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DE MAL EN PEOR

Mientras la situación de Haití es cada vez más extrema, se acusa al Gobierno de República Dominicana de ser cómplice del golpe contra Aristide.

18 de noviembre de 1991

LA SITUACION DE HAITI EStá lejos de estabilizarse. Mientras sigue vivo el consenso interamericano para mantener las sanciones económicas, la pugna interna es cada vez más una lucha de clases. Y como telón de fondo, la actitud del Gobierno de República Dominicana hace que algunos piensen en la complicidad de Santo Domingo en el golpe militar del 30 de septiembre.
El Gobierno venezolano de Carlos Andrés Pérez se mantiene optimista sobre el éxito del bloqueo comercial impuesto por la Organización de Estados Americanos a Haití, como medio de presión para el retorno a la legalidad institucional. Pero la unanimidad sobre la imagen del depuesto presidente Jean Bertrand Aristide se diluye poco a poco. La razón es una avalancha de quejas contra el ex clérigo salesiano según las cuales lejos de tratar de hacer prevalecer la paz, Aristide asumió en los siete meses de su mandato una cierta tendencia a la violencia.
Esos alegatos pueden ser ciertos o no. Pero la realidad es que los haitianos parecen divididos sobre la suerte de su democracia. En las clases altas, la posesión como presidente de Joseph Nerette, fue recibida con alivio. No importa que Nerette no haya sido reconocido por ningún gobierno, su presencia en el Palacio Presidencial es vista en la élite como la prueba de que ésta es una situación conocida. El bloqueo, argumentan, es algo pasajero que será levantado pronto y entonces el resultado estará completo: habrán salido de un presidente izquierdista, listos a elegir con más cuidado la próxima vez. Eso podría incentivar la intransigencia de los militares, quienes tercamente no aceptan, bajo ninguna circunstancia, el regreso del único mandatario elegido democráticamente en su historia. Entre tanto, el bloqueo de la OEA parece afectar principalmente a las miserables clases populares, pues los militares y los ricos tienen un recurso subterráneo: el apoyo expreso o tácito del Gobierno vecino de República Dominicana. En efecto, aunque el presidente Joaquín Balaguer dijo pocos días después del golpe que su país se sumaría al embargo interamericano, la frontera sigue abierta y se estima que por allí se filtran múltiples suministros, incluso gasolina para los vehículos militares. La actitud de Balaguer no sorprende a los entendidos. Las relaciones de Aristide y Balaguer se dañaron desde cuando el primero acusó al segundo de convertir a su país en