"Además de las injusticias que me ha tocado soportar, también soy víctima de las casualidades": Emilio Tapia.

Investigación

Las contradicciones del Zar de la contratación

Emilio Tapia, considerado uno de los ejes del "carrusel de la contratación" en Bogotá, regresó de Miami con la intención de aclarar las que llama 'infamias' en su contra. Sin embargo, las explicaciones que ha dado hasta ahora parecen enredarlo mucho más.

16 de noviembre de 2010

La primera semana de noviembre, Emilio José Tapia Aldana acogió el consejo de su abogado, el penalista cordobés Alejandro Lyons Muskus, y regresó a Colombia para enfrentar los cuestionamientos que se le han hecho por su condición de eje del llamado "carrusel de la contratación", cuya existencia ha puesto en tela de juicio la administración del alcalde de Bogotá, Samuel Moreno Rojas.

Tapia se encontraba en Miami donde, según él, cumplía entre otras tareas el encargo de la junta directiva de Geos Construcciones -una de las principales contratistas de Bogotá- de crear una compañía de inversión (Geos Investment) que serviría de plataforma para importar a Colombia la maquinaria que necesita la firma para seguir ejecutando contratos de obras públicas.

El escándalo lo sorprendió allí, en la Florida. En mayo pasado, Dinero reveló las relaciones de Tapia con el senador Iván Moreno Rojas, hermano del alcalde de Bogotá, y mostró la existencia de un círculo de empresas, amigos y negocios que ingresaron en tiempo récord al listado de los principales contratistas del gobierno distrital.

Al parecer, Tapia encontró que el silencio no era un buen aliado. Preparó un plan de defensa con su abogado y empezó una pequeña ofensiva mediática. El jueves 4 recibió primero que nadie a Dinero en su oficina del norte de Bogotá y se quejó de las circunstancias azarosas que le ha tocado vivir.

"Además de las injusticias que me ha tocado soportar, también soy víctima de las casualidades", dijo ese día, mientras dibujaba una especie de organigrama en el tablero de acrílico de la sala de juntas. Por un momento fijó la mirada en dos portarretratos con fotos de sus hijos que adornan un estante de madera empotrado en la pared y agregó: "Juro por ellos, por mi madre, que así es y se lo voy a demostrar".

El organigrama, que terminaba siendo una telaraña, estaba encabezado por el apellido Valencia. "Hay un tal Valencia -explica- que alguna vez fue representante de Geos Construcciones, cuando yo todavía no tenía relación alguna con esa empresa, y ahora es el gerente de Aguas de Bogotá. Jamás en mi vida lo he visto". Se refiere a Alejandro Valencia, quien además figuraba en 2007 como dueño del 33% de las acciones de Indecón S.A., firma de la que es dueño Julián Gómez Naranjo, amigo de Tapia y contratista de Bogotá.

"También hay una firma que se llama H2O, creo, de la que me acabo de enterar es socio Julián Gómez Naranjo. Entiendo que Gómez y Valencia fueron compañeros de estudios en Manizales y que más tarde coincidieron en Geos...".

Aunque dejó su listado de coincidencias en suspenso, si lo hubiera continuado habría tenido que agregar, por ejemplo, que su amigo Gómez Naranjo también fue cofundador de Geos y suplente de la gerencia entre 2006 y 2008, mientras esta era manejada por Alejandro Valencia. Quizá también que H2O es el interventor de contratos de obras clave como el túnel del alcantarillado troncal Tunjuelo-Canoas-Río Bogotá, el acueducto y alcantarillado de Soacha y el revestimiento de los túneles de Chingaza.

Midió milimétricamente sus palabras al referirse a algunos de los temas más sensibles relacionados con los escándalos que rodean a la Alcaldía de Bogotá: sus relaciones con el senador Iván Moreno, la mención a su nombre en las conversaciones grabadas entre el empresario Miguel Nule y el ex congresista Germán Olano que hablan de pago de comisiones por contratos y le atribuyen a él el manejo directo del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), fuente de las principales contrataciones cuestionadas.

