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Catalina Escobar, presidente Fundación Juanfe
Catalina Escobar, presidente Fundación Juanfe. | Foto: Juan Carlos Sierra

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Trazando el futuro: voces femeninas en el Foro Women Working for the World

Después de 10 ediciones, este evento se erige como el epicentro indiscutible de conversaciones cruciales sobre equidad de género, empoderamiento femenino y transformación social.

13 de febrero de 2024

En el escenario mundial, las voces femeninas están resonando con una fuerza renovada, destacando la urgencia frente a una serie de desafíos globales que amenazan el tejido mismo de nuestra sociedad. La crisis climática, la desigualdad económica, la inestabilidad política y el preocupante aumento de la violencia dirigida hacia mujeres y niñas son problemas que no pueden ser ignorados.

En respuesta a estos imperativos, el Foro Women Empowering the World (WEW) inaugura su décima edición, estableciendo un espacio de conversación vital para proporcionar una plataforma integral de diálogo y acción.

El encuentro, fijado para los días 14 y 15 de febrero en Bogotá, se presenta como una oportunidad para el intercambio de ideas y experiencias, así como el momento para conocer y hablar del trabajo realizado por la Fundación Juanfe. Esta organización se ha destacado como un referente en la lucha contra el ciclo de pobreza entre las madres adolescentes y la interrupción educativa. Su impacto se extiende a más de 288 mil personas a través de programas implementados en diversas localidades como Cartagena, Medellín, Panamá y Chile.

SEMANA conversó con Catalina Escobar, presidenta de la Fundación Juanfe, para hablar sobre las problemáticas actuales que involucran el tema de mujer.

Si bien hay barreras por romper, es claro que hay casos de éxito como el suyo. ¿Cómo ha logrado llegar hasta este punto de su carrera?

Lo primero, es trabajar con determinación. Hay que conocer los problemas de raíz. Hay que conocer los datos estadísticos para poder entender los contextos y los problemas. Las personas que se paran a dar discursos no son de mi interés. Me gusta más la gente que se sienta a hacer. Uno es por lo que hace, no por lo que dice. Si uno se rodea de un buen equipo, tiene exactamente el contexto de los problemas, enfoca las metas y pone en acción con metodologías eficaces y eficientes, pues se empiezan a generar los resultados que, además, deben ser medibles.

En mi trabajo, de 23 años, cuando trabajas tan de cerca, conociendo la realidad, pues te vuelves un advocate y te vuelves un activista. Porque si no lo haces, te vuelves un cómplice. Entonces, parte del éxito de este trabajo es, no sentarse a ver que sucedan las cosas, sino también proponer soluciones y actuar.

En 2023 vimos avances, pero ¿en qué situación se encuentra la mujer actualmente? ¿Por qué no se ha podido lograr la equidad de género que por tantos años se ha reclamado, sobre todo en América Latina?

Cuando se dice que hace unos años la mujer pudo votar en Colombia y EE. UU., consideramos que eso es un avance. En los últimos 15 años la mujer ha logrado hacer avances importantes. Pero no a la velocidad que queremos. Todavía tenemos estadísticas globales nefastas. Encontramos, por ejemplo, que el 33 % de las mujeres en el mundo denuncian algún tipo de violencia. Colombia tristemente presenta cifras que son vergonzosas para quienes nos leen en las estadísticas globales.

Somos el segundo país de la Ocde con más alta violencia en contra de la mujer. Y es inadmisible que seamos el segundo país de la Ocde con más tasas de embarazo de adolescentes. O sea, nuestro país no es un país ni para los niños ni para las niñas, porque tenemos también tasas muy altas de desnutrición y de mortalidad infantil.

Hemos logrado avances, por ejemplo, en las leyes. Ya tenemos la Ley Rosa Elvira Cely, que castiga los feminicidios, más o menos entre 20 y 45 años de prisión. Hemos avanzado en leyes para las mujeres víctimas de ataques con ácido. Sin embargo, tenemos unos gravísimos problemas de impunidad y en la justicia para que los casos puedan resolverse de manera rápida.

Pongamos el caso de Yared Pomares, una beneficiaria de la Juanfe asesinada por su pareja, por ejemplo, que aun teniendo una evidencia tan absolutamente clara y contundente, fue sentenciado un año después a 43 años y 9 meses. ¿Qué es lo que pasa? Que muchos de estos casos se vuelven mediáticos y por ser mediáticos se resuelven con celeridad. Pero, ¿cuántas mujeres y niñas, tristemente en el olvido, jamás van a tener la justicia a favor de ellas?

Los gobiernos de la región dicen tener políticas claras para atender la crisis de desigualdad y violencia contra las mujeres tras la pandemia. ¿Qué trabajo se está haciendo para que este tema se aborde con urgencia?

