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OH, ¿QUIEN SERA,QUIEN SERA?...

Con el descenso en las encuestas de Fernando Collor, nadie sabe quién podrá ser el próximo presidente del Brasil.

11 de diciembre de 1989

Hace apenas cuatro años, el 15 de enero de 1985, cuando el Congreso Nacional votó por 480 contra 180 sufragios la sucesión del presidente Joao Figueiredo, se cerraba una época histórica para Brasil. Y terminaba el régimen militar del 64 que encarcelaba parlamentarios, censuraba la prensa y prohibía al pueblo escoger sus gobernantes.
Nacía así una nueva república. Cuatro años más tarde, a pocos días de la primera elección directa en 29 años de un presidente, lo que se discute es para cuál de los dos Brasiles trabajará el elegido: para el de los pobres y desocupados, el 70 por ciento de la población, o el de los que viven en la prosperidad y el bienestar, el 30 por ciento restante. 82 millones de personas con derecho al voto el 58 por ciento de la población se preparan para ir a las urnas en el primer turno electoral del miércoles 15 de noviembre. Los dos Brasiles, como los llama el conocido ensayista Helio Jaguarible, esta vez se van a unir en un voto que paradójicamente vale para todos igual,no obstante las grandes e increíbles diferencias entre esos dos países.
Para la muestra un botón: según datos recientemente publicados por la prensa brasileña, se calcula que 50 por ciento de los electores no ha llegado a tener el primer grado de instrucción y que 4 de 10 brasileños sobreviven con una renta anual de aproximadamente 287 dólares por año. A eso se añade el peligroso crecimiento de la inflación -casi 40 por ciento al mes- y el fracaso de los planes económicos estabilizadores emprendidos por el actual presidente José Sarney.
El tema de la deuda externa es el único que no divide a los 22 candidatos inscritos en estas elecciones en representación de 28 partidos políticos. Para todos es claro que se tendrá que reducir el pago de la deuda,pues Brasil es el país más endeudado del Tercer Mundo, con 110 mil millones de dólares por los que ha pagado ya 55 mil millones de dólares en intereses en estos 4 años y medio de gobierno Sarney. Como consecuencia de ello, el país está físicamente destruido, las carreteras abandonadas, el sistema telefónico no funciona, etc.
Los electores brasileños, por ahora, y según la danza de las encuestas en estas últimas horas de campaña, están muy divididos. Los candidatos con más opciones para llegar a la segunda ronda de votaciones del 17 de diciembre son por lo menos cinco. El primero en las encuestas, Fernando Collor de Mello, 40 años, un apuesto caballero del PNB, y Leonel Brizola,del PDT, son seguramente aquellos que pueden pescar en todos los sectores del electorado brasileño -desde la derecha hasta la izquierda-, por que provienen de partidos poco incisivos que giran alrededor de personalidades fuertes. El otro, Luis Ignacio Da Silva (Lula), carismático líder metalúrgico de izquierda, cuenta con una fuerza electoral nacional propia y estable. Le siguen Mario Covas, socialdemócrata de centro izquierda,y el representante del pasado régimen, Maluf.
Collor, apuesto, joven, dinámico, deportivo, combina su belleza física con la crítica a la burocracia y a la "clase política", aunque hace parte de ella. Su estrategia de lograr el 50 por ciento de las preferencias en el primer turno -tenía el 40 por ciento en septiembre- y contar así con la fuerza moral y política de 40 millones de votos a su favor, ya fracasó. Las encuestas más recientes dan un cuadro complejo, confuso y poco claro de los deseos electorales en el que el propio Collor bajó a menos del 25% de preferencias . El ingreso imprevisto en la disputa presidencial de Silvio Santos, popular empresario y animador de la TV brasileña, una especie de Pacheco brasileño, en la lista de los candidatos, tuvo un efecto explosivo, aunque su candidatura no fue aceptada por el tribunal superior electoral. De otro lado, el aumento de preferencias en las últimas semanas por candidatos como Lula Da Silva -del Partido de los Trabajadores, PT-, el tradicional Leonel Brizola y el socialdemócrata Covas le han restado ritmo a la carrera de Collor hacia el triunfo.
Pero si bien no se ha presentado la polarización en esta primera ronda electoral -la izquierda en resumidas cuentas conquista el 35 por ciento del electorado distribuido en varios nombres- no se sabe qué pasará en la segunda ronda del 17 de diciembre, que se celebraría si, como se espera, ninguno de los candidatos obtiene mayoría absoluta. Para los observadores de estas inéditas elecciones se presenta un cuadro imprevisible que lleva a pensar que lo único claro es que la fisonomía política del Brasil está en plena mutación.Y que definitivamente los partidos que apoyaron a la dictadura de los militares están destinados a desaparecer.