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EL APRA QUIERE LA PRESIDENCIA

Alan García explica el ABC de su política

25 de febrero de 1985

El verbo del candidato presidencial del APRA, Alan García Pérez, señala que el principal partido político del Perú está haciendo un viraje hacia una posición de izquierda sensata y moderna, después de años de reformismo incierto.
Cuando le preguntamos en Caracas cuál era su visión del problema de la economia informal en Lima, una de las capitales más afectadas por la marginalidad, Alan García dio una respuesta que sorprendió a todos los periodistas. "No hay problema, dijo, la economía informal debe ser entendida como una realidad. No podemos vivir como avestruces hundiendo la cabeza pensando que estamos en un mundo púdico, como una Inglaterra en medio de muchas Calcutas... El modelo de centralización es responsable de esto y debemos defender al pequeno productor y al vendedor ambulante... ". Y luego arremetió contra "la otra economía informal, la de los grandes depredadores de América Latina, que son los que primero se nutren de los gobiernos y luego sacan sus capitales a Estados Unidos y Europa, son los ricos que no pagan impuestos y se golpean el pecho en la iglesia... y también esa economía negra--más bien blanca por los que manipulan--asociada a la droga, esa es la economfa informal que hay que eliminar".
Un lenguaje así no se escuchaba en boca de un aprista desde 1930, cuando Víctor Raúl Haya De la Torre fundó la Alianza Popular Revolucionaria Americana, que ahora se identifica como Partido Aprista Peruano (PAP). En su momento, el APRA fue el movimiento ideológico más importante de América Latina en este siglo, luego sufrió algunas transformaciones, consecuencia de los avatares de la historia. De su revolucionarismo original pasó a un reformismo repudiado por las izquierdas latinoamericanas cuando ya se había producido la Revolución Cubana, y luego se instaló en una moderna y cómoda posición socialdemócrata. Así perdió las últimas elecciones en 1980, cuando el candidato aprista Armando Villanueva no ofreció una nueva alternativa (Haya murió en 1979 sin dejar un delfín) y fue derrotado por Fernando Belaúnde Terry y su coalición de centroderecha.
En pleno siglo de las computadoras y de la liberación femenina, un argumento de peso en la campaña contra el APRA fue que Villanueva estaba casado con una chilena. Por razones históricas, la guerra que perdió Perú con Chile en 1879, ésta parece ser una razón de peso para los hombres peruanos; un ejemplo típico del subdesarrollo mental latinoamericano. Pero la derecha lo utilizó hábilmente, no tanto por Villanueva, sino para frustar un posible triunfo aprista.
El fracaso de Villanueva, la escisión protagonizada por otro veterano, Andrés Townsend Ezcurra, y la exposición descarnada de una vieja guardia obsoleta y corrupta en el partido, abrieron las compuertas de una nueva clase de jóvenes dirigentes mucho mejor avenidos con el español Felipe González o el venezolano Carlos Andrés Pérez que con los viejos cuadros del aprismo frustrado.
Alan García, 36 años, con una estatura imponente, de razonamiento claro, palabra muy facil, se impuso como el principal exponente del nuevo aprismo y ahora es el candidato indiscutido. Como otros políticos de tendencias modernas, suele tomar un jet y viajar a visitar a sus amigos en Venezuela y España. Así lo hicieron Siles Zuazo en Bolivia, Alfonsín en la Argentina y Monge en Costa Rica con estupendos resultados. Solo Rodrigo Borja del Ecuador perdió sus elecciones y en parte por no haber escuchado los consejos de Caracas: no confiarse en la segunda vuelta después de haber ganado la primera.
Además, los políticos hacen reflexiones que parecen mucho más maduras y que de alguna manera se proyectan mejor en sus países, logrando mejores espacios en los medios de comunicación que si se quedaran en casa.
Ocurre que en estas elecciones en el Perú, cuya campaña largó con trece candidaturas para la primera votación que será en abril, la fuerza más importante es precisamente el PAP, seguido muy de cerca por la Izquierda Unida. Es más, algunos comentaristas políticos peruanos no descartan la gran sorpresa, que Izquierda Unida gane las elecciones en la segunda vuelta. Tiene un candidato que ha demostrado capacidad de triunfo: el actual alcalde de Lima, Alfonso Barrantes Lingam.
