El colectivo Confabulados organiza Dejemos que los niños jueguen, un programa recreativo dirigido a los niños de los barrios marginales de Soacha.
El colectivo Confabulados organiza Dejemos que los niños jueguen, un programa recreativo dirigido a los niños de los barrios marginales de Soacha. | Foto: Jorge Serrato

Especial Soacha

Crear comunidad a través del rap: la salida de un grupo de jóvenes para evadir la droga y la violencia

En 2019 empezaron a hacer encuentros de jóvenes raperos en las plazas y barrios de Soacha, para dar a conocer el talento local. A los invitados solo les pedían llevar cualquier alimento que pudieran repartir entre las familias más necesitadas.

23 de septiembre de 2022

Un millón de coincidencias tuvieron que darse para que los cuatro integrantes del colectivo Confabulados llegaran a conocerse. Los unía, sin que lo supieran, el amor por el rap y un deseo por componer letras que desnudaran las injusticias del mundo y de sus barrios. También compartían una vida atravesada por la violencia y las drogas que querían superar a punta de talento. Pero ninguno de sus caminos se cruzó hasta que empezaron a cantar en los buses de Bogotá y Soacha para ganarse la vida. Fue allí que se conocieron, y de inmediato sintieron una conexión. Juntos, Andrelo MC, El Nómada, Realista Tinta Negra y Sthaile poeta clásico decidieron que querían cambiarles la vida a otras personas.

Teníamos la misma perspectiva de lo que queríamos hacer con la música. Una protesta, una conciencia, un contenido social”, explicó Andrelo MC. Así mismo, consideraban que había muchos otros jóvenes con ganas de hacer rap en Soacha, pero pocos espacios y oportunidades para expresar su talento. Por eso en 2019 empezaron a hacer tomas culturales: encuentros de jóvenes raperos en las plazas y barrios de toda la ciudad para que el talento soachuno pudiera darse a conocer.

Al colectivo los une el amor por el rap y un deseo por componer letras que desnudaran las injusticias del mundo y de sus barrios.
Al colectivo los une el amor por el rap y un deseo por componer letras que desnudaran las injusticias del mundo y de sus barrios. | Foto: Jorge Serrato

A los invitados solo les pedían traer una libra de arroz, lentejas o cualquier alimento que pudieran repartir entre las familias más necesitadas. “Es una forma de crear comunidad. Y es también un espacio para esa juventud que se la pasa fumando en la esquina o que sale a robar, pero que quieren cambiar su trayectoria. Decidimos ser una herramienta para hacer un cambio profundo en la sociedad”, afirmó Realista Tinta Negra.

Además de estos encuentros quincenales, Confabulados organiza Dejemos que los niños jueguen, un programa recreativo dirigido a los niños de los barrios marginales de Soacha. En ellos hacen actividades circenses, enseñan globoflexia y, por supuesto, intentan transmitir un mensaje de paz y de resistencia a través de sus letras. Todo esto con los recursos que ganan cantando durante horas en los buses. “Es difícil porque la economía es complicada”, declaró El Nómada, quien llegó a Soacha desde Venezuela hace más de diez años. “Pero es una idea que no existía aquí. Somos ejemplo de que sí se puede hacer un colectivo independiente, apoyar al barrio y aportar al hip hop”.