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Jugar con fuego

La sola mención de la independencia de Taiwan hace que China vuelva a amenazar con lanzarse a la guerra.

11 de diciembre de 1980

Al comienzo de la semana pasada el diario China Daily abría con el siguiente titular: "China dice que Chen está llevando a Taiwan al desastre". La afirmación hacía referencia a las explosivas declaraciones del presidente de Taiwan, Chen Shui-bian, en un discurso en el que sugirió que China y Taiwan eran dos países distintos y que apoyaba la realización de un referendo para buscar la independencia formal de su país por tratarse de un derecho humano básico. La reacción de China fue fulminante. Li Wei-yi, vocero de la presidencia, se refirió al suceso como una "provocación descarada. El mundo tiene una sola China. El continente y Taiwan pertenecen a una sola China cuya soberanía e integridad territorial son inviolables".

Como en otras oportunidades en que se ha manifestado el deseo separatista taiwanés, China amenazó con una incursión militar y anunció la realización de ejercicios bélicos dirigidos a la isla.

Aunque Chen y sus voceros se apresuraron a desestimar la importancia de las declaraciones de la discordia diciendo que el presidente no había dicho nada nuevo, la verdad es que, teniendo en cuenta la historia de las relaciones entre China y Taiwan, Chen debió imaginarse el torbellino que ocasionaría.

En 1949 el gobernante de China, general Chiang Kai-Chek, del partido nacionalista o Komingtang, perdió la guerra civil contra las tropas comunistas de Mao Zedong y se refugió en Taiwan junto con dos millones de refugiados y todo su aparato estatal, Congreso incluido. Desde entonces el gobierno de Taiwan reclama la legitimidad de China y nunca ha declarado la independencia, mientras para Beijing la sola mención de la misma es causa de amenaza de guerra. Durante la Guerra Fría Taiwan se convirtió en un bastión estadounidense contra el comunismo. No sólo recibía importante ayuda económica sino que ostentaba el puesto de China en la ONU. Pero el gobierno de Chiang sobre la isla se fue volviendo cada vez más dictatorial, al tiempo que Washington cambiaba sus afectos. En 1971 la histórica visita del presidente Richard Nixon a Mao Zedong marcó el inicio de la política a favor de "una sola China" de la Casa Blanca y el puesto en la ONU pasó al gobierno de Beijing.

Durante los 80 una serie de escándalos financieros y un pasado de represión acabaron con la hegemonía del Komingtang en la isla. En 1995 se llevaron a cabo las primeras elecciones democráticas de Taiwan y Lee Teng-hui se convirtió en el primer presidente nativo.

En marzo de 2000 Cheng Sui-bian, perteneciente a un partido proindependencia, ganó las elecciones. El resultado inquietó a China, que de nuevo amenazó con una incursión armada en caso de que su "provincia rebelde" intentara independizarse. Para no enrarecer aún más los ánimos el nuevo presidente taiwanés aseguró que no declararía la independencia ni buscaría un referendo para tal efecto. ¿Por qué entonces abandonó Chen de una forma tan peligrosa su inicial moderación?

Según la compañía de análisis estratégico Stratfor el repentino cambio en la retórica de Chen tendría que ver más con intereses políticos que con una inminente declaración de independencia. Chen estaría aprovechando la distracción que reina en China por el próximo cambio de liderazgo para presionar a Beijing para que lo tome más en serio. Así mismo, la política conciliadora y de acercamiento hacia China no ha tenido muchos resultados positivos. Desde su elección, China inició una guerra diplomática contra Taiwan para ganar el reconocimiento de los pocos países que aún sostienen relaciones con Taiwan y así aislar a ésta.

Así, al mismo tiempo en que Chen se posesionaba, Naurú, una pequeña isla del suroccidente del Pacífico, anunció que cambiaba sus lazos diplomáticos de Taipei a Beijing. El hecho fue interpretado como un escupitajo en la cara. De ahí que Chen necesite ahora mejorar su imagen frente a los críticos internos, que consideran que su posición frente a China es muy débil. "Chen quiere mostrarles a los seguidores de su partido que es valiente y no teme enfrentarse a China continental", dijo a SEMANA el doctor Ming Lee, profesor de diplomacia de la Universidad Nacional Chengchi de Taiwan. En todo caso Chen sabe que está jugando con fuego, de ahí que desde entonces parezca haberse retractado en sus declaraciones. Para completar, en caso de un ataque militar por parte de China, Estados Unidos se vería obligado a concretar su hasta ahora ambivalente política frente a la discordia, y no es tan claro que terminaría defendiendo a Taiwan, pues China se ha convertido en un poderoso aliado en su lucha contra el terrorismo.