Esta es una explicación para la postura neoizquierdista del PAP. Es importante derrotar a la izquierda desde la primera vuelta y captar sus votos ya que la derecha, según la tradición, jamás votará por el APRA. La segunda explicación es que la situación económica y social del Perú es de extrema gravedad. Es un país con tanta injusticia en la distribución de la riqueza y de tales diferencias entre la derecha oligárquica y blancoide y el resto de la población, que parece listo para una efervescencia revolucionaria y sangrienta. Pero un proyecto de cambio profunfo, sin romper el marco democrático, puede ser la solución, según Alan García. El candidato aprista cree que los militares intentaron el cambio en 1968 con el general Velasco Alvarado, pero lo hicieron coartando libertades esenciales y sin ir al fondo de las cosas, desde un punto de vista omnipotente. Reconoce que hay aspectos parecidos entre el programa del APRA y el período de Velasco, pero recuerda que los coroneles del 68 siempre reconocieron cierta influencia aprista.
Con todas estas credenciales, ¿no cree Alan García que la derecha hará todo lo posible por derrotar al APRA, incluyendo votar por la izquierda? De ese modo precipitaría las condiciones para retener el poder a través de un golpe militar, le preguntamos. El líder aprista está consciente de este peligro puesto que no sería la primera vez que le escamotean un triunfo electoral al APRA. La última fue en 1962 con el arquitecto Belaúnde como el gran instigador de un golpe militar. Para ese teatro del absurdo están puestos los personajes, pero Alan García considera que "en esta ocasión no va haber endosos. M las izquierdas podrán obligar a una votación por la derecha, ni la derecha podrá dirigir el voto de la izquierda". Podría ser un problema diferenciarse de la izquierda, pero Alan García no lo cree así. Para comenzar, siempre se refiere a Barrantes como el "candidato comunista" y a Izquierda Unida, la insegura coalición de todos los matices de las izquierdas peruanas (menos los trotskistas y los misteriosos "senderistas"), como la "candidatura comunista". O sea que hay una izquierda democrática que es el PAP.
Hay otras diferencias apreciables, dice Alan Garcia: "El APRA no es estatista, le da al Estado un papel predominante, pero no debe ser el dueño de todos los medios de producción.
La izquierda comunista va hacia la propiedad común y el estatismo, es una teoría equivalente al colectivismo estatista de países que ya están de vuelta, como China Popular". De Alfonso Barrantes piensa que es "un estupendo candidato, pero la suma de sus ideas de inspiración soviéticomaoista es la epistemología básica del marxismo de principios de siglo, lo que significa la abolición de la individualidad y eso no es realista en el Perú "-
TRES CONCEPTOS
En general, todas las opiniones de Alan Carcía oscilan entre una visión izquierdista moderna y una vocación firme por la democracia. Estas son algunas de sus opiniones básicas: Sendero Luminoso: Es una tendencia violenta de repudio, pero que proviene de los sectores más pobres del campesinado de la sierra peruana, región afectada por el centralismo económico de Lima, que es uno de los problemas estructurales del Perú.
Sendero despliega una ideología totalitaria fanática basada en el fundamentalismo, como ocurre en otras partes del mundo. Hay fundamentalismo en Irán con el Ayatolah Khomeini y se encuentra también en algunos aspectos de la política de Ronald Reagan. Este fundamentalismo de Sendero tiene otros ingredientes, se apoya en el atavismo incaico y castiga a los pobres y a los más débiles quizás con más saña que a los que combate oficialmente.
Nicaragua: Las elecciones en Nicaragua fueron un paso positivo que ojalá culmine en el pluripartidismo pleno.
Yo no creo en los que critican a Nicaragua hoy y no hicieron nada cuando la dictadura de Somoza. Ahora Daniel Ortega tiene un título de Presidente elegido por el pueblo y puede demostrar que esas elecciones no han sido una farsa.
Deuda externa: El Perú tiene que escoger entre pagar puntualmente y dejar en la inopia a su propio pueblo. O comparte sus responsabilidades entre sus pagos y las necesidades del pueblo, o puede ser forzado por las circunstancias a no pagar. La renegociación de la deuda no debe ser aislada. Por separado no vamos a poder pagar. Tiene que ser en conjunto. T.C. -