DE NORMANDIA CON NOSTALGIA

El jefe de la Casa Blanca realiza viaje de 10 días por Irlanda, Francia e Inglaterra

9 de julio de 1984

Urgido de presentarse ante sus compatriotas como el hombre de Estado que "le ha devuelto a los Estados Unidos su lugar de privilegio", Ronald Reagan completó el domingo anterior su último tour por Europa antes de las elecciones de noviembre. En un viaje de diez días que lo llevó a Irlanda, Francia e Inglaterra, el mandatario norteamericano tuvo tiempo de sobra para posar ante los periodistas y proyectarse ante la opinión como una persona de mundo, al tiempo que silenciaba a los críticos de su política externa al mostrarles la solidez de la alianza occidental. La celebración de la X Cumbre Económica en Lancaster House en Londres, entre el jueves y el sábado pasado, constituyó el cierre perfecto para un circuito que empezó tambaleante en Irlanda, pero que cobró vigor con las patrióticas conmemoraciones del 40 aniversario de la invasión aliada a Normandía, durante la Segunda Guerra Mundial.
Curiosamente, la parte que se creía iba a ser la más descansada para la pareja presidencial --el arribo a la tierra de los antepasados-- estuvo matizada de incidentes, resultado de las protestas que miles de irlandeses dirigieron a las políticas nuclear y centroamericana adelantadas por Reagan. La concesión de un doctorado honorario a Reagan por parte de la Universidad Nacional de Irlanda generó voces de disconformidad en la comunidad académica y hasta el clima pareció ponerse en contra de éste cuando un torrencial aguacero lo obligó a recortar el discurso de agradecimiento por el grado otorgado.
No tuvo mejor suerte el Presidente cuando el lunes 4 los dublineses le abuchearon después de dar un discurso ante el parlamento irlandés. En el mensaje Reagan invitó a los soviéticos a reanudar las conversaciones sobre el desarme, pero unas horas después un comunicado de la Agencia Tass descalificaba las propuestas del mandatario llamándolas "inservibles". La suerte de la comitiva estadinense mejoró un poco al día siguiente cuando ésta se desplazó a Londres. Reagan allá tuvo un almuerzo privado con la Reina Isabel y el Principe Felipe y se reunió con la primer ministro Margareth Thatcher. El miércoles, Reagan y otros seis representantes de los países que enviaron tropas al desembarco de Normandía se reunieron en Francia para asistir a las ceremonias en memoria de los caídos, ante miles de veteranos. El acontecimiento fue profusamente cubierto por la prensa norteamericana y el Presidente --quien visitaba por primera vez Normandía-- aprovechó la oportunidad para asegurar a sus compatriotas su "espíritu sinceramente pacífco".
Políticamente hablando, la parte más importante del viaje se produjo con ocasión de la cumbre económica en la que por primera vez en esta década, la mayoría de los países asistentes tuvieron buenas noticias para reportar. Pasada la crisis que amenazó la cumbre de Williamsburg hace un año, los Estados Unidos se han puesto al frente de las naciones en vía de recuperación, gracias a una tasa de crecimiento superior al 8%, una inflación menor al 5% y una tasa de desempleo que en mayo se redujo al 7.5%. Semejante ritmo ha sido seguido por los otros países que asistieron a la reunión y todos, incluída Italia, que ha tenido grandes problemas, se muestran optimistas hacia el futuro. Una vez más, el tema principal de la reunión fue el de las tasas de interés norteamericanas que han subido dos puntos en los últimos meses, poniendo en peligro la recuperación y colocando un interrogante sobre las economías del Tercer Mundo que se han visto sometidas a nuevos sacrificios económicos para atender el servicio de su deuda externa.
El bloque europeo argumenta que los préstamos deberían ser modificados en favor de los deudores y que para ello se necesita la acción decidida de la Casa Blanca. Sin embargo, ésta plantea dejar las cosas tal como están, además de asegurarle a los europeos que el nivel del prime rate, le reducirá en el futuro cercano como resultado de las presiones que se le han hecho a Paul Volcker, director del Banco de la Reserva Federal, para que afloje un poco la liquidez de la economía. Semejantes predicciones parecieron comprobarse la semana pasada cuando el mercado de acciones de Wall Street revivió ante los rumores de que una rebaja en los intereses se estaba acercando.--
Ricardo Avila, corresponsal de SEMANA en USA.
Mondale: el triunfo se acerca
