Cerros Orientales de Bogotá. (Foto: Daniel Reina Romero / SEMANA)

BOGOTÁ

Los Cerros Orientales blindados ante nuevas construcciones

El Magistrado César Palomino resolvió la disputa en torno a las construcciones en la Franja de Adecuación y le recordó a Peñalosa que su proyecto del sendero cortafuegos excede el mandato de protección que hizo el Consejo de Estado en 2013.

9 de agosto de 2016

“En general les fue bien a los Cerros Orientales y a los derechos colectivos en la Audiencia del Comité de Verificación sobre la Sentencia del Consejo de Estado”, escribió en su cuenta de Twitter la ex secretaria de planeación de Bogotá y vocera de la Veeduría Ciudadana para la protección de los Cerros, Maria Mercedes Maldonado. Esa fue su conclusión sobre lo ocurrido ayer en el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, en una sesión en la que se definió gran parte del futuro del “pulmón” de la ciudad.

La razón de este optimismo es que finalmente se creó un mecanismo para solucionar las tensiones entre los proyectos urbanísticos en la llamada Franja de Adecuación de los Cerros Orientales y la orden judicial del Consejo de Estado para protegerla y gestionarla. Como se recordará, este asunto fue motivo de una agria controversia entre el Ministerio de Vivienda de Luis Felipe Henao y la alcaldía de Gustavo Petro.

En síntesis, la decisión del Magistrado César Palomino es que, de ahora en adelante, los curadores tendrán la potestad de decidir sobre la viabilidad de las licencias de construcción en esta franja de 973 hectáreas que sirve de frontera entre la Reserva Forestal de los Cerros Orientales y el borde urbano de la capital. Palomino aclaró que solo podrán recibir estos permisos quienes tengan derechos adquiridos en la zona, es decir, quienes hayan obtenido licencia o construido antes del año 2005. Y además, que la CAR y la Secretaría Distrital de Ambiente deberán certificar que dichos proyectos no causan afectaciones ambientales al agua ni al bosque circundante.

Henry Garay, director de la Fundación Cerros de Bogotá, le explicó a Semana Sostenible que se trata de una buena noticia pues “aunque quisiéramos que en Bogotá viviera solo un millón de personas rodeadas por bosques prístinos, la realidad es que hay que respetar los derechos adquiridos y la decisión del magistrado Palomino define las reglas de juego para solucionar los conflictos que se estaban presentando por ese motivo”.

La otra conclusión importante de la Audiencia tiene que ver con el futuro del sendero panorámico que Enrique Peñalosa pretende construir a lo largo de la Zona de Reserva Forestal de los Cerros Orientales. Luego de la presentación del alcalde, el magistrado Palomino le recordó que ese proyecto excede el alcance del fallo del Consejo de Estado al que se le está haciendo seguimiento y le recomendó que cuando tenga algún diseño más aterrizado se lo presente a la CAR para que esta entidad evalúe y tome una decisión al respecto.

Sin embargo, desde ya es posible prever que la idea de Peñalosa causará muchas resistencias. Según Garay, “en este momento ese proyecto no debería estar en la agenda del alcalde, pues hay una orden judicial que dice que la administración tiene que construir un corredor ecológico en la zona de adecuación. Y mientras esa obra lleva años de retraso, Peñalosa quiere hacer un sendero por la mitad de los Cerros que cambia el estatus de conservación y cuyo verdadero objetivo no está claro, pues si pretende que sea cortafuegos no le veo mucho sentido a que exista la posibilidad de que por allí pasen turistas y caminantes”.

En suma, la Audiencia del Comité de Verificación del fallo del Consejo de Estado sobre los Cerros Orientales dejó dos grandes conclusiones. La primera es que si bien se van a respetar los derechos adquiridos antes del 2005 (siempre y cuando los proyectos no afecten el agua ni los bosques), las nuevas construcciones en la Franja de Adecuación están totalmente prohibidas. Y la segunda es que Peñalosa tendrá que abrir un nuevo y complicado frente de batalla para ver materializado su proyecto de construir un sendero que sirva al mismo tiempo de cortafuegos y de mirador turístico en el corazón de los Cerros Orientales.