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EL OJO DEL HURACAN

Nadie comprende por qué Jacques Chirac anunció la reanudación de las pruebas nucleares y mucho menos por qué ocupó y desvió por la fuerza el barco de Greenpeace.

14 de agosto de 1995

EN UN ACTO QUE NADIE HA LOGRADO COMprender hasta ahora, el presidente francés, Jacques Chirac, decidió acabar con su luna de miel -al menos en el plano internacional- a escasos días de haberse posesionado. En efecto, el anuncio de la reanudación de las pruebas atómicas en el Pacífico Sur desató una tormenta internacional y la respuesta del primer mandatario causó un escándalo no menor. Este declaró abiertamente que Francia podía darse el lujo de no gozar de la simpatía de los neozelandeses, quienes lideran el movimiento de oposición a la reanudación de los tiros nucleares. No contento con esto, la semana pasada el recién electo presidente dio la orden de ocupar y desviar por la fuerza un barco de la organización ecologista Greenpeace.
La explicación de todo esto puede provenir del hecho que los franceses están convencidos de haber logrado domesticar el átomo, y que éste forma parte de la "energía nuestra de cada día". Esta, usada con fines pacíficos, ha logrado disipar el terror que despierta lo nuclear. Y no es de sorprenderse; después de todo, Francia es el segundo productor mundial de energía atómica para fines pacíficos en cifras absolutas, después de Estados Unidos. Adicionalmente, exporta su energía nuclear hacia Alemania, España e Italia y vende su competencia (su 'savoirfaire') en la construcción de centrales atómicas a España, Bélgica, Suráfrica, China, Corea y hasta Irán. Finalmente, la opinión pública francesa no ha tenido que lamentar ningún accidente mortal en sus 56 instalaciones desde que la campaña nacional de abastecimiento de energfa atómica comenzó en la segunda mitad de este siglo. Al contrario, existe la convicción de que el átomo es generador de riqueza y de independencia (frente a los productores de petróleo, por ejemplo).
Adicionalmente, en Francia la energfa nuclear pacífica ha creado un poderosísimo lobby semicivil, semimilitar, que hizo parte de la comisión que aconsejó la reanudación de las pruebas atómicas. Además, mientras todas las grandes potencias hicieron reducciones a sus presupuestos militares cuando cayó la Unión Soviética, Francia aumentó el suyo en un 5,3 por ciento en 1994, convencida de que había que seguir con la política de persuasión nuclear, y de paso, modernizarla. Con el retiro de Francois Mitterrand -quien suspendió los ensayos en el Pacífico Sur en 1992- y con el arribo a la presidencia del gaullista Jacques Chirac, los militares no tuvieron dificultades para imponer sus puntos de vista. El propio De Gaulle fue quien proclamó la disuasión nuclear y la independencia: en 1966 retiró al país del sistema de defensa integrada del Tratado del Atlántico Norte -Otan-, aunque continuó siendo miembro de la alianza. Creó una política nuclear basada en la defensa del débil ante el poderoso (Francia opuesta a la Unión Soviética agresiva). Sin embargo, Francia ya no tiene un poderoso a quien enfrentar. La doctrina nuclear adecuada a la época sería, más bien, la del fuerte (Francia) ante el incontrolable: ¿Irak? ¿Libia? Una posición especialmente válida cuando crece el temor de que el arsenal soviético esté siendo desperdigado por el mundo y vendido al mejor postor.
Además de todo lo anterior, según afirmó el diario londinense The Guardian, los militares galos querrían experimentar nuevos misiles de crucero, de cabeza nuclear y con potencia variable. Aparentemente el problema está en que no existe todavía la tecnología de simulación necesaria para hacer pruebas en laboratorio. Los ocho tiros nucleares, que según Chirac no serían sino un corto paréntesis desde la decision unilateral francesa de terminar con las pruebas nucleares, le servirian entonces para cerciorarse de su eficacia, antes de firmar el acuerdo definitivo de no proliferación en 1996.
Pero el rosario internacional de antipatías hacia Chirac no se reduce a las pruebas nucleares. La toma por sorpresa con gases lacrimógenos al barco Raibow Warrior II de la Greenpace -aparentemente por haber invadido el área restringida de 12 millas en torno de Muroroa- revivió la vieja rivalidad que la organización tiene con la Nación gala. Hace 10 años exactamente el Rainbow Warrior fue hundido por la armada francesa -para colmo el aniversario coincidio con el nuevo ataque-. Al igual que en aquella época , las simpatías internacionales se las llevaron los ecologistas y sobre el gobierno francés cayeron las críticas. Tanto que Chirac fue duramente silbado y abucheado durante su intervención ante el Parlamento europeo en Estrasburgo.
Y aunque muchos sigan sin comprender la actitud de Chirac, tal vez la tempestad internacional y el boicoteo en varias ciudades del mundo a las celebraciones del 14 de julio saquen a los franceses de su letargo y terminen con los días felices de Chirac. Eso sí, después de que él se encargó de ponerle más de una cáscara a su luna de miel con el electorado y con la comunidad internacional.