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Por el peluquero

10 de abril de 2000

Eso de ser gobernante suele ser desagradecido, sobre todo en países donde la actitud del líder es escrutada muy de cerca por una opinión pública celosa. Como es el caso de Japón, donde su primer ministro está afrontando una crisis de popularidad por haberle cumplido la cita a su peluquero. Se trata del premier Keizo Obuchi, a quien sus conciudadanos no le perdonan no haber reaccionado cuando supo de un choque de trenes en Tokio en el que murieron tres personas y 40 quedaron heridas. Obuchi decidió seguir adelante con su cuidado personal antes que ir al lugar de los hechos, y eso le ha costado unos cuantos puntos de favorabilidad. Su vocero, Mikio Aoki, dijo que “ya había un operativo especial” para el siniestro y por eso su jefe no acudió. No mencionó qué tan urgente era la peluqueada.