Lise de La Salle y la energía de Ravel

Lise de La Salle aterrizó en Cartagena dos horas antes de tocar un enérgico concierto titulado ‘Ravel y la música para piano’ en la capilla del hotel Santa Clara. La pianista francesa de 28 años no planeaba participar en el Festival Internacional de Música de Cartagena pero Bertrand Chamayou, el pianista que iba a tocar, no logró salir de Londres debido al fuerte clima de invierno. Ella viajó toda la madrugada para llegar a tiempo al concierto de las once de la mañana en la capital de Bolívar.

La Salle toca piano desde los cuatro años de edad y se ha presentado en escenarios tan prestigiosos como el Berliner Philarmonie, el Avery Fisher Hall de Nueva York y el Suntory Hall de Tokio. En la sonora capilla alumbrada de rojo, movió su cuerpo con la música imitando la fuerza y la gracia de las notas. A menudo cerró sus ojos para mejor comunicar las piezas, con títulos como Une barque sur l‘océan (un barco sobre el océano) y Oiseaux tristes (pájaros tristes),y pausaba con las manos delicadamente posadas. Magistralmente le dio vida a la música de Ravel, tanto en su sonoridad como su silencio. El piano tenía una especial importancia para Maurice Ravel. El compositor francés del siglo XX, que trabajó en paralelo a artistas como Debussy, empezó su carrera con la firme intención de convertirse en pianista, pero el tiempo y ardua la competencia lo llevaron a dedicarse a la composición. Una vez dijo: “la música, como yo la siento, debe ser emocional primero e intelectual después”. A juzgar por los aplausos sostenidos del público, que llevó a que La Salle tocará dos piezas de más, la francesa cumplió con el propósito de Ravel.