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Dairo Antonio Usuga David, alias "Otoniel", top leader of the Gulf clan, is escorted by Colombian military after being captured, in Turbo
Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, guarda muchos secretos, entre ellos de hechos ocurridos desde la década de los noventa. | Foto: via REUTERS

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Alias Otoniel pide pista para acogerse a la JEP

La petición se da como tercero civil del conflicto armado interno. ¿Se trata de una nueva maniobra para evitar su extradición?

18 de febrero de 2022

Un día después de la polémica que se generó por cuenta de la suspensión de la diligencia en la que iba a hablar en la Comisión de la Verdad, la defensa de alias Otoniel acaba de presentar formalmente su solicitud para acogerse a la JEP.

La petición de Otoniel se da con el argumento de que él colaboró en acciones criminales con altos oficiales del Ejército como el general Leonardo Barrera.

La solicitud del exjefe del Clan del Golfo se da como “tercero civil del conflicto armado interno”.

Y es que, sin duda alguna, explosivas han sido las revelaciones que ha dado Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, ante la Comisión de la Verdad, en las que ha afirmado abiertamente que en su larga carrera criminal actuó en varias ocasiones con el apoyo de la Fuerza Pública.

Hoy, cuando se iba a llevar a cabo la segunda comparecencia del exjefe del Clan del Golfo, en la que ha prendido el ventilador de manera sorpresiva, se suspendió la audiencia, según la defensa de Otoniel, por orden de la Policía.

Una de las fuentes del caso le contó a SEMANA que la audiencia se suspendió de manera arbitraria y la defensa de Otoniel advirtió que habría sido el general Fernando Murillo, director de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín) de la Policía Nacional, quien habría pedido terminar la diligencia.

Desde su captura hasta hoy, se sabe que Otoniel guarda muchos secretos, entre ellos de hechos ocurridos desde la década de los noventa. Y ya ha dado puntadas de varios elementos históricos, incluso ha hablado de una posible alianza entre la Fuerza Pública y el paramilitarismo.

Fue una madrugada de octubre cuando arrancó una gigantesca operación contra el más importante jefe del narcotráfico en el mundo, máximo jefe del Clan del Golfo. Simultáneamente, desde Bogotá, Caucasia, Montería y Carepa despegaron 15 helicópteros artillados de la Policía y del Ejército, hacia al municipio de Turbo, en Antioquia.

En cuestión de horas fueron desembarcados cerca de 800 hombres de estas fuerzas, que se dividieron en pequeños grupos de 10 soldados acompañados por un hombre de inteligencia y otro de la Policía Judicial, conocedores de los más íntimos detalles de la vida, cotidianidad y costumbres del capo Otoniel, a quien le seguían el rastro desde hace años.

   “Soy quien buscan, soy Otoniel, respétenme la vida” fueron las primeras palabras que dijo a los comandos de las fuerzas especiales que lo capturaron. El capo del narcotráfico no opuso resistencia y fue sacado rápido de la zona y trasladado a la sede de la Dijín en Bogotá.
“Soy a quien buscan, soy Otoniel, respétenme la vida”, fueron las primeras palabras que les dijo a los comandos de las fuerzas especiales que lo capturaron. El capo del narcotráfico no opuso resistencia y fue sacado rápido de la zona y trasladado a la sede de la Dijín en Bogotá. | Foto: AFP / GETTY

En una casa rústica, con apariencia de rancho y camuflada entre árboles, estaba Otoniel. Muy cerca de la vereda La Pita, en Turbo, Antioquia. En esta zona históricamente hizo dominio criminal el exjefe paramilitar Carlos Castaño. La casa con techo de madera y paredes de ladrillo, muy pequeña, solo tenía dos habitaciones, una de ellas de Otoniel y la otra la compartían sus lugartenientes.

El imperio del capo se reducía a ese rancho, donde también tenía una especie de sala al aire libre, y un corral hechizo donde amarraban las bestias en las que se movilizaba por las trochas de la región evadiendo a las autoridades.

En esa casa, el último refugio de Otoniel, también encontraron motocicletas que utilizaban sus escoltas para hacer vigilancia, una nevera repleta de comida, víveres, paquetes de dulces y galletas sin azúcar que eran las que podía consumir el capo, quien tenía diabetes.