Las estadísticas muestran que se han disparado los feminicidios, las agresiones en contra de las jóvenes y niñas. Eso ya existía, lo que pasa es que se está denunciando más y las políticas no son suficientes. Hay una impunidad más o menos del 96 % para los casos de violencia en contra de la mujer. Algo que vemos muy grave, después de la pandemia, son los altos índices de problemas de salud mental. Nosotros vemos eso como uno de los mayores problemas que nos arrojó la pandemia. El efecto se vio, por ejemplo, en Medellín, que el 56 % de las jóvenes de la Juanfe tenían ideaciones o intentos suicidas arrancando 2023, y al cierre de 2023, bajó al 15 %.

La presencia de una enfermedad de salud mental en una joven no necesariamente significa que tenga un desbalance químico-depresivo, sino que es realmente por la situación de vulnerabilidad y las agresiones emocionales, físicas y sexuales a las que se han tenido que enfrentar desde niñas.

¿Hay futuro sostenible sin igualdad de género?

Cuando uno habla de desarrollo social sostenible, significa la inversión que pueden hacer los países en la prevención de los problemas. Colombia no va a tener un futuro sostenible para su niñez y sus mujeres si no se trabaja en la prevención. Si nosotros no hacemos una intervención al interior del núcleo familiar, pues vamos a seguir arrojando niñas y niños a las calles sin ser atendidos, donde no hay padres ni estructura de valores, no hay familias fuertes.

Nos pasa también con el tema del embarazo adolescente. Resulta increíble pensar que muchas de las políticas de prevención del embarazo adolescente se basan en un método anticonceptivo. Eso es absolutamente ineficaz, porque la problemática debe ser atendida de manera transversal. Las políticas deberían estar pensadas para empoderar a la mujer, ayudarles a crear proyectos de vida, trabajar la prevención de las violencias, trabajar nuevas masculinidades y que las niñas y los niños tengan la información para tomar decisiones responsables acerca de su sexualidad y su vida. Eso solo se da al interior de las familias cuando son atendidas y están intervenidas. Y, lógicamente, cuando la educación tenga un principio fundamental, que es trabajar el ser dentro de las políticas de gobierno.

¿Cómo vamos a ser sostenibles nosotros si estamos trabajando para taparle la boca a un volcán? La lava se va para otro lado. Entonces, somos buenísimos para hacer leyes que se enfocan en tapar esos vacíos de manera superficial, en lugar de tratar la raíz a través de la prevención.

¿Han visto alguna estrategia que funcione para impulsar a la mujer a que entre en los puestos de decisión?

Sí, en Colombia estamos tratando de impulsar políticas para que las mujeres tengan altos cargos ejecutivos. De hecho, hago parte de la junta directiva y soy cofundadora de Women in Connection.

¿Y qué hemos hecho?

Primero, impulsar lo que se llama el Club del 30, que trabaja para lograr que las juntas directivas de las empresas más importantes del país sean compuestas en un 30 % por mujeres y que tengan cargos directivos en ellas. Se habla también de las cuotas, yo a veces difiero en eso, o la obligación de que haya cuotas. Lo que sí es fundamental es que estamos tratando de impulsar, primero, a más mujeres en cargos directivos y, segundo, que tengamos igualdad de oportunidades en la educación con salarios parecidos y equitativos en los mismos cargos que suelen ocupar hombres.

Un tema muy importante dentro del grupo de Women in Connection es la mentoría a jóvenes y mujeres que están en el camino de liderazgo. También pertenezco a una organización, de la que soy la presidente para el capítulo de Colombia del International Women’s Forum, que lo que busca es impulsar al 1 % de las mujeres líderes del mundo a trabajar por iniciativas en pro de la equidad de género.

El próximo mes se celebra el Día de la Mujer. ¿Hay por qué celebrar?

Se conmemora el Día de la Mujer. Y lo que nosotras pretendemos, las mujeres que estamos muy pendientes de esto, es mostrar, visibilizar, no solo los avances, pero también muchos temas en los que hemos retrocedido como sociedad. Porque, hasta que nosotros no tengamos un trato digno y equitativo para las mujeres de Colombia, pues no habrá motivo para celebrar.

Los feminicidios y la violencia de género son imparables. ¿Cómo se puede atender este fenómeno?

El feminicidio, como otros actos de violencia en contra de la mujer, por ejemplo, como la violación o el abuso sexual a niñas, niños y adolescentes, es una problemática que debe atenderse como una mesa de tres patas. Primero, para la prevención del delito se tienen que dar unas políticas claras de ejecución que impulsen una educación sobre los diferentes tipos de violencia y esta debería ser impartida en los colegios. Segundo, atacar la impunidad, y, tercero, que existan las normas suficientes para poder atacar los problemas. De nada nos sirve si las tres cosas no funcionan.

¿Cómo ve a las nuevas generaciones?

Las nuevas generaciones las veo más empoderadas, tomando acción. Las redes sociales ayudan, pero creo que tenemos que tener cuidado con el feminismo extremo. El feminismo extremo no aporta al argumento, o apunta a los consensos, y no apunta a que lleguemos a la creación del ecosistema. Porque hombres, mujeres y la comunidad LGBTIQ+ tenemos que trabajar en pro del desarrollo de la sociedad. Entonces todo lo que sea extremo no conviene para los consensos.