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SITIADOS POR HAMBRE

Cientos de miles de personas mueren por falta de alimentos. ¿Cuáles son las causas?

31 de diciembre de 1984

Dante no alcanzó a imaginar una escena como ésta. Una larga fila de mujeres y niños semidesnudos esperan tumbados sobre la arena en un campamento de refugiados. Un médico avanza lentamente entre ellos examinándolos. A los que cree más fuertes les pone una cruz en la frente, con un lápiz. Minutos después alguien pasa entregando, a los marcados, unas onzas de granos y algunas ropas. El repartidor de alimentos pasará de largo ante los más débiles, que no tienen en la frente la señal salvadora. La racionada comida ha de ser empleada -son las órdenes- en los que tienen alguna posibilidad de sobrevivir. La fila se hace interminable. Son miles, de hecho, los que allí se agolpan. Han abandonado sus hogares varios días atrás en busca de alimento. El lugar es Korem, un pueblito a 400 kilómetros de Addis Abeba, la capital de Etiopia. A la intemperie muchos de los que han recibido el alimento están tan débiles que no pueden ingerirlo. Alguien trata de ablandar los granos en agua, que escasea en el lugar. Varios niños ni siquiera intentan comer lo que les han dado a pesar de que el hambre los está matando. Han olvidado cómo se hace. Una enfermera trata de ayudarlos. Uno muere mientras tanto y el caso se repite poco después.
Lo que sucede en Korem, también está dándose en otros lugares de ese país, en Bati, en Alamata, parajes por donde se ven correr en estos días camiones de la Cruz Roja o de Naciones Unidas con alimentos donados por Estados Unidos y la URSS, pero que han llegado, en muchos casos, demasiado tarde. Desde junio de este año, los responsables etiopes y médicos occidentales habían advertido que la mancha del hambre se estaba extendiendo y que pronto habría una catástrofe si no eran oídos. Ahora el problema ha estallado no sólo en Etiopía -que registra la cifra de 300 mil muertos de hambre- sino en otros paises, como Mozambique (donde ya murieron 200 mil personas por idéntica causa), Mauritania, Chad, Angola, Kenya y Somalia. Se trata de la peor hambruna en toda la historia de ese continente, que tiene 26 de los 34 países con más altos índices de desnutrición en el mundo. El caso más conocido es el de Etiopía, donde severas sequías, mas la presencia de guerrilleros en el norte del país y errores del gobierno, quien trató de copiar el modelo agrícola soviético, causaron la desesperada situación alimenticia actual. Las sequías, la pobreza y las guerras intestinas son males milenarios en Africa, pero la reducción de la ayuda alimenticia internacional, la imposición de modelos agrícolas basados en la exportación (algodón y café a cambio de las tradicionales mandioca, cebada y maiz), han deteriorado las bases para la supervivencia, fuera de factores como el medio ambiente. En Mauritania, por ejemplo, en los últimos 20 años, las tres cuartas partes de las tierras cultivables fueron invadidas por el desierto del Sahara. El crecimiento de la población, de un 3% para el continente, pone su grano de arena en el problema.
Pero en la actual pesadilla también intervienen factores políticos. Etiopía arguye que desde el derrocamiento en 1974 del emperador Haile Selassie, firme aliado de Estados Unidos, por un golpe de militares izquierdistas, Washington ha reducido la ayuda de emergencia que solía prestarles. En junio pasado el Washington Post afirmó que el gobierno de Reagan ha "virtualmente abandonado su habitual papel como proveedor de ayuda humanitaria a los hambrientos debido a los estrechos vínculos que Etiopía mantiene con los soviéticos ". Y la semana pasada, la revista Newsweek dijo que USA ha "respondido lentamente" al comienzo de esta crisis y que la administración se negó a tocar una reserva de granos "creada el año pasado para emergencias como la hambruna africana". Sin embargo, hace tres semanas la agencia norteamericana AID entregó 57 millones de dólares en granos para Etiopía, Mozambique, Mauritania y Chad, y el año pasado donó 7.5 millones de dólares solo a Etiopía, a través de la AID, la Cruz Roja Internacional y el Servicio Humanitario Católico.
Por fortuna la solidaridad mundial está creciendo, aguijoneada por los informes de prensa en TV. Pero los montos alcanzados aún son insuficientes. Gobiernos, agencias internacionales como la FAO, el Banco Mundial y la ONU,están tratando de trazar un plan global para ayudar en forma más eficaz y permanente la terrible hambruna.