Los países avanzados alcanzarán niveles de deuda de más de 100% de su PIB, los emergentes de 63% y los pobres de 48%. | Foto: fotografía_ iStock

FINANZAS PÚBLICAS

Cada vez más países viviendo al debe

Atender los desafíos generados por la covid-19 traerá una nueva ola de endeudamiento global. La peor parte será para los países subdesarrollados.

30 de junio de 2020

El menor crecimiento económico y la caída en los ingresos tributarios llevarán a casi todos los países del mundo a incrementar su endeudamiento como estrategia para hacerle frente a la crisis derivada del coronavirus.

En la más reciente versión del informe de perspectivas globales del Fondo Monetario Internacional (FMI), conocido como World Economic Outlook, el organismo asegura que, si se cumple su proyección de una caída de 4,9% en el PIB mundial este año, la deuda pública global alcanzará entre 2020 y 2021 un máximo histórico.

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Así, el nivel de deuda acumulado de todos los países del mundo pasaría del 82,8% del PIB global registrado el año pasado a 101% en 2020 y a 103% en 2021.

Al desagregar por grupos de países, para los más avanzados, el FMI prevé que la deuda llegue a 130% del PIB, pero con la ventaja de que tendrán bajos costos para su financiación. Para los emergentes (donde está Colombia) proyecta que la deuda pública promedie 63% del PIB en 2020, continuando una tendencia al alza de varios años y 10 puntos porcentuales más que en 2019.

En lo que respecta a países de ingresos bajos, muchos lograron la suspensión del pago de su deuda externa, acogiéndose a una iniciativa del G20, y otros han buscado financiamiento de emergencia del FMI. Sin embargo, estos alivios son temporales, pues se cree que la deuda de este grupo superará en promedio 48% del PIB durante 2020–21, lo que para ellos plantea graves problemas de sostenibilidad financiera.

¿Y por qué es tan grave que en los países pobres el nivel de deuda sea casi la mitad de su PIB? Si se compara con los países ricos, donde la deuda supera 100% del PIB, el indicador de las economías de menores ingresos luce incluso sano, pero su gran talanquera, así como la de los países emergentes, es que sus monedas no son fuertes como las de las economías avanzadas.

A Estados Unidos, Alemania, Japón o Francia, los inversionistas les prestan incluso con tasas de interés negativas, pero a los países emergentes y a los subdesarrollados no solo les cobran más, sino que les ponen más trabas para prestarles.

Más vulnerables

Pero tener acceso a los mercados financieros y a mejores costos no implica que para los países avanzados sea positivo aumentar su endeudamiento.

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Según un informe de la agencia calificadora Moody‘s en este grupo, en promedio, la relación entre la deuda pública y el PIB aumentará alrededor de 20%, casi el doble que en 2009 durante la Gran Crisis Financiera. "Comparativamente, el aumento de la carga de la deuda será más inmediato y generalizado, lo que refleja la gravedad y la amplitud del impacto causado por el coronavirus", señala Moody‘s, citada en un despacho de Reuters.

La calificadora prevé que Italia, Japón y Reino Unido sufrirán los mayores aumentos de la deuda, con alrededor de 25%.

No obstante, un informe de The Economist considera que el creciente endeudamiento de los países avanzados no debería preocupar tanto, pues ya en el pasado han vivido esa situación. "La relación deuda/PIB de Gran Bretaña, por ejemplo, aumentará de 84% en marzo pasado a más de 100% este año fiscal. Eso es alto para los estándares modernos, pero tiene precedentes. Al final de las guerras napoleónicas, en 1815, la deuda nacional de Gran Bretaña era de casi 200% de su PIB y se deslizó a 25% en 1914. Después de la Segunda Guerra Mundial alcanzó 259% y la de Estados Unidos 112%. Tras la posguerra, ambos países disfrutaron de períodos de fuerte crecimiento y lograron reducir sus cargas de deuda. La de Estados Unidos cayó a 31% a principios de los años ochenta y la de Gran Bretaña a alrededor de 25% en 1990", sostiene la publicación y agrega que más que la cantidad de deuda, lo que se debería analizar es su trayectoria.

Más emisiones

El Instituto de Finanzas Internacionales (IFI), entidad que lleva las cuentas del endeudamiento global, coincide en esperar un crecimiento de las obligaciones de los países, debido a que han tenido que desplegar una millonaria respuesta fiscal ante la covid-19.

Como prueba de su pronóstico señala que la emisión de deuda se disparó en marzo a un récord de más de US$2,1 billones, más del doble del promedio mensual de 2017-19, que fue US$900.000 millones.

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El IFI también alerta sobre riesgos de refinanciamiento de los más de US$20 billones de bonos y préstamos globales que vencen en 2020. De ese monto, US$4,3 billones corresponden a los mercados emergentes.

Dado que el elevado endeudamiento parecer ser la "nueva normal", los países deberían aprender a manejarlo.

"La trayectoria de la deuda está sujeta a una alta incertidumbre y podría derivar en un escenario adverso si la actividad económica decepciona por un resurgimiento de las infecciones o si se materializan pasivos contingentes derivados de los programas de liquidez, justo cuando se endurezcan las condiciones de financiamiento", señala el informe de perspectivas del FMI.

Igualmente, la entidad multilateral señala que las finanzas públicas podrían deteriorarse menos de lo previsto si vacunas seguras y efectivas contra el coronavirus están disponibles a finales de este año, lo que restauraría la confianza y mitigaría la inatajable recesión.

Pese a esto, las calificadoras de riesgos han advertido que, si los países no logran reducir sus niveles de deuda, aquellos con perfiles crediticios más débiles serán los más vulnerables a futuras crisis y a una posible reducción de su calificación soberana.

Todo indica que será inevitable aumentar la carga de la deuda, pero, así como "quienes pagan lo que deben, saben lo que tienen", las naciones deberán seguir cumpliendo sus obligaciones para pasar la página de la pandemia y recuperar su salud financiera.