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Foto de la clausura del Festival de Poesía de Medellín. Mucha gente con velas oyendo poesía
Foto de la clausura del Festival de Poesía de Medellín. Cortesía del evento

Opinión

Razones para celebrar la poesía en Medellín

En medio de la pandemia, el Festival Internacional de Poesía de Medellín -que va hasta el 10 de octubre- hizo frente a un desafío humanitario y cultural sin precedentes y, al hacerlo, estableció un nuevo estándar para los festivales de poesía del mundo.

RICHARD BERENGARTEN
9 de octubre de 2020

Participaron más de 200 poetas, de más de 100 países. De esta manera, Medellín transpuso miles de sueños y aspiraciones de poetas individuales, a lo largo de muchas generaciones, antiguos y modernos, en una realidad colectiva, presente y viva.

Estos hechos, por sí solos, sugieren por qué participar en su trigésima edición ha sido una experiencia poderosamente conmovedora e inspiradora.

Ser humano significa aprender, usar (desplegar), comunicar y transmitir a través del lenguaje; no sólo vivirlo sino estar condicionado por él, por la lengua materna. Experimentamos, exploramos y comprendemos el mundo a través del lenguaje, y el lenguaje a través del mundo. Pensamos, sentimos, recibimos y expresamos pensamientos y sentimientos con el lenguaje.

Y como la poesía está arraigada en él, ella es la expresión central y la celebración de nuestra humanidad.

Combina la alegría de la libertad y la libertad de la alegría; tanto en la expresión como en la comunicación del movimiento. La vida misma es movimiento. Al transmitir esta alegría y esta libertad a través del lenguaje, la poesía trasciende los “usos” meramente funcionales del lenguaje. Por ello se puede decir, con justicia, que la poesía es el lenguaje bailando.

Al centrarse en la poesía, el festival de Medellín celebra el espíritu de la humanidad. Es más, este espíritu, celebrado en poesía, no se limita a la poesía misma. Arraigado en ella, su energía se difunde -inclusiva y exponencialmente- para acoger y abrazar todo lo vivo y todos los aspectos de la vida.

La poesía es un florecimiento de este espíritu vivo. “La poesía”, escribió William Wordsworth, "es el aliento y el espíritu más fino de todo conocimiento; es la expresión apasionada que está en el semblante de toda la ciencia "(Prefacio a Baladas líricas). “Un poema es la imagen misma de la vida expresada en su verdad eterna”, escribió Percy Bysshe Shelley (Una defensa de la poesía).

A lo que dijeron Wordsworth y Shelley, agrego que el espíritu de la poesía es intrínsecamente acogedor, hospitalario, magnánimo. Esta última palabra, magnánimo, significa poseer y estar poseído de (y por) un alma grande; por un gran corazón y un espíritu amplio, profundo, generoso y gentil.

Como los secretos de la poesía se originan en la magnanimidad, son abiertos e inclusivos. Siempre dados íntimamente y, sin embargo, disponibles para ser recibidos por cualquiera.

Los poemas son presentes en los dos sentidos que esta palabra tiene en inglés: presencia y regalo. El alma de la poesía tiende la mano a quien se le acerca voluntariamente, y así también, responde al deseo.

El espíritu del Festival de Poesía de Medellín es acogedor, hospitalario y magnánimo precisamente en estos sentidos: grande de alma, grande de corazón, amplio y profundo de espíritu y receptivo al deseo.

Su logro más destacado hasta la fecha, es haber demostrado que la poesía es un elemento central de todas las culturas del mundo, y que si bien cada una tiene la suya y es irreductiblemente distinta y única, en última instancia, todos los poemas forman parte de un solo poema. Este último es el canto de la humanidad en la naturaleza y de la naturaleza en la humanidad, y se hace a través de la imaginación. Esta realidad potencial e implícita, que Octavio Paz (1914-1998), como muchos otros, afirmó a lo largo de su obra, el Festival de Medellín la ha hecho actual y explícita:

“Desde el Paleolítico, la poesía ha sido parte de la vida de todas las sociedades humanas; no existe sociedad que no haya conocido una forma u otra de poesía. Pero aunque atada a un suelo y a una historia específica, la poesía siempre ha estado abierta, en todas y cada una de sus manifestaciones, a un más allá transhistórico. No me refiero a un religioso más allá. Hablo del otro lado de la realidad. Esa percepción es común a todos los hombres en todos los períodos: es una experiencia que me parece anterior a todas las religiones y filosofías.” (La otra voz: ensayos sobre poesía moderna 153-154)

El festival ha demostrado que la poesía es un arte que pertenece a todos, independientemente de su edad, origen y género. Para decirlo de otra modo, ha mostrado que el espíritu de la poesía presupone y defiende no solo la comunidad, sino la humanidad en su conjunto, y toda la vida, toda la materia y toda la energía.

Medellín ha reafirmado que por su arraigo en la imaginación, la poesía es un elemento clave de la libertad humana, y necesariamente habla en contra de la injusticia y a favor y en nombre de los oprimidos.

El festival ha reafirmado que la poesía es un vehículo esencial de expresión para las mejores y más nobles causas de nuestro tiempo y de todos los tiempos: la defensa de la paz, de la decencia, de la dignidad, del autorrespeto, del respeto por los demás, del amor, del equilibrio, de la armonía, de la conexión y de todos los aspectos físicos, psíquicos, emocionales y espirituales de la salud, no solo de los seres humanos sino de toda la vida en la tierra.

Uno de los aspectos más importantes de este festival, ha sido el estímulo de los niños y jóvenes a escribir, leer y escuchar poesía, y así abrir el potencial de su propia imaginación. Como dice el poeta inglés Anthony Rudolf: “la poesía presupone el futuro, presupone la continuidad” (Wine from Two Glasses 45). Presuponer el futuro significa no solo defender la esperanza para el futuro, sino también participar en acciones para protegerlo y cuidar toda la vida en el planeta.

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