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AL SENO DEL PARLAMENTO

Por lo menos siete fuerzas tratarán de organizar, desde el Congreso italiano, un nuevo gobierno.

20 de julio de 1987


Una diva de espectáculos pornográficos, un veterano cantante semiparapléjico, un antiguo astro del fútbol, el recién nacido Partido Verde y el líder del Partido Socialista Bettino Craxi fueron los grandes triunfadores en las elecciones italianas de la semana pasada.

La actriz erótica Illona Staller de 36 años, más conocida como "Cicciolina" (literalmente "gordita"); el cantautor Domenico Modugno, desde hace dos años cuasi paralizado después de una afección cerebral; Gianni Rivera, "Il ragazzo de oro" de la selección italiana en el Campeonato Mundial de México en 1970, y los verdes que lograron llegar por primera vez al parlamento italiano. Mientras para Craxi--cuyo partido obtuvo un significativo repunte del 2.9%--renacieron las esperanzas de volver a la presidencia sólo tres meses después de haberla abandonado, tras tres años y medio de gobierno.

Los resultados electorales que favorecieron a tan inusitados personajes y a Craxi no fueron sin embargo tan benévolos con los demás participantes en la contienda. Excepto por los democristianos que continuaron siendo la primera mayoría relativa al obtener el 34.3% de la votación (2.9% más que en 1983), los demás partidos que conformaban la pentacoalición en el gobierno hasta marzo de este año perdieron escaños.

El más castigado fue sin duda alguna el Partido Comunista. Tras una astuta campaña orientada particularmente hacia los jóvenes y las mujeres, los comunistas aspiraban a recuperar su lugar como el primer partido dentro del panorama político italiano. Y--según los análisis políticos pre-electorales-- contaban por primera vez en décadas con una buena oportunidad para lograrlo. No obstante, su estrategia principal --mostrarse como alternativa frente a la disputa política entre democristianos y socialistas que dio lugar a la caida de Craxi en marzo--no dio los resultados esperados. Aunque conservaron su lugar como los segundos a bordo, bajaron del 29.9% en el 83 al 26.6%, perdiendo prácticamente la posibilidad de conformar la "alianza de izquierda" con que aspiraban ingresar al gobierno.

Los otros tres partidos de la antigua coalición--constituida por democristianos, socialistas, republicanos, liberales y socialdemócratas-- tampoco obtuvieron resultados halagueños. Estas tres últimas agrupaciones políticas, conocidas como los partidos laicos, perdieron en total 19 bancas en la Cámara y 8 en el Senado, los republicanos bajaron del 5.1 al 3.7%, los socialdemócratas del 4.1 al 3% y los liberales del 2.9 al 2.1%.

Poniendo el pecho
Después de una campaña caracterizada por la indiferencia de los votantes que sólo reaccionaron frente a los pechos desnudos de la "Cicciolina" recorriendo las calles de Roma con su lema "La pornografía es conocimiento", lo que le espera a los italianos en materia política no es nada alentador. Lejos de resolverse la pugna entre los demócratas y los socialistas que puso fin al gobierno más estable desde la posguerra, los resultados electorales la atizaron. Craxi, naturalmente, aspira con su repunte a volver a la Presidencia, pero su contendor, Ciriaco De Mita, contrapone como argumento su propia fuerza política.

La posibilidad de retornar a la pentacoalición es por ahora, la más viable. Así lo quieren obviamente los tres partidos laicos, que no quieren perder su pedazo del ponqué, por pequeño que sea. Y así tiende a confirmarlo la remota probabilidad de lograr la anhelada "alianza de izquierda" propuesta por los comunistas, dejando por fuera a los democristianos. Para concretar esta alternativa se requeriría sumar los votos de socialistas, comunistas, socialdemócratas, radicales, verdes y demoproletarios, en una amalgama que haría aún más inmanejable la ya de por sí ingobernable democracia italiana.

No obstante, el camino para llegar nuevamente a la alianza de los cinco, está todavía lleno de obstáculos. Las circunstancias políticas que la desmoronaron en marzo no han variado sustancialmente. De Mita sigue pensando que no es concebible que los socialistas gobiernen cuando los democristianos tienen la mayoría y Craxi continúa exigiendo la primera magistratura como requisito indispensable para participar en la coalición.

En la disputa, Craxi lleva todas las de ganar. Al fin y al cabo, a diferencia de De Mita, tiene para mostrar los logros de un gobierno que no sólo rompió el récord en duración sino que además sacó a Italia de una recesión de años. Y--en un país caracterizado por la inestabilidad política y económica--eso pesa mucho. Aun así el futuro es incierto y muchos pronostican la conformación de un governo balneare, un gobierno de vacaciones que dure mientras el verano, haber si -una vez pasada la calentura electoral y estacional, se logra por fin un acuerdo. Alternativa que, en el caótico sistema político italiano, no resulta descartable. Después de todo, como lo señalara un analista político, "Italia es el único país de Europa donde después de conocidos los resultados electorales la gente no tiene la menor idea de cuál será su Primer Ministro". Aunque tal vez el ingreso de la "Cicciolina" al Parlamento conduzca por fin a que alguien le ponga el pecho a los problemas del país.--