seúl, de Nairobi a São Paulo, para recoger los testimonios de jóvenes que les contaron en qué pensaban cuando decidieron crear una familia. De ese modo, como en los mejores libros periodísticos, lograron mostrar con casos individuales, a veces conmovedores, las tendencias que las cifras, frías y descontextualizadas, no alcanzan a describir.

De todo ello emerge una realidad alternativa, pero cada vez más aceptada. La humanidad sigue creciendo, pero a un ritmo decreciente. Lejos de la proyección de la ONU, el pico llegará a 9.000 millones entre 2040 y 2060, y entonces la cifra comenzará a descender sin remedio, una situación jamás vista en la historia.

Para empezar, el fenómeno ya es visible en muchos países, como Japón, Corea del Sur, España, Italia y Bulgaria. Todo indica que gigantes como China y Brasil podrían entrar a esa categoría en 2050. Y si bien África subsahariana vive todavía un estallido poblacional, en Sudáfrica la tasa de fertilidad ha bajado a 2,5 por mujer, apenas por encima de la tasa de reemplazo, de 2,1. India, por años considerada un caldero demográfico, está justamente en esa cifra. China, en 1,5, o sea que pierde población cada día que pasa.

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¿Y cuál es la causa principal? Hay por supuesto muchas que se combinan en unas pocas. Por un lado, la mejora del nivel de vida. A principios del siglo XIX, aproximadamente el 85% de la población mundial vivía en la pobreza extrema. Esa cifra comenzó a caer a partir de 1950, y hoy apenas alcanza el 14%.

Esa tendencia sorprendente se ve acompañada por otra, quizás su colofón: la gente vive cada vez más en ciudades. Esa circunstancia implica dos cosas: por un lado, ofrece mejores oportunidades de desarrollo educativo y laboral para las mujeres. Y por el otro, elimina la necesidad de procrear más brazos para trabajar la tierra, característico de la vida en el campo.

Todo ello, combinado con una mayor expectativa de vida, conforma un coctel que subraya, por otro lado, la estupidez de los gobiernos que se niegan a recibir a los inmigrantes a pesar de tener una tasa de natalidad insuficiente. Si las proyecciones de este libro se confirman, como parece seguro, esos personajes en unos años les rogarán que vengan.

El planeta vacío: el shock del declive de la población mundial
Darrell Bricker y John Ibbitson
Penguin Random House
315 páginas