Pocas horas después de concederle la entrevista a Dinero, buscó otros medios de prensa y televisión. Dinero decidió contrastar, documentos en mano, las afirmaciones coincidentes hechas por Tapia en todas sus declaraciones. Este es el resultado.

"Juro que no he tenido un solo contrato con Bogotá ni he sido dueño de empresas contratistas".

Esta afirmación está basada esencialmente en el hecho de que su firma, en efecto, no aparece en ninguno de los contratos cuestionados. Para reforzar el argumento, Tapia insiste en que nunca ha sido dueño de las empresas que, como Geos Construcciones, concentran varios de los principales contratos en las áreas de movilidad. Afirma también que su papel allí ha sido tan solo el de asesor externo, subalterno de los socios.

No obstante, el certificado de existencia y representación legal de la firma, con matrícula número 01681148, lo muestra como socio de la empresa al lado de Juan José Durango Hernández, Milton de Jesús Oviedo Parra, Luis Fernando Fernández Regino y Julián Gómez Naranjo. La principal evidencia de que Tapia ha ostentado el control de la empresa es que Durango Hernández, que figura con 25.000 acciones (50% del total), ha sido el jefe de su escolta personal. Sus acciones, sumadas a las que nominalmente figuraban a finales del año pasado a nombre de Tapia (10%) le darían una mayoría absoluta.

"La empresa Geos fue comprada por unos amigos de Sahagún, y mi esposa y yo lo único que hemos hecho es ayudarlos, sin comprometernos en sus decisiones. Ella (su señora) es una administradora de empresas con posgrado en derecho comercial y fue llamada, lo mismo que yo, para que les diera una asesoría temporal".

Las actas de asambleas de socios de Geos sugieren otra cosa. La número 19, correspondiente a la sesión del 5 de octubre de 2009, muestra que ese día su esposa, Astrid Sofía Hoyos, fue designada como presidente de la junta directiva y más tarde se convirtió en la encargada de avalar todas las decisiones financieras. Omar Alonso Pérez Tejada, que ha tenido la representación legal de la empresa, fue nombrado por decisión de Tapia y de su esposa, como ocurrió con casi todos los empleados.

"No soy amigo del senador Iván Moreno y, a su hermano, el Alcalde de Bogotá, apenas lo he visto por los medios".

El propio Tapia reconoció en su entrevista con Dinero que su padre era el coordinador de la campaña de Iván Moreno en Córdoba. También que su tía, Lía Aldana Tapia, concejal de Sahagún, hizo parte de los cuadros directivos de la empresa electoral. La foto en la que aparecen Tapia e Iván Moreno fue tomada en la terraza de la piscina de la finca Rancho Sofía, de propiedad de la familia Tapia en Sahagún, durante una reunión de campaña. Pese a que niega ser amigo del parlamentario, Tapia contrató el 19 de enero de 2010 un vuelo chárter para llegar a tiempo a la reunión de Moreno.

Una queja radicada ante los organismos de control, 48 horas antes de la elección parlamentaria, en la que el abogado Víctor Hernández, asesor de una cooperativa a través de la cual Tapia tramitó contratos con varias entidades territoriales, aporta pruebas -reservadas por ahora- para demostrar que el empresario habría contribuido con una multimillonaria suma a la campaña de Moreno para conseguir su elección.

"No tengo injerencia alguna en el idu ni soy dueño de esa cuota".

En una de las conversaciones grabadas que han venido siendo divulgadas por los medios de comunicación, el entonces congresista Germán Olano le dice al empresario Miguel Nule que la llegada del ex alcalde de Manizales, Néstor Eugenio Ramírez, a la gerencia del IDU fue obra de "Emilio" para imponer sus condiciones en el área de la contratación.