Todo parece indicar que, tal como se esperaba en un principio, Walter Mondale será la persona que enfrentará a Ronald Reagan en las elecciones presidenciales del próximo noviembre. La celebración de el "supermartes III", con el cual finalizó oficialmente la larga temporada de primarias, le dio practicamente a Mondale los delegados necesarios para alcanzar la cifra mágica de 1967 que requiere para que el partido lo proclame su candidato oficial en la convención nacional que tendrá lugar dentro de un mes en San Francisco.
Sin embargo, lo cierto es que a Mondale todavía le falta bastante para que los demócratas se unan y se decidan a combatir a fondo al Presidente Reagan. Si bien al principio de las primarias se creía que Mondale iba a triunfar rápido, el surgimiento de Gary Hart casi termina con la vida política del ex vicepresidente y acabó, en último término, por producir hondas divisiones en el seno de la colectividad demócrata.
El nivel de la polémica llegó a tal extremo que dirigentes. demócratas sugirieron varias veces una tregua, pero en el calor de la competencia cada bando hizo lo que pudo para vencer al contrincante. El resultado fue evidente en las últimas semanas: Hart y Mondale quienes eran amigos se trataron friamente en las ocasiones en que se enfrentaron cara a cara. Tal como dijo Hart con cierto dejo de ironía cuando en Los Angeles se le preguntara su opinión de Mondale: "Realmente me gustaba mucho más antes que ahora". Además, en las horas que siguieron al cierre de las urnas el martes anterior cuando pese a que Mondale se colocó al alcance de la nominación, Hart --quien necesita "adherir" más de 650 delegados para vencer en la convención--, se negó rotundamente a concederle la victoria a su oponente.
La situación es tan tirante que hay observadores que aseguran que Hart está demasiado enojado con Mondale como para apoyarlo abiertamente después de la convención.
El reverendo Jesse Jackson por otra parte, ha amenazado con boicotear la convención si no se escuchan sus peticiones sobre la reforma a la legislación electoral del partido. Jackson, ha protestado repetidas veces por la manera en la que se eligen los delegados, la cual atenta contra los candidatos minoritarios. En efecto, cada Estado es dividido en distritos electorales y no es raro encontrar un candidato con una buena cantidad de votos de nivel estatal, pero con un escaso número de delegados. El caso más extremo sucedió en Nueva Jersey, el martes anterior, cuando Gary Hart pese a ganar 30% de los votos no obtuvo ninguno de los 107 delegados en disputa (99 fueron para Mondale y 8 para Jackson). La petición del líder negro para cambiar las reglas del juego no han tenido mucha acogida entre las directivas del partido, pero Jackson es indispensable para "mover" el voto negro y cualquier protesta de su parte puede destruir las posibilidades demócratas.
Por lo pronto, la esperanza de los demócratas es la de conseguir que los tres concursantes logren solucionar sus problemas mutuos en las cinco semanas que faltan para la convención nacional. Hay personas que proponen una "cumbre" entre Hart, Jackson y Mondale. Sin embargo, es dudoso que las heridas se cicatricen en tan corto tiempo. En particular, Hart siente que tiene derecho a la nominación (superior al que le concede el número de delegados) debido a que sus triunfos fueron geográficamente mejor distribuidos que los de Mondale. El senador por Colorado venció en el este, el centro y el sur, y fuera de ello ganó en California, el Estado más populoso de la unión, revelando que la campaña de Mondale tiene una aparente falta de contundencia y arraigo popular, requisito clave en la campaña presidencial. Parece que la gente aún recuerda los vínculos de Mondale con la administración Carter y considera que si el ex vicepresidente fuera elegido se volvería al "pasado": tasas de interés en las nubes, inflación del 13% y recesión económica, lo cual constituye un amplio contraste con el clima de bonanza que se vive actualmente.
La situación de desarreglo de los demócratas contrasta con el ritmo ordenado en que los republicanos han ido organizando su campaña. Como nota curiosa hay que anotar que Ronald Reagan ganó todos los delegados posibles para la convención nacional republicana la cual se llevará a cabo en Texas en agosto. En el intermedio, la campaña Reagan-Bush 84 está gastando 14 millones de dólares en comerciales de televisión para vender el mensaje de que el país "está bien" y hay que seguir la misma ruta. Como dijera un columnista hace poco: "Con los demócratas en tal debacle yo creo que al Presidente no se le ha ocurrido que vaya a perder las elecciones. En su lugar yo tampoco me preocuparía".--