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La escritora chilena María Luisa Bombal (1910-1980).

Lista Arcadia 2019

‘La amortajada’ de María Luisa Bombal: uno de los trece libros más votados de la Lista Arcadia 2019

Una reseña de Lorena Amaro.

Lorena Amaro Castro*
4 de diciembre de 2019

La más robada

Un dato curioso: La amortajada llegó a ser el libro más robado de las bibliotecas chilenas. A María Luisa Bombal, su autora, le halagaba ser la más robada, como declaró en varias entrevistas. Esto mostraba que, si bien ella había vivido gran parte de su vida en el extranjero, no había sido olvidada en su país de origen. No obstante, si se escudriña un poco más en la anécdota –cierta o no–es fácil ver en ella otras posibles resonancias: esos robos parecen realmente espectrales, ante la presencia real que pudo tener Bombal en nuestra literatura y que nunca llegó a tener, ni siquiera al momento de su regreso definitivo a Chile el fatídico año de 1973.

En el robo de esa breve y significativa novela se ve involucrada la fantasmagórica Ana María, La amortajada, quien sobrevuela su vida y escudriña a sus deudos (entre ellos varios hombres que formaron parte de su vida amorosa) con los ojos entreabiertos, proyectando a su vez un halo fantástico, irreal, en su propia autora, María Luisa, quien aparece en nuestra historia cultural como una autora aparentemente aceptada, pero ciertamente despreciada (se le negó en varias oportunidades el Premio Nacional de Literatura de Chile).

A más de treinta años de la muerte de Bombal, da ganas de preguntarse si ella ha logrado estar realmente “viva”, si lo está ahora, más allá de las lecturas obligatorias de los planes escolares chilenos, que siguen considerando la lectura de aquel libro robado, La amortajada, entre sus sugerencias. A Bombal no hay que normalizarla: hay que leerla en su excepcionalidad, como la autora insurrecta que fue en su momento no solo por sus temas, sino también por la contemporaneidad de su escritura intimista, subjetiva.

Las mujeres bombalianas siempre parecen portar una tara, que les impide desempeñarse como la sociedad lo espera de ellas.

Más que buscar la denuncia de la institución matrimonial en sí misma, Bombal se detiene particularmente en la aptitud de estas mujeres para enfrentar los ritos instituidos socialmente por el patriarcado, así como también su habilidad para lidiar con sus consecuentes (y apabullantes) mandatos domésticos. La escena misma del matrimonio, aquella a la que apuntan y con que cierran muchos de los cuentos de hadas y las novelas rosa que fascinaron a Bombal en su infancia y adolescencia, suele ser elidida para mostrarnos solo las fracturas, lo que ocurre después del happy end. Se podría decir más, todavía: lo que pasa cuando el happy end ya no es posible, como si se tratara de una escena que solo puede representarse sobre otras tablas, con otros decorados, en relatos anacrónicos, que retrotraen a las formas de vida decimonónicas; una escena que, en suma, solo puede ser performada por otros personajes.

La mujer muerta de La amortajada quizá prefigura, como ha señalado la crítica chilena Antonia Viu, la posibilidad de reiniciar un ciclo en que la muerte es el paso necesario para la vida: publicada en 1938, puede que anunciara un nuevo momento para las mujeres. En 1934 se había instalado el voto municipal femenino y poco tiempo después, en 1949, las mujeres podríamos comenzar a votar, por fin, en las elecciones presidenciales.

*Profesora de la Pontificia Universidad Católica de Chile y actualmente directora del Instituto de Estética. Doctora en Filosofía y magíster en Teoría Literaria. Su libro más reciente es La pose autobiográfica. Ensayos sobre narrativa chilena.