DOS PAJAROS DE UN TIRO
El anuncio de la retirada gradual de las tropas vietnamitas de Kampuchea distensiona relaciones entre Vietnam y Estados Unidos y Vietnam y Pekín.
Seis años después de que el Ejército vietnamita entrara con sus tanques a Kampuchea y derrotara en fulminante campaña, apoyada por sectores rebeldes, al gobierno genocida de Pol Pot, las autoridades comunistas de Hanoi han hecho saber que sus tropas -alrededor de 150 mil o 170 mil hombres- empezarán próximamente una "retirada total" de Kampuchea que culminará en 1990. El importante anuncio -el primero en el cual aparece una fecha concreta para esa desmovilización- fue hecho al final de una reunión de dos días en Pnom Penh entre los ministros de Relaciones Exteriores de Laos, Kampuchea y Vietnam, los tres países que constituyen la Indochina pro soviética.
La determinación, conocida recientemente, tiene como objetivo remover los obstáculos que existen para la normalización de las relaciones diplomáticas entre Vietnam y Estados Unidos, así como aliviar las tensiones -y eventualmente restablecer las relaciones- con Pekín, potencia regional que desde 1979 ha lanzado formidables -aunque ineficaces- intentos de invasión a Vietnam para "castigar" a ésta por haber lanzado a las selvas de Tailandia a su aliado Pol Pot y sentado sus reales en Kampuchea.
Que la busqueda de una normalización de relaciones con esos dos formidables enemigos es la hipótesis que se mueve tras el anuncio, lo confirman los no muy publicitados contactos previos entre Hanoi y Washington realizados gracias a mediaciones de diplomáticos indonesios. En esos mismos días, Vietnam devolvió a los norteamericanos (el 14 de agosto pasado) los restos de 26 soldados estadounidenses desaparecidos durante la guerra en Vietnam. Tal devolución fue la más significativa desde que ese tipo de operaciones se iniciara hace tres años. Aún queda por averiguar, según cifras norteamericanas, el destino de otros 2.464 soldados de Estados Unidos cuyo rastro se perdió en el conflicto indochino. De esos, 1.820 corresponderían a Vietnam.
El retiro de tropas de Kampuchea se implementará, según los tres gobiernos, sin perjuicio de tomar aquellas otras medidas consideradas necesarias para evitar que las "Fuerzas hostiles", es decir, las bandas armadas de oposición, "aprovechen este repliegue para oponerse a la paz y a la seguridad de Kampuchea". La resistencia Khmer, cuyas bases militares fueron desmanteladas durante la ofensiva vietnamita más reciente (entre noviembre y abril pasados) teniendo que volver a instalarse en territorio tailandés, está compuesta de unos 30 mil hombres bien equipados.
Politicamente, éstos constituyen una coalición contranatura que no los exime de riñas internas de vez en cuando. Una ala nacionalista conservadora es dirigida por el veterano político Son San, quien funge como Primer Ministro del gobierno kampucheano en el exilio. El segundo sector es orientado por el principe Norodon Sihanuk y el tercero -el más fuerte militarmente- es el de los Khmer Rojos, pro chinos y disciplinados a Pol Pot, cuyo reinado de 1975 a 1979 fue extraordinariamente sangriento.
Respecto de estos últimos, es que el comunicado de Pnom Penh es terminante. En dicho texto, el gobierno kampucheano declara estar dispuesto -y eso es otra importante novedad- a entablar conversaciones "con grupos o personalidades de la oposición Khmer para evocar la realización de la reconciliación nacional y de la organización de elecciones generales, después de la retirada vietnamita". Todo ello se hará, dice el comunicado, sobre la base de la "eliminación de Pol Pot", figura que suscita la más amplia repugnancia en Kampuchea y en Occidente mismo ¿Que esto es imposible de aceptar por la oposición Khmer en su conjunto? Lo más probable es que después de ser meditada, la iniciativa sea acogida, pues los sectores de Son San y Sihanuk, saben que la única salida para el conflicto es una negociación política. Y eso es lo que precisamente les están ofreciendo ahora, a condición de que se deshagan de un personaje incómodo. Cuando menos, la propuesta incrementará las fricciones entre ellos.
Otra arista de la reunión de cancilleres apunta hacia los países pertenecientes a la ASEAN (Filipinas, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia), con los cuales los tres abrirán negociaciones regionales que les permita llegar a acuerdos susceptibles de ser supervisados por una "conferencia internacional", cuya composición será previamente convenida. Una reunión entre el canciller vietnamita y su homólogo indonesio, representando el primero al grupo indochino y el segundo a la ASEAN, se celebró el pasado 21 de agosto.
Este "viraje" de los gobiernos indochinos refleja en parte la conciencia que ellos tienen de que la reconstrucción de las economías de sus países, la cual hoy depende en gran medida del respaldo soviético, también descansa sobre el hecho de tener o no nuevos interlocutores en la región. Y como la llave para abrir esas puertas no esta allí, sino en Washington, la "normalización" con Norteamérica se ha convertido en una prioridad.