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EL BESO DE JUDAS

Saddam Hussein coquetea con los curdos. Pero eso podria ser fatal para el resto de los rebeldes.

27 de mayo de 1991

DESPUES DE VER LAS DESgarradoras escenas de los refugiados curdos en la frontera turco-iraquí, el beso de Saddam Hussein con el dirigente curdo Jalal Talabani resultó increíble. El odio de los curdos hacia el presidente iraquí sólo es superado por el que sienten hacia el mandatario turco Turgut Ozal. Ver ahora a uno de sus líderes confraternizanda con el enemigo, era más de lo que muchos estaban preparados para ver.

La reunión se celebró a propuesta del Presidente, para quienes claro que, en el maremágnum de posguerra, su régimen debe tratar de presentar una imagen normal. Su objetivo más apremiante es el levantamiento de las sanciones económicas que siguen pensando sobre Irak.

Pero el problema es que casi nadie, y en especial los curdos, tiene confianza en las intenciones del dictador.
Ya en 1970 un acuerdo similar, suscrito con el mismo Talabani, fue posteriormente desconocido por Saddam. Por eso, su promesa de conceder autonomía al Kurdistán iraquí fue recibido con una mezcla de alivio y escepticismo por los curdos que se aglomeran en el norte del país. Aunque ya se han reportado casos de familias que prefieren regresar a sus hogares antes que seguir soportando penalidades en las montañas, la inmensa mayoría de los refugiados se resisten a regresar a Irak, así sea para establecerse en el campo levantado por las tropas norteamericanas.

Por otra parte, el principio de acuerdo celebrado entre la Unión Patriótica del Kurdistán, representado por Talabani, significó su distanciamiento del Comité de Acción Conjunta que funciona en Siria y que aglutina a los grupos curdos y chiítas que luchan contra Saddam en el norte y el sur del país, respectivamente. El mullah Al Hakim, máximo dirigente chiíta de Irak, señaló consternado que ese pacto con los curdos liberaría más soldado de Bagdad para luchar contra los chiítas en el sur.