Aunque no descarta que Olano y Nule solo quieran hacer eco de "infamias" del ex contratista Alejandro Botero, declarado enemigo suyo, Tapia acepta que conoce al ex alcalde Ramírez desde la época en que este se desempeñó como director de la Empresa de Renovación Urbana (Eru). Confirma incluso que se reunió con él en un restaurante del norte de Bogotá cuando la Eru hizo el anuncio oficial de que buscaría ejecutar proyectos con privados. La reunión resulta por lo menos inusual, ya que en este tipo de casos los gerentes de entidades públicas incorporan las citas a sus agendas y las atienden en sus despachos y no en ámbitos privados.

Varios ex empleados de Indecón, empresa de Julián Gómez Naranjo, amigo de Tapia, se han declarado dispuestos a declarar bajo juramento ante las autoridades, que Ramírez visitaba con frecuencia las oficinas de aquella firma privada, ahora a cargo del proyecto "Cielos Abiertos de San Victorino". Gómez Naranjo y Tapia han sido socios en Geos e incluso el primero le prestó al segundo sus oficinas para realizar allí reuniones con sus amigos contratistas. "En realidad no me las prestó, sino que se las arrendó a Geos", dice Tapia.

El Alcalde de Bogotá no ha ayudado a mis amigos de Sahagún en materia de contratación; lo hizo mi amigo Julio Gómez.

Tapia le explicó a Dinero esa afirmación en los siguientes términos: "Yo lo que hago es decirle a Julio: 'Mira, tengo unos amigos de Sahagún que tienen una compañía que se llama Geos. Necesito que los ayudes. Obviamente están empezando, quieren hacer empresa y la idea es que los lleves dentro de unos consorcios, así sea con pequeñas participaciones'". Asegura que se cercioró de lo que pasó después: se presentaron a 29 licitaciones de las cuales les fueron adjudicadas cuatro o cinco, máximo.

Es cierto que Geos ha hecho parte de consorcios. Sin embargo, el 63% de su contratación con el Distrito es autónoma y, de este porcentaje, de acuerdo con contratos en poder de la Revista, 30% han sido producto de adjudicaciones directas o 'a dedo'.

Cronológicamente, los contratos conseguidos por la firmas Geos Construcciones y Geos Consulting -cuyos nombres son producto de simples cambios de razón social- coinciden con el inicio de la administración del alcalde Samuel Moreno. Si se prueba la amistad de Tapia con Iván Moreno y la influencia de este último en la contratación, su investidura parlamentaria podría quedar en riesgo.

"Juro por mis hijos que la aparición de amigos y conocidos en contratos con el Distrito es simple casualidad".

Los documentos sugieren una cosa distinta: la existencia de un circuito de empresas que convergen en varios de los principales negocios de la ciudad. Aunque Tapia dice que jamás ha visto a Alejandro Valencia, gerente de Aguas de Bogotá ESP, este fue gerente y representante legal de Geos Consulting, hoy Geos Construcciones, y fue accionista de Indecón, firma que llegó a tener la mitad del capital de Geos Consulting.

También está demostrado que Julián Gómez Naranjo, amigo y socio de Tapia, y accionista común de Geos, es también uno de los dueños de H2O Consulting firma que maneja varias interventorías en la Empresa de Acueducto y alcantarillado.

Luis Fernando Ulloa Vergara, gerente general del Acueducto, confirma que esas empresas son contratistas de la entidad distrital, pero en baja proporción así: H2O Consulting, nueve contratos, cinco de ellos por licitación pública y cuatro por contratación directa; Indecón, tres, dos de ellos por contratación directa; Geos Consulting uno, por contratación directa.

"Hay que aclarar -le explicó Ulloa a Dinero- que muchas firmas están constituidas como sociedades anónimas, lo que dificulta a las empresas contratantes determinar los nexos con otras firmas o personas naturales".

Tapia, aunque no es funcionario público, ya declaró ante la Procuraduría en calidad de testigo y se espera que muy pronto comparezca ante la Fiscalía a rendir explicaciones sobre su conducta personal.