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Galliano, Mirabassi y Criales en el escenario. Cortesía Festival Internacional de Música de Cartagena.

FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA DE CARTAGENA

Un acordeón francés en Cartagena

Richard Galliano, señalado como el sucesor de Astor Piazzolla, deslumbró en la capital de Bolívar acompañado del clarinete de Gabriele Mirabassi y el contrabajo de Mario Criales.

Ana Gutiérrez
11 de enero de 2017

El centro de convenciones de Cartagena se llenó rápidamente la noche del 10 de enero. Los asistentes esperaban emocionados a la presentación del acordeonista francés Richard Galliano y del concierto La musette y la música popular francesa de principios de 1900, dentro del marco de la undécima edición del Festival Internacional de Música.

La musette originalmente se refería a una especie de gaita creada en la época del rey Luis XIV de Francia, pero con el tiempo vino a referirse al estilo de música característico del París de la Belle Époque, que no solo acompañó el baile sino el teatro, el surrealismo, el arte y hasta el cine de la nouvelle vague (que aparecería en los años cincuenta, décadas más tarde). Es la música que viene a la mente cuando se imagina París, música popular con un acordeón predominante y los bailes de Pigalle en mente.

Galliano es un maestro del género. La musette había caído en el desprestigio y el cliché cuando el francés lideró un cuarteto de ‘la nueva musette’ en 1993 para renovar el género  y volver a establecerlo a nivel mundial. Lo hizo con el apoyo de Astor Piazzolla, el legendario bandoneonista argentino, quien además fue su buen amigo y mentor. A menudo señalan a Galliano como su heredero, pero más bien es alguien que adaptó las enseñanzas del argentino para retomar y revitalizar las raíces de la música de su tierra. Es un artista excelente para celebrar el inicio del Año Colombia-Francia, ya que trae un género tradicional pero todavía corriente de su patria. Al oírlo tocar, es fácil entender de dónde viene el sonido, mientras que queda claro que es algo nuevo. Incorpora elementos del jazz y de la música de cámara además de uno que otro toque latinoamericano.

Galliano toca con una sonrisa y manos rápidas. En el centro de convenciones transmitía la energía de París con el apoyo del clarinetista italiano Gabriele Mirabassi, quien mueve todo su menudo cuerpo con la música. Mirabassi dio un entusiasta discurso en español chapoteado a un público conmovido. Los dos han colaborado extensamente a lo largo de los años algo que se nota en su química en el escenario. Galliano también habló brevemente, en un francés claro pero algo tímido; es claro que prefiere que hable la música.

Hacia el final del concierto, se les unió el contrabajista colombiano Mario Criales, un intérprete versátil que toca jazz, rock, música tradicional colombiana y ha sido solista e instrumentista en la Orquesta Sinfónica. Alto y hábil, fue capaz de armonizar dentro de la establecida dinámica de Mirabassi y Galliano para deleitar a un público entusiasta. Además de pedir una repetición, el auditorio se quedó de pie aplaudiendo cuando los tres músicos, sonrientes, dieron una venia y se fueron.