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EL "AVANCE DE LOS VERDES"

Se profundiza la crisis del partido de Schmldt, crece la influencia del partido ecologista.

11 de octubre de 1982

¿Habrá un otoño caliente en Alemania? Los especialistas de metereologia política lo piensan. Además de una situación económica juzgada preocupante y un número de desocupados desconocido desde hace 40 años (ver recuadro), el partido social demócrata (SPD) deberá afrontar el 26 de septiembre, las elecciones de Baja Sajonia, en un momento particularmente delicado para la coalición gubernamental.
Aliado desde 1969 al partido liberal, el partido de Helmut Schmidt y Willy Brandt ha perdido, en estos últimos años, las ciudades de Francfort, Dusseldorf, Munich, Berlín y ha conocido graves crisis internas (las más recientes ocasionaron la dimisión de los alcaldes de Sarrebruck y Nuremberg) que han mermado su influencia política.
El partido liberal (FDP), dirigido por el ministro de Relaciones Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, conoce por su lado una disminución sensible de su electorado que, según los sondeos, había pasado, de 10.9% en 1980, a menos de 5% actualmente. La crisis de la coalición gubernamental no obedece, dicen los observadores alemanes, a factores coyunturales. El "deslizamiento" electoral observado en las últimas elecciones regionales de Berlín, de Baja Sajonia y Hamburgo, en favor de la oposición de derecha y, sobre todo de los "grupos alternativos", mostraría la incapacidad del gobierno para responder a las aspiraciones formuladas en estos últimos años.
El movimiento ecológico y las "corrientes alternativas" han transformado, en efecto, la conformación política alemana. Presentes en cinco parlamentos regionales (9 curules en Berlín, 5 en Bade Wurtemberg, 11 en Baja Sajonia, y 9 en Hamburgo), "los verdes" se han convertido en interlocutores indispensables de los grandes partidos. Es más, después de que los sondeos les atribuyen 6 a 7% del electorado, los políticos tradicionales han dejado de sonreir ante la actividad de los grupos "marginales".
"Algunos venerables ciudadanos habrán tenido la impresión de que el mundo se derrumba al pensar que los líderes de "los verdes" que han visto a la televisión en pantalones cortos y tenis, podrían volverse ministros o senadores-ministros. Pero esa idea no es tan absurda como parece...", escribía recientemente el periódico "Suddeustche Zeitung".
Sin disponer de una mayoría absoluta en el parlamento, las grandes familias políticas (SPD, CDU, CSU) necesitan establecer una alianza con "los verdes" o los liberales para ampliar su poder regional y preparar las elecciones generales de 1984. Por ahora, el partido Liberal ha declarado querer cambiar de aliado en las próximas elecciones de Baja Sajonia. Si esta decisión, anunciada el 17 de junio, fuera confirmada, las consecuencias serían incalculables para el partido social demócrata.
Helmut Schmidt debería enfocar seriamente un compromiso con "los verdes", opción poco viable en razón de las grandes divergencias que los separan o "convencer" a los liberales de permanecer en el gobierno mediante nuevas concesiones. El hecho de que el gobierno haya decidido disminuir las prestaciones sociales, como lo preconizan los liberales, para luchar contra el déficit presupuestal de 1983, parece indicar que los dirigentes social demócratas han escogido la segunda alternativa.
La política del canciller, Schmidt es, sin embargo, duramente criticada por el ala izquierda de su propio partido. Algunos de sus dirigentes preferirían que el SPD vuelva a la oposición en vez de plegarse a la presión de los liberales, deseosos de ver aplicar una política contraria a los principios y a la acción de los socialdemócratas desde hace más de 10 años.
Los liberales, por su parte, también se han interrogado durante este verano sobre las consecuencias de una alianza con los partidos de Helmut Khol y Franz Joseph Strauss. El catálogo de divergencias, establecido por el secretario del CSU, señor Stobeir, muestra que la oposición tampoco considera la alianza con los liberales como segura y definitiva.
En última instancia, los social demócratas y los liberales podrían continuar la coalición firmada hace trece años. Nadie sabe a qué precio ni por cuánto tiempo .

DESEMPLEO Y XENOFOBIA
"¿Hasta qué punto nuestra economía está enferma?". Esta pregunta, formulada por el periódico "Bild", en primera plana, resume la inquietud y la ansiedad que se han instalado en Alemania desde hace un año.
La verdad es que los pronósticos hechos por el gobierno sobre la situación económica han tenido que ser revisados cuatro veces este año, por haber resultado demasiado optimistas. Los signos alarmantes no han faltado: después del derrumbamiento del gigante Aeg Telefunken (120.000 trabajadores), el número de quiebras ha aumentado. Su total podría superar las 16.000, lo que significa un 50% más que el año pasado.
La inflación, aunque inferior a la de sus vecinos, se incrementó hasta situarse alrededor de 7%. Los salarios y la capacidad adquisitiva han disminuido, por primera vez desde la guerra. El desempleo, por su parte, aumentó hasta convertirse en el problema principal del gobierno alemán, En efecto, Alemania, con dos millones de desocupados, a fines de este año, según los cálculos efectuados por Joseph Stingl presidente de la Oficina de Trabajó, habrá alcanzado un Indice de desempleo desconocido en ese país desde hace cuarenta años.
El desempleo ha causado por otro lado, un vivo debate en la opinión pública alemana sobre el papel que juegan en su economía 4.630.000 trabajadores extranjeros. La discusión concierne sobre todo a la comunidad turca (1.600.000 trabajadores) contra la que se habría perpetrado la mayor parte de los 297 atentados enumerados por la oficina Federal para la "protección de la Constitución". Estos atentados que han preocupado al gobierno, las iglesias y las organizaciones sociales, se inspirarían en la idelogia del nuevo partido Nazi, NPD, cuyo lema "Alto a los extranjeros", gracias a las dimensiones actuales de desempleo, crea un clima propicio al racismo.
La situación podria agravarse con la próxima llegada de un millón de jóvenes al mercado laboral.
Cualquier acción contra el desempleo que cuesta 35.000 millones de marcras a Alemania, requerirá un crecimiento económico del cinco por ciento anual. Este oscilará, en 1982, entre dos y tres por ciento, dijo el ministro de economia, Sr. Lambsdorff, "Se trata, previno, de un pronóstico máximó".