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NADA POR AHORA

Mientras los políticos no logran ponerse de acuerdo en Cartagena para restaurar la democracia, miles de haitianos mueren en el Caribe.

30 de diciembre de 1991

AL TERMINAR LA REUNION de Cartagena, ninguna de las dos partes quiso admitir que los resultados se habían aproximado al fracaso. Al fin y al cabo la reunión se había caracterizado por el acuerdo de fondo sobre las circunstancias que aquejan al país. Todos, tanto los parlamentarios como la delegación del depuesto presidente Jean Bertrand Aristide, coincidieron en la gravedad de las sanciones económicas que sufre el paupérrimo pueblo haitiano. También sobre la necesidad de restaurar la democracia, y de revisar el papel de las Fuerzas Armadas en el país. Pero cuando llegaron al retorno de Aristide, todo se vino abajo. El mandatario insistió en que la declaración final le señalara expresamente como presidente del país, pero su contraparte Dejean Belizaire se negó. La cuestión del nombramiento de un primer ministro para refrendar el regreso a la institucionalidad, y todos los demás puntos, quedaron en segundo plano. Pero sobre el terreno la situación de los haitianos es cada vez más desesperada. Cada vez es más clara la división del país entre los partidarios de Aristide (elegido con el 75 por ciento de los votos), que provienen de los estratos más bajos de la sociedad, y sus enemigos que forman la ínfima minoría pudiente del país. Unos defienden a su presidente, el primero elegido en forma democrática en el país, y otros atacan a quien perciben como una amenaza para sus privilegios. Y detrás de todos permanece el estamento militar que en Haití tiene características diferentes de los establecimientos castrenses de otras latitudes.
Sin embargo, lo que le da mayor dramatismo a la situación de Haití y le pone en la primera plana internacional es el éxodo mortal de miles de personas que se encuentran entre la pared de la miseria y la espada del mar Caribe que les separa de Estados Unidos. Tanta es aquella, que prefieren lanzarse al agua, a riesgo de perecer en el intento.
El fenómeno se convirtió en una